Ignacio Aldama




Ignacio Aldama
(1780 - 1811 )
Caudillo Insurgente


Nació el 7 de mayo de 1780 en San Miguel el Grande, Guanajuato, en donde vivió casi siempre. Hizo los estudios de abogado, de cuya profesión recibió título en la ciudad de México; pero deseando radicar en su pueblo natal, donde tal profesión era poco lucrativa, se dedico al comercio, en el que logró reunir 40 mil pesos, fortuna considerable en su época. Por invitación de su hermano, el capitán Juan Aldama, ingresó a las juntas de la segunda conspiración de independencia, en Querétaro, y a su vez organizó en San Miguel un grupo de vecinos dispuestos a tomar las armas o ayudar en alguna forma a la causa.

El 16 de septiembre de 1810, Ignacio Aldama se encontraba en Aculco, Guanajuato, con las familias de su hermano Juan y la propia, cuando se enteró de que la conspiración había sido descubierta y adelantado la fecha del levantamiento armado insurgente. Regresó entonces a San Miguel el Grande, donde preparó a sus adeptos para recibir a Hidalgo y sus huestes insurrectas; Hidalgo llegó y organizó en la ciudad el primer gobierno insurgente, nombrando presidente del ayuntamiento a Ignacio Aldama, por cuyo motivo el Colegio de Abogados lo borró de sus listas.

Al salir de esa ciudad las tropas levantadas, rumbo a Celaya, Ignacio Allende no quiso permanecer allí, por lo que, con su familia se unió al ejército y lo acompañó en sus primeras batallas, hasta la del Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, donde Hidalgo fuera definitivamente derrotado por Calleja. Ignacio Allende no tuvo mando de tropas, pero asistió a Hidalgo como abogado y consejero en asuntos legales, jurídicos y políticos aunque con el grado de capitán general y de generalísimo que le fue dado, sucesivamente. Por ello el gobierno español ofreció también 10 mil pesos por su cabeza, exceptuándolo del indulto concedido a los demás insurgentes que abandonaran las filas de la insurrección.

Él con el grado de Mariscal, figuró en el estado mayor de Hidalgo, y al lado de éste, durante los últimos meses de su actuación guerrera, en 1811. Después de la derrota de Puente de Calderón, cuando Allende, al mando de la tropa, por haber sido Hidalgo despojado de él, en vista de su impericia militar, decidió retirarse hacia el norte, para rehacerse halla, con la ayuda de los Estados Unidos de Norteamérica, Ignacio Aldama precedió a los viajeros. Había sido honrado con el título de embajador de la insurgencia ante los Estados Unidos de Norteamérica, a donde debería ir a gestionar auxilio y comprar armas; para ello recibió una fuerte cantidad de dinero, en efectivo y barras de plata, saliendo con su misión.

El 1o de marzo de ese mismo año, estalló en el norte de México una contrarrevolución, auspiciada por quienes tenían miedo, ante los descalabros sufridos por el ejército insurgente en Aculco y Puente de Calderón. El movimiento contrarrevolucionario lo dirigió el sacerdote José Manuel Zambrano, quien al saber que Ignacio Allende se encaminaba al norte del país, lo detuvo en Béjar, remitiéndolo prisionero a Monclova, en Coahuila, donde debería ser juzgado por los contrarrevolucionarios. Después de permanecer preso durante algunos meses, un consejo de guerra lo juzgó, condenándolo a muerte, el 20 del junio de 1811.

Ese mismo día fue fusilado, siendo el primer insurgente muerto fuera de campaña. La misma rebelión del padre Zambrano, con la cual se entendió Elizondo, fue la que aprendió más tarde a los demás caudillos de la insurgencia, entregándolos al gobierno virreinal para que juzgara, a los civiles en Chihuahua y a los eclesiásticos en Durango. Al concluir la guerra de independencia, en 1821, el nombre de Ignacio Aldama fue inscrito con letras de oro en el recinto de la Cámara de Diputados del México libre, juntamente con la de los principales caudillos.

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