Roberto Matta




Retrato del artista chileno Roberto Matta, uno de los pintores más influyentes de su país por sus contactos con los mundos artísticos parisino y neoyorquino. Su obra suele incluirse dentro de la corriente surrealista, aunque también hizo incursiones en el arte abstracto.


Roberto Matta (1911-2002), pintor chileno cuyas obras, de inspiración surrealista y metafísica, ilustran a través de imágenes oníricas la civilización tecnológica moderna.
Roberto Sebastián Antonio Matta Echaurren, éste era su nombre completo, nació el 11 de noviembre de 1911 en Santiago de Chile en el seno de una familia acomodada. Se formó como arquitecto en la Universidad Católica de su ciudad natal. En 1933, tras finalizar sus estudios, se trasladó a París, donde trabajó como delineante en el estudio del arquitecto franco-suizo Le Corbusier y entabló amistad con el pintor Marcel Duchamp. Durante su estancia en Europa viajó a España y conoció al poeta Federico García Lorca y al pintor surrealista Salvador Dalí. A través de éste entró en contacto con André Breton, el “Padre del surrealismo”, quien le invitó a formar parte del movimiento —fue expulsado en 1948 y readmitido once años más tarde—. En 1936 residió brevemente en Londres, donde trabajó para el arquitecto Walter Gropius y para László Moholy-Nagy. Sus primeras obras de orientación surrealista datan de esos años y pertenecen a la serie Morfologías psicológicas (1938).
Al estallar la II Guerra Mundial se trasladó a Estados Unidos. De 1939 a 1948 vivió en Nueva York, donde entabló una estrecha relación con el resto de los pintores surrealistas en el exilio, entre ellos, Max Ernst, Yves Tanguy y André Masson. Realizó su primera exposición individual en 1940 en la galería Julien Levy. Ejerció una influencia decisiva en la obra de Arshile Gorky y en la creación del expresionismo abstracto. Sus obras de esos años están pobladas de extraños autómatas híbridos y de criaturas parecidas a insectos, como en Eros precipitado (1944, Museo de Arte Moderno, Nueva York). Tras abandonar Estados Unidos volvió a Europa y se estableció en Roma y en París, aunque nunca perdió el contacto con sus orígenes chilenos.
A lo largo de su dilatada carrera, Matta pasó de un surrealismo poblado de formas orgánicas que flotan en un espacio cósmico (décadas de 1930 y 1940), a un estilo más cercano al expresionismo, con tintes políticos (décadas de 1950 y 1960). Algunas de sus obras más significativas son La tierra es un hombre (1941), La cuestión Djamila, inspirada en la Guerra Civil española (1962, Premio Marzotto), y Sobre el estado de la unión (1965). Admirador de la política y la persona de Salvador Allende, participó en la serie de protestas y manifestaciones que se desencadenaron tras el golpe del Estado de Augusto Pinochet. Entre otros galardones y distinciones, Matta había recibido en 1992 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Falleció el 23 de noviembre de 2002 en Civitavecchia, cerca de Roma.


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