Rafael








Los desposorios de la Virgen
En Los desposorios de la Virgen (1504) de Rafael se aprecia el gran desarrollo de la perspectiva durante el alto renacimiento. Influida por Leonardo y Miguel Ángel, la obra de Rafael es única por su claridad y equilibrio compositivos.

Rafael (1483-1520), pintor renacentista italiano considerado como uno de los más grandes e influyentes artistas de todos los tiempos. En sus obras supo interpretar el ideal de belleza clásico propio del humanismo, convirtiéndose, junto con Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, en el máximo representante de la pintura del cinquecento.
Su nombre completo era Rafael Sanzio (o Santi) de Urbino. Nació en Urbino y su primera formación la adquirió de su padre, el pintor Giovanni Santi. Según la opinión de muchos historiadores del arte, también estudió con Timoteo Viti en Urbino y realizó bajo su influencia numerosas miniaturas, dentro de una atmósfera delicada y poética, como en Apolo y Marsias (Museo del Louvre, París) y El sueño del caballero (1501, National Gallery, Londres). En 1499 se trasladó a Perugia, en Umbría, y se convirtió en pupilo y ayudante del pintor Perugino, de quien asimiló las tonalidades claras y la dulzura y elegancia de sus composiciones. Durante este periodo realizó obras en un estilo muy próximo al de su maestro, hasta el punto de que han existido dudas respecto a algunas atribuciones.
Entre las obras de Rafael realizadas en Perugia destacan dos grandes composiciones: la tabla del retablo de Città di Castello, en la que representa la Crucifixión con dos ángeles, la Virgen y los santos Jerónimo, Magdalena y Juan Evangelista (1503, National Gallery, Londres) y Los desposorios de la Virgen (1504, Brera, Milán), obra pintada ya en Florencia. En este cuadro, la composición se inspira directamente en una pintura realizada por Perugino, pero la animación de las figuras y un nuevo concepto de profundidad espacial anuncian el estilo propio de Rafael.

PERIODO FLORENTINO
Dibujo de Rafael
Las formas redondas, suaves y de delicado sombreado son características del arte de Rafael. Es probable que este dibujo a sanguina fuera un estudio preliminar para un cuadro.

En el otoño de 1504, Rafael se trasladó a Florencia, donde permaneció hasta 1508. El arte florentino influyó de forma decisiva en el desarrollo de su pintura, que adquirió un marcado clasicismo derivado del estudio de la obra de reconocidos pintores contemporáneos suyos, como Leonardo da Vinci, el joven Miguel Ángel y Fra Bartolomeo, de quienes aprendió sus métodos de representación de luces y sombras, sus estudios anatómicos y sus actitudes dramáticas. En esta época cambió su forma de pintar, basada en las composiciones geométricas y el interés por la perspectiva, hacia unas maneras más naturales y suaves de gran claridad y equilibrio compositivo. Las figuras de Rafael recogen el ideal de belleza del renacimiento y de la devoción cristiana.
Su evolución durante el periodo florentino puede seguirse a través de sus numerosas madonnas (vírgenes). El primer ejemplo es la Madonna del Granduca (1504-1505, palacio Pitti, Florencia), donde la figura de Leonardo es particularmente evidente por la utilización del sfumato y la dulzura en el modelado. Ejemplos posteriores siguen reflejando esta influencia leonardesca en la expresión de serenidad y en los esquemas compositivos triangulares y equilibrados, como es el caso de La bella jardinera (1507-1508, Museo del Louvre, París) y La Virgen del jilguero (1505, Galería de los Uffizi, Florencia), en la que las referencias a Fra Bartolomeo y Miguel Ángel también están presentes, inspirándose en este último al colocar la figura del niño entre las rodillas de su madre. La última de las vírgenes florentinas, la Madonna del baldaquino (1508, palacio Pitti, Florencia), forma parte de un retablo y se asemeja estilísticamente a la obra de Fra Bartolomeo. El modelo de representación de la Virgen con el Niño creado por Rafael será imitado por diversos autores europeos, como el español Luis de Morales.


La Virgen del jilguero
La Virgen del jilguero (1505) es una de las primeras obras de las muchas que Rafael habría de pintar durante su vida sobre el tema mariano. El trabajo de los rostros y el manejo del claroscuro denotan la influencia de Leonardo da Vinci.

Durante este periodo también son abundantes sus representaciones de la Sagrada Familia como la Sagrada Familia del cordero (c. 1507, Museo del Prado, Madrid) o la Sagrada Familia Canigiani (1507-1508, Alte Pinakothek, Munich), donde se une al grupo santa Isabel, en las que refleja su preocupación por la relación entre las figuras a través de los gestos y las miradas, recogido sobre todo de las composiciones leonardescas.
Los encargos más importantes que Rafael recibió durante su estancia en Florencia procedían de Umbría. Su composición más original en este periodo es el Entierro de Cristo (1507, Galería Borghese, Roma). Forma parte de un retablo y muestra la fuerte influencia de Miguel Ángel en la disposición y actitudes de los cuerpos y en el tratamiento anatómico de los mismos.
PERIODO ROMANO
Julio II
Durante su pontificado, Julio II centró todos sus esfuerzos en reforzar la posición política de los Estados Pontificios. Con este objetivo se unió a la Liga de Cambrai contra Venecia y fundó la Liga Santa contra Francia. Muy interesado por el arte, afrontó la reforma urbanística de Roma y se rodeó de algunos de los mejores artistas de su época, como Rafael, quien le retrató en este célebre cuadro (1511-1512) que se conserva en la Galería de los Uffizi (Florencia, Italia).

En 1508, Rafael se trasladó a Roma, requerido por el papa Julio II a petición de Bramante, quien le encarga la decoración mural de cuatro pequeñas stanze (habitaciones) en el palacio de la Ciudad del Vaticano, nombrándole en 1509 pintor del palacio. Este encargo marca el comienzo de un periodo de intensa actividad en la que Rafael precisó de la ayuda de numerosos discípulos y alumnos, entre los que destaca Giulio Romano y Giovanni Penni.
En la bóveda de la primera de ellas, la estancia de la Signatura (1509-1511), están pintadas las alegorías personificadas de La teología, La filosofía, La poesía y La justicia, respondiendo a un programa iconográfico elaborado de las actividades intelectuales del hombre. En una de las paredes, bajo La teología, se sitúa La disputa del Sacramento, que representa el misterio de la Eucaristía; la escena queda dividida en dos zonas, la terrenal y la celestial.
La Escuela de Atenas, situada debajo de La filosofía, es probablemente la obra más famosa de toda su producción. El pintor ha ubicado la escena dentro de un espacio arquitectónico clásico. Las figuras se sitúan en una escalinata formando distintos grupos, presididos, en la zona central, por los dos grandes filósofos: Platón, ya anciano, y Aristóteles, acompañados por numeroso personajes, como Sócrates, Epicuro, Tolomeo, Pitágoras, Arquímedes e incluso algunos de sus contemporáneos, como Miguel Ángel en primer plano escribiendo sus sonetos, y otros sin identificar. La presencia de esculturas clásicas (Apolo y Minerva), así como las bóvedas de casetones y los espacios abiertos que dominan el edificio, crean un marcado efecto de perspectiva.
Escuela de Atenas
Escuela de Atenas (1510-1511) es uno de los frescos que Rafael pintó para decorar las estancias del Vaticano y que marca la madurez artística alcanzada durante sus años en Roma (1508-1520). En él aparecen Platón y Aristóteles (centro) así como otros filósofos y eruditos griegos. Está considerado como una obra maestra de la perspectiva y de la expresión de los ideales artísticos del renacimiento.

Bajo La poesía se encuentra el célebre Parnaso, en el que el dios Apolo aparece rodeado por las nueve musas y los grandes poetas (Homero, Virgilio, Dante, Boccaccio, y así hasta quince). El colorido es brillante y variado, y la composición está marcada por el equilibrio y la simetría, creando una escena de gran belleza. Por último, bajo La justicia, se puede observar el fresco Gregorio IX aprobando los Decretales.
La segunda estancia, la de Heliodoro (1512-1514), pintada por Rafael y sus discípulos, contiene escenas que representan el triunfo de la Roma católica sobre sus enemigos: La expulsión de Heliodoro del templo, La liberación de san Pedro, El encuentro de Atila y León Magno o El milagro de Bolsena, todos ellos ejemplos de liberaciones gracias a la intervención divina.
La última de las estancias, la del incendio del Borgo, narra el suceso ocurrido en el barrio romano del Borgo en el 847, cuando el papa León III consigue extinguir el incendio. Debido a sus numerosas actividades, sólo consiguió pintar parte de los murales de esta estancia; el resto corresponde a sus ayudantes, lo que hace que el efecto general sea menos armonioso y carezca del equilibrio propio de Rafael. La obra hace numerosas referencias a la antigüedad clásica y se anticipa al barroco por su marcado carácter teatral. De igual forma, para la cuarta cámara, simplemente realizó los bocetos preparatorios.
Tras la muerte del papa Julio II en 1513 y el ascenso de León X aumentan la influencia y las responsabilidades de Rafael. Se le nombra maestro mayor de la basílica de San Pedro en 1514, y un año después se le pone al frente de la dirección de todas las excavaciones arqueológicas en Roma y alrededores, preocupado por la conservación de los monumentos antiguos. Durante este periodo también diseñó diez tapices destinados a la Capilla Sixtina, donde se representaban los primeros días de la Iglesia y su conquista del mundo pagano, inspirándose en los Hechos de los Apóstoles y en los Evangelios. Esos cartones o dibujos, elaborados con pintura al temple, que se encuentran en la actualidad en el Museo Victoria y Alberto de Londres, combinan un nuevo y poderoso lenguaje con una mayor austeridad en el dibujo y el color, debido a las limitaciones impuestas por los tapiceros. Destaca también la decoración de la villa Farnesina, hacia 1513, que incluye El Triunfo de Galatea, muy influido por las pinturas murales de época romana.
RAFAEL, PINTOR Y ARQUITECTO
Además de estas empresas mayores, ejecutó cierto número de pinturas de caballete, entre las que destacan el retrato de Julio II (1511-1512); series de vírgenes, como la Madonna Sixtina (c. 1514, Gemäldegalerie, Dresde), y otras pinturas religiosas, como la Transfiguración (1517-1520, Vaticano), completada tras su muerte por el más notable de sus discípulos, Giulio Romano.
Es importante también su producción de dibujos sobre papel, tan célebres como muchas de sus pinturas. En ellos se expresa de forma más personal y directa, lo que hace que sean muy codiciados por museos y coleccionistas privados. Rafael demostró una espléndida capacidad como retratista, logrando reflejar en sus obras una intensa captación psicológica, como en el retrato de Baldassare Castiglione (1514-1515, Museo del Louvre, París), que inspirará posteriormente a Petrus Paulus Rubens y a Rembrandt, o en el de Julio II (1511-1512, National Gallery, Londres).
Rafael desempeñó también un importante papel como arquitecto; a la muerte de Bramante en 1514, fue encargado de continuar las obras de la basílica de San Pedro del Vaticano, realizando el patio de San Dámaso y su decoración. La Capilla Chigi en la iglesia de Santa Maria del Popolo, terminada en 1520, fue también proyectada y decorada por él inspirándose en motivos bramantescos, así como el palacio Branconio (derribado en el siglo XVII para dejar espacio a la gran columnata de Bernini) y la iglesia de San Eligio de los Orfebres (1510, Roma), que muestra también una gran influencia de Bramante.
La villa Madama es quizá la obra arquitectónica más ingeniosa de Rafael, destacando sobre todo por la nitidez y la armonía de sus volúmenes; sobresale además la decoración de estilo grotesco que imita la de antiguas construcciones romanas descubiertas por ese tiempo. Rafael fue una figura esencial en la evolución de la arquitectura, tanto en los motivos decorativos como en las líneas estructurales, a lo largo de las cuales se moverá la arquitectura manierista del cinquecento.
Rafael murió en 1520 en Roma, cuando sólo contaba 37 años. Su pintura, con un marcado carácter personal, consiguió integrar las influencias de los mejores maestros de su tiempo, convirtiéndose en un modelo de referencia para posteriores generaciones de artistas, como Ingres o los pintores prerrafaelistas.

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