Debido a la magnitud del imperio romano, imposible de controlar y custodiar, más los permanentes ataque de los bárbaros, el emperador Teodosio, en el siglo IV, dividió a este imperio en dos: el imperio romano de occidente, con capital en Roma y el imperio romano de oriente con capital en Constantinopla, también llamada Bizancio, de ahí que se lo conoce como imperio Bizantino.
Correspondió a esta época, el reinado de Justiniano, en que cuyo casi 40 años de reinado trató de conseguir toda la gloria y poder del antiguo imperio romano, para este nuevo territorio. Pero además de sus conquistas militares, este emperador se distinguió por la codificación del Derecho Romano, que escribió en el libro: Digesto, y que influyó directamente en nuestras leyes contemporáneas.
También se debe a este emperador la construcción de la monumental iglesia Santa Sofía, que quiso que fuera la única en el mundo, para la cual se necesitaron 10.000 hombres durante 5 años. Bizancio fue en el oriente el mayor centro de cultura, y mediante ella se trasmitió la cultura griega al occidente, debido al cuidado que tuvieron los bizantinos con todas sus obras maestras de la antigüedad. Se puede decir que los bizantinos fueron los bibliotecarios del mundo.
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