García Márquez




Gabriel José de la Concordia García Márquez es un novelista colombiano, escritor de cuentos, guionista y periodista. Nacido en la Región Caribe, en el municipio de Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Es conocido familiarmente como "Gabo " (y también Gabito) (hipocorístico guajiro para Gabriel), desde que su compañero del diario bogotano El Espectador, José Salgar, comenzara a llamarle así. En 1958, se casó con Mercedes Barcha, tienen dos hijos, Rodrigo y Gonzalo.
Es considerado uno de los autores más significativos del siglo XX. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982, según la laudatoria de la Academia Sueca "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente". Su novela más reconocida internacionalmente es Cien años de soledad.

Biografía

Infancia


Mural García Marquez en Aracataca.
Nació en Aracataca, en el departamento costeño de Magdalena, Colombia, el domingo 6 de marzo de 1927 (aunque algunas fuentes insisten en 1928, como año de nacimiento, cuando en 2007 celebró sus 80 años y 40 años de Cien Años de Soledad). Hijo de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Poco después de su nacimiento, su padre se convirtió en farmacéutico. En enero de 1929, sus padres se mudaron a Barranquilla. Fue criado por sus abuelos maternos, el coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, en Aracataca. En 1936 cuando tenía ocho años, su abuelo murió, y se trasladó a Barranquilla donde su padre era farmacéutico.
Cuando sus padres se enamoraron se opuso a su relación el padre de Luisa, el Coronel. Gabriel Eligio García no era el hombre que el coronel había previsto para ganar el corazón de su hija: Él (Gabriel Eligio) es un conservador, y tenía la reputación de ser un mujeriego. Gabriel Eligio le dio a Luisa serenatas con su violín, poemas de amor, innumerables cartas, e incluso después de los mensajes telegráficos. Su padre la envió fuera de la ciudad con la intención de separar a la joven pareja. Ellos intentaron todo para deshacerse del hombre. Su familia finalmente capituló y se le dio permiso para casarse con Gabriel Eligio. (La tragicomedia historia de su cortejo más tarde sería adaptado y refundida como El amor en los tiempos del cólera por su hijo Gabriel García Márquez.)
Dado que los padres de García Márquez fueron más o menos ajenos a él durante los primeros años de su vida, de sus abuelos recibío una fuerte influencia. Su abuelo, a quien llamaba "Papalelo", fue un de los liberales de la Guerra de los Mil Días. El coronel era considerado un héroe por los liberales de Colombia y era muy respetado. Él fue muy conocido por su negativa a permanecer en silencio sobre la Masacre de las bananeras en la que murieron cientos de personas a manos de las Fuerzas Armadas de Colombia hecho que plasmaría García Márquez en su obra. El coronel, a quien García Márquez ha descrito como su "cordón umbilical con la historia y la realidad", fue también un excelente narrador. Le enseñó lecciones a García Márquez como, por ejemplo, leer el diccionario. Lo llevaba al circo cada año, y fue el primero en introducir a su nieto, en el "milagro" del hielo que se encontraba en la tienda de la United Fruit Company. Asimismo, de vez en cuando le decía a su joven nieto, "No se puede imaginar la cantidad del peso de un muerto ", recordándole que no había más carga que la de haber matado a un hombre, una lección que García Márquez, más tarde, integraría en sus novelas.
García Márquez recibío una gran influencía en la política e ideología por las historias de su abuelo. En una entrevista, García Márquez le dijo a su amigo Plinio Apuleyo: "Mi abuelo el coronel era un liberal. Mis ideas políticas probablemente vinieron de comenzar con él, porque, en lugar de los cuentos de hadas cuando yo era un niño, él me regaló terribles cuentos de la última guerra civil entre los liberales y el gobierno conservador. "Eso influyó en sus opiniones políticas y en su obra literaria a fin de que la técnica de la misma manera que su carrera de escritor inicialmente tomó forma de consciencia en oposición a la situación literaria colombiana, García Márquez socialista y antiimperialista mostró su opinión en oposición a la actual situación mundial dominada por los Estados Unidos".
La abuela de García Márquez, Doña Tranquilina Iguarán Cotes, también desempeñó un papel influyente en su educación. Él fue inspirado por la forma en que "el extraordinario trato como algo perfectamente natural". La casa estaba llena de historias de fantasmas y premoniciones, augurios y signos, todos los cuales fueron ignorados. De acuerdo con García Márquez, "ésta fue el origen de la mágica, supersticiosa y sobrenatural visión de la realidad". Él disfrutó de su abuela la única forma de contar historias. No importa cuán fantástico o improbable sus declaraciones, siempre que las entregó como si fueran la verdad irrefutable. Se trata de un estilo que, unos treinta años más tarde, su nieto sería influido en su novela más popular, Cien años de soledad.
Su niñez está relatada en sus memorias Vivir para contarla. En 2007 regresó a Aracataca, después de 24 años de ausencia, para un homenaje que le rindió el gobierno colombiano al cumplir sus 80 años de vida y 40 de la primera publicación de Cien años de soledad.

Educación

En 1936 murió el coronel Nicolás Márquez, motivo que desplazó a Gabriel García Márquez a Sincelejo, Sucre, con sus padres, para meses después trasladarse a Barranquilla a estudiar. Cursó los primeros grados de secundaria en el colegio jesuita San José (hoy Instituto San José) desde 1940. En San José, publicó sus primeros poemas en la revista escolar Juventud. En una visita a sus padres en Sucre, se encontró con Mercedes Barcha en un baile de estudiantes, y supo enseguida que tenía la intención de casarse con ella cuando terminara con sus estudios.
En 1943, se le concedió una beca para asistir al Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, una ciudad cercana al norte de Bogotá, al terminar los dos últimos años de bachillerato en el Liceo Nacional de Varones, hoy (Colegio Nacional San Juan Bautista de La Salle). En una entrevista, señaló García Márquez:
"Durante este período leí una amplia variedad de clásicos europeos, españoles y de literatura colombiana. Si yo no tenía nada que hacer y evitaba aburrirme me metía en la biblioteca de la escuela, donde tenía la Aldeana colección. ¡Leí todo! ... ¡Desde el primer volumen hasta el último! Leí El Carnero, memorias, biografías ... ¡leí todo! Por supuesto, cuando llegué a mi último año en la escuela secundaria, sabía más que el profesor".
Después de su graduación en 1947, García Márquez se fue a Bogotá con la intención de estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá). Comenzó a estudiar de derecho en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Si bien en Bogotá, García Márquez tuvo un programa de auto-lectura. La Metamorfosis de Franz Kafka "en la falsa traducción de Jorge Luis Borges" fue un trabajo especial que lo inspiró. Él estaba emocionado con la idea de que podría escribir, literatura no tradicional sino en un estilo que más similar a las historias de su abuela que se "inserta en un extraño acontecimientos ordinarios de configuración y las anomalías como si fueran simplemente un aspecto de la vida cotidiana". Sus deseos de ser escritor se hacía mayor. Poco después, publicó su primer cuento La tercera resignación que apareció en el 13 de septiembre de 1947 en la edición del diario El Espectador.
Aunque su pasión era la escritura, continuó con la carrera de derecho en 1948 para complacer a su padre. Después del llamado "Bogotazo" en 1948, sangrientos disturbios que se desataron el 9 de abril a causa del magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, la universidad cerró indefinidamente y su pensión fue incendiada y, por tanto, García Márquez se trasladó a la Universidad de Cartagena y empezó a trabajar como reportero de El Universal. En 1950, se rindió en la idea de convertirse en un abogado para centrarse en el periodismo. Se trasladó de nuevo a Barranquilla para trabajar como columnista y reportero en el periódico, El Heraldo. Aunque García Márquez nunca terminó la universidad, la Universidad de Columbia de Nueva York le otorgó un doctorado honorario de letras en 1971.

Periodismo

García Márquez comenzó su carrera como periodista mientras estudiaba derecho en la universidad. En 1948 y 1949 escribió para el diario El Universal de Cartagena. Desde 1950 hasta 1952, escribió una "caprichosa" columna con el nombre de "Septimus" para el periódico local El Heraldo de Barranquilla. García Márquez tomó nota de su tiempo en El Heraldo. Durante este tiempo se convirtió en un miembro activo del grupo informal de escritores y periodistas conocidos como el Grupo de Barranquilla, una asociación que fue una gran motivación e inspiración para su carrera literaria. Trabajó con figuras de inspiración como José Félix Fuenmayor, el catalán Ramón Vinyes: Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda, Germán Vargas, Alejandro Obregón, Orlando Rivera "Figurita", Julio Mario Santo Domingo, entre otros. García Márquez, utilizaría, por ejemplo, a Ramón Vinyes, que sería representado como un sabio catalán, propietario de una librería en Cien años de soledad. En este momento, García Márquez leyó las obras de escritores como Virginia Woolf y William Faulkner. William Faulkner influenció a García Márquez en sus técnicas narrativas, temas históricos y la utilización de localidades provinciales. El medio ambiente de Barranquilla dio a García Márquez una educación literaria al nivel mundial y le proporcionó una perspectiva única sobre la cultura del Caribe.
En 1954 por petición de Álvaro Mutis, García Márquez regresó a Bogotá en 1954, donde trabajó en El Espectador como reportero y crítico de cine.
En 1960 tras el triunfo de la revolución cubana fue a La Habana y trabajó en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano Prensa Latina e hizo amistad con Ernesto Guevara
En 1994, junto con su hermano Jaime García M. y Jaime Abello Banfi, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano - FNPI, que tiene como objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermoprieto y Jon Lee Anderson, y de estimular nuevas formas de hacer periodismo. García Márquez sigue siendo el presidente de la fundación.

Relato de un náufrago

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Fue una serie de catorce artículos de noticias que terminó en controversia, a nivel nacional con su último escrito en la editorial de El Espectador, en el que reveló la historia oculta de cómo el destructor A.R.C Caldas naufragó. García Márquez recopilo esta historia a través de entrevistas con un joven marinero Luis Alejandro Velasco que sobrevivió al naufragio. La publicación de los artículos que dio lugar a la controversia pública, ya que el descrédito de la cuenta oficial de los acontecimientos, que culpo a una tormenta del naufragio.
En respuesta a esta controversia de El Espectador, García Márquez fuera enviado a Europa para ser un corresponsal extranjero. Escribió sus experiencias en El Independiente, un periódico que ha sustituido a El Espectador brevemente durante el gobierno militar del General Gustavo Rojas Pinilla y más tarde fue cerrado por las autoridades colombianas. El Crítico literario Bell-Villada señaló "Debido a sus pasos por las experiencias en el periodismo, García Márquez es de todos los grandes autores de la vida que está más cercana a la realidad cotidiana".

Matrimonio y familia

García Márquez se reunió con Mercedes Barcha, que habían estado esperando a terminar la escuela para casarse. Cuando fue enviado a Europa como corresponsal extranjero. Finalmente en Barranquilla se casó con Mercedes Barcha. Al año siguiente, nació su primer hijo, Rodrigo García Barcha, ahora director de cine y televisión.
En 1961 se instaló en Nueva York como corresponsal de Prensa Latina. Al recibir amenazas y críticas de la CIA [cita requerida] y de los exiliados cubanos, que no compartían el contenido de sus reportajes, decidió trasladarse a México. Posteriormente se establecieron en la Ciudad de México. García Márquez le hubiera gustado quedarse en el sur de los Estados Unidos, ya que había servido de inspiración a los escritos de su admiración como William Faulkner. Tres años después, nació el segundo hijo, Gonzalo. Actualmente un diseñador gráfico en Ciudad de México.

La Hojarasca

Artículo principal: La Hojarasca
Es su primera novela que le tomó siete años para encontrar un editor, que finalmente se publicó en 1955. García Márquez señala que "de todo lo que había escrito (a partir de 1973), La Hojarasca fue su favorito porque consideraron que era la más sincera y espontánea." Todos los eventos de la novela tienen lugar en la casa del medico, durante un período de media hora el miércoles 12 de septiembre de 1928. Es la historia de un viejo coronel (similar a la del propio García Márquez, abuelo) que intenta dar sepultura a un médico francés impopular. El coronel sólo es ayudado por su hija y su nieto. La novela analiza la primera experiencia del nieto con la muerte, siguiendo su flujo de la conciencia. Además, el libro revela el punto de vista de Isabel, la hija del coronel.

Cien años de soledad

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García Márquez siempre, había querido escribir una novela basada en la casa de sus abuelos donde él creció. Sin embargo, se esforzaba por encontrar un tono de narración apropiado, hasta que un día encontró la respuesta durante un viaje con su familia a Acapulco. Le dio la vuelta al auto y volvieron a casa para que pudiera empezar a escribir. Él vendió su automóvil para que su familia tuviera dinero para vivir mientras él escribía, pero la escritura de la novela tomo mucho más tiempo del que esperaba, estuvo escribiendo todos los días durante dieciocho meses. Su esposa tuvo que pedir comida a crédito en la carnicería y la panadería, así como nueve meses de alquiler a crédito con el propietario. Afortunadamente, cuando el libro fue finalmente publicado en 1967 se convirtió en su mayor éxito comercial, Cien años de soledad. Es una crónica de la historia de varias generaciones de la familia Buendía desde el momento en que encontró el pueblo de ficción (Macondo) de América del Sur. Macondo a través de sus pruebas y tribulaciones, los casos de incesto, los nacimientos y las defunciones. La historia de Macondo es a menudo encontrado por la crítica generalizada de representar a los pueblos rurales de toda América Latina, o al menos Aracataca, el pueblo natal de García Márquez.
Esta novela fue muy popular y llevó a García Márquez a obtener el Premio Nobel, así como el Premio Rómulo Gallegos en 1972. William Kennedy la ha llamado "la primera pieza de literatura desde el Libro del Génesis que debe ser de lectura obligatoria para toda la raza humana", y cientos de artículos y libros de crítica literaria se han publicado en respuesta a la misma. Sin embargo, el propio García Márquez no entiende completamente el éxito de este libro: "La mayoría de los críticos no se dan cuenta de que una novela como Cien años de soledad es un poco de una broma, lleno de señales a los amigos cercanos, y así, con algunos pre-ordenado derecho a pontificar que asumir la responsabilidad de la decodificación de los libros y el riesgo de terribles tontos de sí mismos". La obra es considerada como un gran referente del Realismo mágico.

Fama



García Márquez firmando autografos en la Habana, Cuba.
Después de escribir Cien años de soledad de García Márquez regresó a Europa, esta vez se instala en Barcelona, (España) donde viviría durante siete años entablando relación con numerosos intelectuales.
El reconocimiento internacional que obtuvo con la publicación de la novela llevó a su capacidad para actuar como mediador en las negociaciones entre el gobierno colombiano y la guerrilla, entre ellos el Movimiento M-19, y las actuales organizaciones de las FARC y el ELN.
La popularidad de su escritura también condujo a la amistad con poderosos líderes, incluyendo una con el ex presidente cubano Fidel Castro, que ha sido analizado en Gabo y Fidel: Retrato de una amistad. En una entrevista con Claudia Dreifus en 1982, dice que su relación con Castro, se basa fundamentalmente en la literatura: "La nuestra es una amistad intelectual. Puede que no sea ampliamente conocido que Fidel es un hombre culto. Cuando estamos juntos, hablamos mucho sobre la literatura". Otros han criticado a García Márquez por esta relación. El escritor cubano Reinaldo Arenas, en 1992 en sus memorias Antes que anocheza, señala que García Márquez estaba con Castro, en 1980 en un discurso en el que este último acusó a los refugiados recientemente asesinados en la embajada de Perú de ser "chusma"; Arenas amargamente recuerda a compañeros del escritor homenajear por ello con "hipócritas aplausos" a Castro.
También debido a su fama y su nueva abiertamente puntos de vista sobre el Imperialismo Estados Unidos, fue etiquetado como subversivo y por muchos años se le negó el visado estadounidense por las autoridades de inmigración. Sin embargo, después de que Bill Clinton fue elegido presidente de Estados Unidos, que finalmente levantó la prohibición de viajar y afirmó que Cien años de soledad es su novela favorita. Hay una calle en el Este de Los Ángeles, California que lleva su nombre.
En 1981 decidió asilarse en México, donde reside hasta la fecha, a causa de la persecución política del gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982).

El amor en los tiempos del cólera

Artículo principal: El amor en los tiempos del cólera
Se publicó por primera vez en 1985. Está basada en las historias de dos parejas. La joven Fermina Daza y Florentino Ariza. Inspirada en la historia de amor de los padres de García Márquez. Sin embargo, como García Márquez explica en una entrevista: La única diferencia es que mis padres se casaron. Y tan pronto como se casaron, ya no eran interesantes como figuras literarias". El amor de los ancianos se basa en la historia de un periódico sobre la muerte de dos estadounidenses, que se unieron con casi ochenta años de edad, que se reunían todos los años en Acapulco. Estaban en un barco y un día fueron asesinados por el barquero con sus remos. García Márquez señala: "A través de su muerte, la historia de su romance en secreto se hizo conocida. Yo estaba fascinado con ella. Eran cada casado con otras personas".

Enfermedad

En 1999, le fue diagnosticado cáncer linfático. La quimioterapia proporcionada por un hospital de Los Ángeles, ha demostrado ser exitoso, y la enfermedad entró en remisión. Esto llevo a García Márquez a empezar a escribir sus memorias: "Yo he reducido las relaciones con mis amigos bajo mínimo, desconectando el teléfono, cancelando los viajes y todo tipo de planes actuales y futuros... y yo bloqueado para escribir todos los días sin interrupción", dijo a El Tiempo, el periódico colombiano.
En 2000, su inminente muerte se informó incorrectamente por el diario peruano La República. Al día siguiente otros periódicos publicaron su supuesto despedida despedida, "La Marioneta""La Marioneta", el cual fue posteriormente desmentido ser de García Márquez, en una entrevista,[2] pero poco después de García Márquez negó ser el autor del poema, se determinó que el trabajo es de un ventrílocuo mexicano.Johnny Welch.

Trabajos recientes

En 2002, García Márquez publicó las memorias Vivir para contarla, la primera de sus autobiografías de tres volúmenes. En 2004 su más reciente novela Memoria de mis putas tristes, una historia de amor que sigue el romance de un hombre de noventa años y su pubescente concubina. Este libro causó controversia en Irán, donde se prohibió después de 5.000 ejemplares impresos y vendidos.
En mayo de 2008, se anunció que el autor estaba terminando una nueva novela, "una novela de amor" que aún no se ha dado un título, que se publicará en el 2009.

Obras

  • Ojos de perro azul, 1950 (Sólo el cuento con este nombre).
  • La Hojarasca, 1955.
  • Relato de un náufrago (edición en formato de serie periódica), 1955.
  • El caníbal , 1955.
  • Un día después del sábado, 1955.
  • La mala hora, 1961.
  • El coronel no tiene quien le escriba, 1961.
  • Los funerales de Mamá Grande, 1962.
  • Rosas artificiales 1962.
  • Cien años de soledad, 1967.
  • Un señor muy viejo con unas alas enormes, 1968
  • Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, 1968.
  • Relato de un náufrago (edición en formato libro), 1970.
  • La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, 1972.
  • Cuando era feliz e indocumentado, 1973.
  • Ojos de perro azul, 1973 (libro recopilatorio de cuentos; aparece por primera vez ese año, pero no será hasta la edición de 1974 de Plaza & Janés cuando se publicará la versión definitiva con todos los cuentos que lo componen).
  • Chile, el golpe y los gringos, 1974.
  • El otoño del patriarca, 1975.
  • Todos los cuentos (1947-1972), 1976.
  • De viaje por los países socialistas, 1978.
  • Crónica de una muerte anunciada, 1981.
  • Textos costeños, 1981.
  • Viva Sandino, 1982.
  • El olor de la guayaba, 1982.
  • El secuestro, 1982.
  • El asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo, 1983.
  • Eréndira, 1983.
  • El amor en los tiempos del cólera, 1985.
  • Las aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile, 1986.
  • El general en su laberinto, 1989.
  • Doce cuentos peregrinos, 1992.
  • Diatriba de amor contra un hombre sentado, 1994.
  • Del amor y otros demonios, 1994.
  • Noticia de un secuestro, 1996.
  • Obra periodística 1: Textos costeños (1948-1952).
  • Obra periodística 2: Entre cachacos (1954-1955).
  • Obra periodística 3: De Europa y América (1955-1960).
  • Obra periodística 4: Por la libre (1974-1995).
  • Obra periodística 5: Notas de prensa (1980-1984).
  • Vivir para contarla, 2002.
  • Memoria de mis putas tristes, 2004.

Estilo

Si bien hay ciertos aspectos que casi siempre los lectores pueden esperar en la escritura de García Márquez, al igual que los casos de humor, que no se adhieren a cualquier estilo claro y predeterminado plantilla. En una entrevista con Marlise Simons, señaló García Márquez:
"En todos los libros que tratan de hacer un camino diferente [...]. Uno no elige el estilo. Usted puede investigar y tratar de descubrir cuál es el mejor estilo sería un tema. Pero el estilo está determinado por el tema, por el estado de ánimo de los tiempos. Si trata de usar algo que no se adecua, simplemente no funcionará. A continuación, los críticos en torno a construir teorías que ven las cosas y yo no había visto. Sólo responden a nuestra forma de vida, la vida del Caribe".
García Márquez también es conocido por dejar fuera aparentemente detalles importantes y eventos de manera que el lector se ve obligado en un rol más participativo en la historia de desarrollo. Por ejemplo, en El coronel no tiene quien le escriba los personajes principales no se dan nombres. Esta práctica se ve influida por las tragedias griegas, como Antígona y Edipo rey, en el que ocurren eventos importantes fuera de la etapa y se dejan a la imaginación del público.,

Realismo y realismo mágico

El realismo es un tema importante en todas las obras de García Márquez. Él ha dicho de sus primeros trabajos (con la excepción de la Hojarasca): El coronel no tiene quien le escriba, La Mala Hora y Los funerales de la Mama Grande reflejan la realidad de la vida en Colombia y este tema determina la estructura racional de los libros. No me arrepiento de haber escrito, pero pertenecen a un tipo de literatura premeditada que ofrece una visión de la realidad demasiado estática y exclusiva.
En sus otras obras ha experimentado más con enfoques menos tradicionales a la realidad, de modo que lo más terrible, lo más inusual se dice con expresión impasible.[3] Un ejemplo comúnmente citado es la ascensión espiritual y física al cielo de un personaje, mientras está colgando la ropa para secar en Cien años de soledad. El estilo de estas obras se inscribe en el concepto de lo "real maravilloso" descrito por el escritor cubano Alejo Carpentier y ha sido etiquetado como realismo mágico.[4] El crítico literario Michael Bell propone una interpretación alternativa para el estilo de García Márquez, por cuanto la categoría de realismo mágico ha sido criticada por ser dicotomizadora y exotizadora: lo que está realmente en juego es una flexibilidad psicológica que es capaz de habitar nada sentimentalmente el mundo diurno mientras se mantiene abierta a las incitaciones de aquellos dominios que la cultura moderna tiene, por su propia lógica interna, necesariamente marginalizados o represados.[5] García Márquez y su amigo Plinio Apuleyo Mendoza discuten su trabajo de un modo similar, "El tratamiento de la realidad en tus libros... ha recibido un nombre, el de realismo mágico. Tengo la impresión de que tus lectores europeos suelen advertir la magia de las cosas que tú cuentas, pero no ven la realidad que las inspira". "Seguramente porque su racionalismo les impide ver que la realidad no termina en el precio de los tomates o de los huevos".[6]

Temas

Soledad

El tema de la soledad atraviesa gran parte de las obras de García Márquez. Pelayo observa como, "El amor en los tiempos del cólera, como todos los trabajos de Gabriel García Márquez , explora la soledad de la persona y de la especie humana ... retrató a través de la soledad del amor y de estar en amor".
En respuesta a Plinio Apuleyo pregunta: "Si la soledad es el tema de todos sus libros, donde debemos buscar las raíces de este exceso? En su infancia tal vez?" García Márquez respondió: "Creo que es un problema de todo el mundo tiene. Toda persona tiene su propia forma y los medios de expresar la misma. La sensación impregna la labor de tantos escritores, aunque algunos de ellos pueden expresar lo inconsciente".
En su discurso de aceptación del Premio Nobel, "La soledad de América Latina", que se refiere este tema de la soledad relacionado con América Latina, "La interpretación de nuestra realidad a través de los patrones no los nuestros, sólo sirve para hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios."

Macondo

Otro tema importante en la obra de García Márquez es la labor del establecimiento de la aldea que él llama Macondo. Él usa su ciudad natal de Aracataca, Colombia, como una referencia geográfica para crear esta ciudad imaginaria, pero la representación del pueblo no se limita a esta área específica. García Márquez comparte, "Macondo no es tanto un lugar como un estado de ánimo." Aun cuando sus historias no tienen lugar en Macondo, a menudo hay todavía una falta de especificidad en consonancia con la ubicación. Así, mientras que a menudo se "de una costa Caribe y Andina un interior ... no especificado de otra manera, de acuerdo con García Márquez del evidente intento de captura de un mito más generales regionales en lugar de dar un análisis político". "Este pueblo de ficción se ha convertido en notoriamente conocido en el mundo literario". Dice Stavans Macondo, "su geografía y los habitantes constantemente invocada por los profesores, los políticos, y agentes... "lo hace" ... difícil de creer que es una pura invención." En La Hojarasca García Márquez describe la realidad del auge del banano en Macondo, que incluyen un período aparante de "gran riqueza" durante la presencia de empresas de los Estados Unidos. y un período de depresión con la salida de las empresas norteamericanas relacionadas con el banano. Además, Cien años de soledad se lleva a cabo en Macondo y narra la historia completa de la ciudad ficticia desde su fundación hasta su desaparición con el último Buendia.
En su autobiografía, García Márquez explica su fascinación por la palabra y el concepto Macondo. Él describe un viaje que hizo con su madre de vuelta a Aracataca:
"El tren se detuvo en una estación que no tenía ciudad, y un rato más tarde pasó la única plantación de banano a lo largo de la ruta que tenía su nombre escrito en la puerta: Macondo. Esta palabra ha atraído mi atención desde que los primeros viajes que había hecho con mi abuelo, pero sólo he descubierto como un adulto que me gustaba su resonancia poética. Nunca he oído decir, y ni siquiera me pregunto lo que significa...me ocurrió al leer en una enciclopedia que se trata de un árbol tropical parecido a la Ceiba"

La Violencia

En varias de las obras de García Márquez, entre ellas El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, y La Hojarasca, las referencias que la violencia, "la brutal guerra civil entre conservadores y liberales que se prolongó en la década de 1960, causando la muerte de varios cientos de miles de colombianos. "A lo largo de todas sus novelas hay sutiles referencias a la violencia, por ejemplo, en virtud de diversos personajes que viven situaciones injustas, como el toque de queda, la censura de prensa. La mala hora, que no es una de las más famosas novelas de García Márquez, se destaca por su representación de la violencia con su "imagen fragmentada de la desintegración social provocada por la violencia".
Sin embargo, aunque García Márquez no retratan la naturaleza corrupta y las injusticias de los tiempos como la violencia, se niega a usar su trabajo como una plataforma para la propaganda política. "Para él, el deber del escritor revolucionario es escribir bien, y el ideal es una novela que se mueve su lector por su contenido político y social, y, al mismo tiempo, por su poder para penetrar en la realidad y exponer su otra cara."

Legado

García Márquez es una parte importante del Boom latinoamericano de la literatura. Su obra ha desafiado a los críticos de la literatura colombiana con el paso de la crítica conservadora que ha sido dominante antes de que el éxito de Cien años de soledad. En una revisión de la crítica literaria de Robert Sims dijo:
"García Márquez sigue una larga sombra emitida en Colombia, América Latina y los Estados Unidos. Críticas de obras en el 1982 el Premio Nobel industriales han alcanzado la proporción y no muestran signos de ceder. Por otra parte, García Márquez ha galvanizado a la literatura colombiana en una forma sin precedentes dando un gran impulso a la literatura colombiana. De hecho, se ha convertido en una piedra de toque para la literatura y la crítica a través de las Américas como parte de su trabajo ha creado una cierta atracción-repulsión entre los críticos y escritores, mientras que los lectores sigan devorar nuevas publicaciones. Nadie puede negar que García Márquez ha ayudado a rejuvenecer, reformular y recontextualize la literatura y la crítica en Colombia y el resto de América Latina".

Premio Nobel de 1982

En 1982, García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".[7] Su discurso de aceptación fue titulado "La soledad de América Latina". García Márquez fue el primer colombiano y el cuarto latinoamericano en ganar un Premio Nobel de Literatura. Después de convertirse en Premio Nobel, García Márquez dijo a un corresponsal: "Yo tengo la impresión de que al darme el premio han tenido en cuenta la literatura del subcontinente y me han otorgado como una forma de adjudicación de la totalidad de esta literatura".

Premios y reconocimientos recibidos

  • Premio de la Novela ESSO por "La mala hora" (1961)
  • Doctorado honoris causa de la Universidad de Columbia en Nueva York (1971)
  • Medalla de la legión de honor francés en París (1981)
  • Condecoración Águila Azteca en México (1982)
  • Premio Nobel de Literatura en Estocolmo (1982)
  • Premio cuarenta años del Círculo de Periodistas (1985)
  • Miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá (1993)
  • Doctorado honoris causa de la Universidad de Cádiz (1994)

Incursión en el cine

García Márquez ha desarrollado un interés particular por el cine; ya en su etapa juvenil en Barranquilla, conjuntamente con el pintor Enrique Grau, el escritor Álvaro Cepeda Samudio y el fotógrafo Nereo López, participa en la realización del cortometraje surrealista La langosta azul.
Posteriormente, en la década de 1950, estudia la carrera de cine en el Centro Sperimentale Di Cinematografia di Roma (Cinecittà), teniendo como condiscípulos al argentino Fernando Birri y al cubano Julio García Espinosa, que más tarde serían considerados fundadores del llamado Nuevo Cine Latinoamericano. Los tres personajes han declarado en reiteradas oportunidades el impacto que supuso para ellos ver la película Milagro en Milán, de Vittorio de Sica, así como también asistir al nacimiento del neorrealismo italiano, tendencia ésta que los hizo vislumbrar la posibilidad de realizar cine en América Latina siguiendo las mismas técnicas. Es preciso anotar que esta estancia en Roma sirvió para que el escritor aprendiera varios de los entresijos que comporta el quehacer cinematográfico, en tanto y cuanto compartió largas horas de trabajo en moviola al lado del guionista Cesare Zavattini. Este particular afinó en García Márquez una precisión cinematográfica a la hora de narrar con imágenes, que más tarde usaría como parte de su trabajo en ciudad de México. García Márquez preside desde 1986 la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que tiene sede en La Habana.
Se tiene conocimiento de que muchas obras cinematográficas mexicanas de los años 1960 fueron escritas por García Márquez, quien al igual que muchos intelectuales de la época firmó los guiones con seudónimo. Memorables son, en todo caso, El gallo de oro (1964), de Roberto Gavaldón, y Tiempo de morir (1966), de Arturo Ripstein. La primera, basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo, coescrita junto con el propio autor y el también escritor mexicano Carlos Fuentes, fue protagonizada por Ignacio López Tarso, Narciso Busquets y Lucha Villa, y fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa. La segunda, western filmado inicialmente por Ripstein, tuvo su secuela casi 20 años más tarde bajo la tutela de Jorge Alí Triana. Rodrigo García ha anunciado una nueva versión cinematográfica del guión para el 2007.
Además de las tres películas citadas, entre 1965 y 1985, García Márquez participó directamente en los siguientes filmes: En este pueblo no hay ladrones (1965), de Alberto Isaac; Juego peligroso (segmento "HO") (1966), de Luis Alcoriza y Arturo Ripstein; Patsy mi amor (1968), de Manuel Michel; Presagio (1974), de Luis Alcoriza; La viuda de Montiel (1979), de Miguel Littín; María de mi corazón (1979), de Jaime Humberto Hermosillo; El año de la peste (1979), de Felipe Cazals (adaptación del libro de Daniel Defoe El diario de la peste), y Eréndira (1983), de Ruy Guerra.
En 1986, conjuntamente con sus dos condiscípulos del Centro Sperimentale Di Cinematografia, y, apoyados por el Comité de Cineastas de América Latina, funda la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, en Cuba, institución a la cual le dedicará tiempo y dinero de su propio bolsillo para apoyar y financiar la carrera de cine de jóvenes provenientes de América Latina, el Caribe, Asia y África. A partir del año siguiente, en dicho centro se dedicará a impartir el taller Cómo se cuenta un cuento, fruto del cual salen innumerables proyectos audiovisuales, amén de varios libros sobre dramaturgia.
En 1987 Francesco Rosi dirige la adaptación de Crónica de una muerte anunciada, protagonizada por Rupert Everett, Ornella Muti, Gian Maria Volonté, Irene Papas, Lucía Bosé y Anthony Delon. El título es unánimemente declarado una floja adaptación del cuento original.
En 1988 se producen y exhiben: Un señor muy viejo con unas alas enormes, de Fernando Birri, con Daisy Granados, Asdrúbal Meléndez y Luis Ramírez; Milagro en Roma, de Lisandro Duque Naranjo, con Frank Ramírez y Amalia Duque García; Fábula de la bella palomera, de Ruy Guerra, con Claudia Ohana y Ney Latorraca, y Cartas del parque, de Tomás Gutiérrez Alea, con Ivón López, Víctor Laplace, Miguel Paneque y Mirta Ibarra.
En 1990, el maestro García Márquez, camino a Japón, hace una escala en Nueva York para conocer al director contemporáneo cuyos guiones más admira: Woody Allen. La razón de su viaje al país oriental es la de encontrarse con Akira Kurosawa, en ese momento rodando Los sueños, interesado en llevar a la gran pantalla la historia de El otoño del patriarca, ambientado en el Japón medieval. La idea de Kurosawa es totalizadora, incrustar toda la novela en el celuloide sin importar el metraje; infortunadamente, para esta idea no existe posibilidad de financiación, y el proyecto queda en eso.
En 1991 la televisión colombiana produce María, la insigne novela de Jorge Isaacs, adaptada junto con Lisandro Duque Naranjo y Manuel Arias.
En 1996 se presenta Edipo Alcalde, adaptación de Edipo Rey de Sófocles hecha por García Márquez y Estela Malagón, dirigida por Jorge Alí Triana, y protagonizada por Jorge Perugorría, Ángela Molina y Paco Rabal.
En 1999 Arturo Ripstein filma El coronel no tiene quien le escriba, protagonizada por Fernando Luján, Marisa Paredes, Salma Hayek y Rafael Inclán.
En 2001 aparece Los niños invisibles, de Lisandro Duque Naranjo.
En 2006 se rodó El amor en los tiempos del cólera, con guión del sudafricano Ronald Harwood y bajo la batuta del director británico Mike Newell. Filmada en Cartagena de Indias, los personajes son encarnados por Javier Bardem, Giovanna Mezzogiorno, John Leguízamo, Catalina Sandino y Benjamin Bratt. Casi al mismo tiempo se habla de la inminente producción de Del amor y otros demonios, con la dirección de la costarricense Hilda Hildalgo; Memoria de mis putas tristes, dirigida por el danés Henning Carlsen, y de una posible adaptación de El otoño del patriarca, elaborada por el bosnio Emir Kusturica.

Actividad política

García Marques ayudo mucho en la revolución de los claveles en Africa. El llevo a Germán Zabala Cubillos a Lisboa donde lo llevo a Angola a Participar en la revolución allí se hicieron muy amigos. Despúes en mexico se reunio con Ivan Illych donde se plantea un mundo mejor allí se reunen Gabriel Garcia Marquez, German Zabala, Paulo Freyle e Ivan Illych
García Marquez ha participado como mediador en las conversaciones de paz adelantadas entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano que tienen lugar en Cuba; igualmente participó en el proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC que sin embargo fracasó.[8]
También brindó su apoyo y se unió a la amplia lista de prominentes figuras de la América Latina que han manifestado su apoyo a la independencia de Puerto Rico a través de su adhesión a la Proclama de Panamá aprobada por unanimidad en el Congreso Latinoamericano y Caribeño por la Independencia de Puerto Rico celebrado en Panamá en noviembre de 2006. Entre estos autores que dieron su apoyo inequívoco al derecho de Puerto Rico a ejercer su derecho a la plena descolonización y libre determinación, se encuentran las siguientes figuras cuyo reconocimiento es de talla mundial: Pablo Armando Fernández, Ernesto Sábato, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Thiago de Mello, Frei Betto, Carlos Monsiváis, Pablo Milanés, Ana Lydia Vega, Mayra Montero y Luis Rafael Sánchez.
García Márquez siente una "enorme fascinación por el poder". "Él ha querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que esa fascinación no es gratuita, sino que persigue determinados objetivos" según el británico Gerald Martin, que publicó en 2008 la "primera biografía autorizada" del novelista. En ella menciona que muchos consideran como excesiva proximidad al líder cubano Fidel Castro, Martin recuerda que también "se ha relacionado con el ex presidente del Gobierno español Felipe González o con el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, pero "todo el mundo se fija sólo en su relación con Castro".[9] "Él es amigo de Castro, pero no creo que sea partidario del sistema porque nosotros visitamos el mundo comunista y quedamos muy desencantados", según el diplomático, periodista, biógrafo y compadre del Nobel, Plinio Apuleyo Mendoza.[10]

Óperas basadas en sus obras

* Florencia en el Amazonas (1991), ópera con un libreto de Marcela Fuentes-Berain puesto en metro músico por Daniel Catán basada en motivos de la novela El amor en los tiempos del cólera.
* Eréndira (1992), ópera con música de Violeta Dinescu basada en el cuento La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada
* Love and other demons (2008), ópera con un libreto de Kornél Hamvai puesto en metro músico por Peter Eötvös basada en la novela Del amor y otros demonios.

Películas basadas en sus obras

* The love in time of cholera basado en El amor en los tiempos del colera, director: Eric Bress y J. Mackye Gruber
* Cortometraje basado en su primer cuento Ojos de perro azul, el cual lleva el mismo nombre y esta dirigido por un joven director llamado Jorge Esteban Pardo.
* El coronel no tiene quien le escriba
* Eréndira (México/Francia, 1983) Con Irene Papas.
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Miguel de Cervantes




La máxima creación de Miguel de Cervantes es indudablemente Don Quijote de la Mancha, culminación de toda una vida de escritor y una de las grandes novelas de la literatura universal. Puesto que cada generación descubre de nuevo el Quijote, el análisis pormenorizado de la trama argumental de la obra sigue siendo indispensable. Sin lugar a dudas, el Quijote es una fuente inagotable de nuevos hallazgos e interpretaciones. Antes de morir, y cuando ya se habían publicado las dos panes del Quijote, Cervantes dio a conocer todavía una última novela, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, y con ella concluyó definitivamente el ponentoso ciclo creador que había iniciado con La Ga/atea.
El Quijote está constituido por la narración de tres viajes por la Mancha, por Aragón y por Cataluña realizados por el héroe del relato. Tres veces sale de su aldea en busca de aventuras. En cada uno de estos periplos el legendario personaje y su inseparable compañero van perfilando su idiosincrasia inconfundible. Cada una de estas salidas tiene una estructura, unas aventuras y un itinerario propios que servirán para ir analizando la novela de acuerdo con las características particulares de cada una de ellas.
EL AUTOR
La valoración que  el Quijote y, por extensión, el resto de la obra cervantina han merecido dentro y fuera de España ha variado con el correr de los siglos. Para empezar, conviene saber que la influencia inmediata de Cervantes entre los escritores castellanos del Barroco se vehiculizó a través de las Novelas Ejemplares. La tipología de éstas proviene de la navela italiana, es decir, de una narración breve que equivale a lo que hoy en día conocemos como novela  corta. Pero Cervantes no se limitó a adoptar la forma italiana de este género, sino que lo innovó como dice Hainsworth, mediante el arte de la concentración y el arte de la sugestión, y su acierto fue tan grande que tuvo numerosos imitadores.
Entre los más destacados cabe citar a María de layas con sus Novelas amorosas y ejemplares, a Juan Pérez de Montalbán con sus Sucesos y prodigios de amor en ocho novelas ejemplares y también a autores como el prolífico Alonso de Castillo Solórzano, Juan Cortés de Tolosa, Jerónimo de Salas Barbadillo e, incluso, el mismísimo Lope de Vega, quien adoptó las formas cervantinas en su obra Novelas a Marcia Leonarda, aunque sin superar su modelo.
En cambio, no tuvo la misma difusión el Quijote, que, en los siglos XVII Y XVIII, fue tan sólo visto como una novela cómica por los escritores españoles. Esa valoración cambió con el romanticismo, si bien y con anterioridad, el Quijote resultó muy apreciado en Inglaterra y Francia. La novela inglesa que aparece en el siglo XVIII debe mucho a Cervantes, como es bien patente en Fielding y Smollet, y no es menor la deuda en escritores posteriores como Walter Scott y el mismo Charles Dickens.
En España, los escritores de la generación del 98 vieron a Miguel  de Cervantes de un modo muy distinto a como había sido interpreta- do hasta entonces y lo valoraron a veces incluso en sentido extra iliterario y acorde con la búsqueda de la identidad española que caracterizó a todos ellos.
En este sentido, el caso más exagerado correspondió a Miguel de Unamuno; en su Vida de don Quijote y Sancho, el que fuera principal ideólogo del noventayochismo, llegó  a afirmar: «¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo que vivo es ….lo que yo allí descubro...» Y el gran descubrimiento unamuniano consistió en exaltar la locura heroica de don Quijote, la «santa locura española),. Más tarde, Ortega y Gasset, chef de file de la generación de 1914, inició sus fecundas reflexiones partiendo precisamente de Cervantes en sus Meditaciones del Quijote. Ortega compartía con Unamuno la idea de que el personaje cervantino es el símbolo por antonomasia del carácter nacional español, con sus virtudes y sus defectos; ahora bien, don Quijote, en cuanto expresión acendra- da de lo autóctono, del alma española, tenía que sintetizarse con lo germánico para producir así un nuevo clasicismo basado en el cruce de lo espontáneo y lo reflexivo. Menos ideológica y más literaria fue la interpretación que hizo Antonio Machado a través de las sentencias y donaires de Juan de Mairena: «Nuestro Cervantes... no mató, porque ya estaban muertos, los libros de caballerías, sino que los resucitó, alojándolos en las celdillas del cerebro de un loco, como espejismo del desierto manchego. Con esos mismos libros de caballerías, épica degenerada, novela propiamente dicha, creó la novela moderna. Del más humilde propósito literario, la parodia, surge, qué ironía!- la obra más original de todas las literaturas...»
Cervantes murió sin saber que la primera parte del Quijote ya estaba traducida al inglés y al francés: en Inglaterra, éste se convirtió en el libro básico para el desarrollo de la gran novelística inglesa. Pero ya antes de la primera traducción –Shelton 1612- hay alusiones en el teatro inglés al Quijote, hablando de «luchar contra molinos de viento». Al lado, frontispicio de la edición inglesa del Quijote de 1687, que curiosamente incluye a Sancho Panza.  
Primera salida de don Quijote

Primera parte, capitulo 1 a 6. La novela se inicia con una descripción de las costumbres y estado del protagonista. Hidalgo de unos cincuenta años y de mediana posición, que consumía sus menguadas rentas en la compra de libros de caballerías cuya lectura le entusiasmó de tal modo que le llevó a la locura. Como consecuencia de esto decidió convertirse en caballero andante y salir por el mundo en busca de aventuras, bautizándose a sí mismo como don Quijote de la Mancha. Y recordando que todo caballero andante estaba enamorado de una dama a quien encomendarse en los trances peligrosos y a quien ofrecer los frutos de sus victorias, elige a una moza labradora «de quien él un tiempo anduvo enamorado», y le pone el nombre de Dulcinea del Toboso, convirtiéndola en el norte de todas sus hazañas.
En su primera salida, don Quijote, a causa de su locura, desfigurará la realidad acomodándola a las fantasías que ha leído en los libros de caballerías; así cuando llegue a la venta creerá encontrarse en un castillo y las mozas de peor calaña serán «hermosas doncellas». En esta venta se hará armar caballero (1, 3) en una ridícula farsa y diáfana parodia de las solemnes fiestas que tanto abundan en los libros de caballerías, donde el héroe es armado ceremoniosa- mente y con el más profundo fervor religioso. Los lectores del siglo XVII percibieron muy bien que el protagonista de la novela jamás fue caballero porque don Quijote había recibido la caballería «por es- carnio», ya que el ventero que le dio el espaldarazo no tenía «poderío de lo fazer». De ahora en adelante, toda la novela transcurrirá acomodada a este equívoco inicial y absolutamente consciente. Las personas sensatas que se topen con don Quijote de la Mancha comprenderán al punto que se trata de un irremediable y alucinante loco que se figura caballero; sólo los rústicos, como los cabreros, los chiflados, como el Primo, o sea, los genuinos representantes de los sectores más humildes y populares, o los irremediablemente tontos, como doña Rodríguez, se tomarán en serio la caballería del hidalgo manchego. y también Sancho Panza, porque Cervantes ha sido muy hábil al colocar este episodio antes de aparecer el escudero.
Su primera aventura como protector de los desvalidos, defendiendo a un criado apaleado por su amo, tiene un final desalentador, pues cuando días más tarde encuentre de nuevo al mozo (1, 31) éste le indicará que no se meta donde no le llaman. Siguiendo su camino, don Quijote obliga a seis mercaderes toledanos a confesar su fe ciega en la belleza de Dulcinea, sólo consiguiendo que se burlen de él y lo apaleen (1, 4). Tras la paliza, la locura de don Quijote adquiere una nueva característica: cree ser otras personas; primero Valdovinos, personaje .del Romancero, y al cabo de un rato Abindarráez, personaje de una novela morisca. Un vecino que lo recoge lo lleva a su casa para que se reponga (1, 5). Mientras él permanece en la cama durmiendo profundamente, el cura, el barbero y el ama se dedican a juzgar y salvar o condenar al fuego los libros de la biblioteca de don Quijote (1, 6). Este capítulo

cuadro1.jpgDetalle de una cuadra de Valero, en el cual se ve  a don Quijote bebiendo a través de una caña al no poder quitarse el yelmo.
está dedicado exclusivamente a la crítica de novelas y de libros de poesía, que el cura va juzgando según, naturalmente, las ideas y gustos de Cervantes. Casi todos los libros son quemados por el impecable ama en el corral de la casa; pero algunos de ellos se salvan de la condena (el Amadís, el Palmerín de Inglaterra, el Tírant lo Blanch) , así como ciertas novelas pastoriles. Entre éstas aparece, significativamente, La Galatea de Cervantes, en un guiño de absoluta complicidad que el autor dirige al lector de la obra.
Segunda salida de don Quijote

Primera parte, capítulos 7 a 52. A pesar del fracaso de sus prime- ras aventuras, don Quijote persiste en su empeño de ser caballero andante y para ello necesitará un escudero. Convence con la promesa de grandes ganancias y botines a «.. .un labrador vecino suyo, hombre de bien -si es que este título se puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera» (1, 7). Sancho Panza no será siempre así, y en la pluma de Cervantes irá evolucionando y a este ignorante labrador se le irá pegando el ingenio de don Quijote e incluso llegará a contagiarse de su locura. A partir, pues, del capítulo 7 aparece la inmortal pareja y con ella el continuo y atrayente diálogo que nos hará penetrar a fondo en el alma de don Quijote y su escudero, en reiterado contraste entre el idealizado sueño caballeresco y la realidad ingenua, sensata y pueblerina, y contraste también físico: don Quijote, alto y delgado, montado  en su escuálido caballo, Rocinante  y Sancho,  gordo y chaparro so su inseparable asno. En esta segunda salida  de don Quijote  se van a suceder una serie de episodios variados: la aventura de los molinos de viento que se transformarán para don Quijote en descomunales gigantes como los que se enfrentaban a los caballeros andantes, y la pelea con el gallardo vizcaíno que termina con las espadas en lo alto. A partir del siguiente capítulo, Cervantes empieza lo que él llama segunda parte de su no- vela y se introduce en ella fingiendo estar apesadumbrado por no saber nada más de don Quijote. En sus rebuscas encuentra en Toledo unos papeles escritos en árabe que se hace leer por un morisco y se entera de que trataban de la  Historia  de don Quijote de la mancha, escrita por Cid Hamid Aberenjenado. Historiador arábigo. Nombre que se inventa Miguel de Cervantes, aunque finalmente irónico, está en autentico árabe  y significa “señor aberenjenado”  contento Cervantes con su hallazgo se lo hace traducir al castellan, o se a que partir de este momento el Quijote será la fingida traducción de un texto arábigo.











 

Llegan don Quijote y Sancho al anochecer a las chozas de unos cabreros que les acogen amablemente, y al acabar la frugal cena, don Quijote, contemplando un puñado de bellotas, ante su rústico auditorio pronuncia el famoso discurso sobre la Edad de Oro, en el que Miguel de Cervantes ironiza sobre aquella época ideal en que la virtud, la inocencia y la bondad imperaban en todo el mundo.
Durante la estancia con los cabreros (1, 11 a 14) se narra la historia de los amores de Grisóstomo y Marcela, pastores al estilo de las novelas pastoriles, o sea seres más literarios que auténticos y cuyo refinado lenguaje contrasta con los vulgarismos y errores idiomáticos de los verdaderos cabreros. Éste es otro recurso cervantino de introducir un relato dentro de la novela pero sin interrumpir nunca la continuidad del argumento de ésta.
Don Quijote y Sancho abandonan a los cabreros y los pastores y reemprenden su viaje. Mientras descansan a la hora de la siesta, Rocinante se entremete en el tranquilo pacer de unas hacas, o jacas, cuyos propietarios eran unos arrieros yangüeses, o sea naturales de Yanguas (Soria); éstos dan una paliza al caballo y luego a don Quijote de la Mancha y a Sancho (1, 15). Maltrechos, llegan a .una venta, que don Quijote toma por castillo a pesar de las razones de Sancho Panza. Son alojados en un desván y les ocurren diversos sucesos por culpa de la moza de la venta, Maritornes, que les vale otra buena sarta de palos (1, 16).
Para curarse de las heridas, a don Quijote se le ocurre confeccionar el-bálsamo de Fierabrás- (1, 17). La historia de Fierabrás y de su bálsamo, que tiene su origen en un cantar de gesta francés del siglo XII, se divulgó en España gracias a una prosificación que fue publicada en el año 1525 en castellano.
A la mañana siguiente, y cuando se disponían a abandonar la venta, algunos de sus huéspedes, gente de baja extracción, gas- tan a Sancho Panza la broma de mantearle alegremente, suceso que desde luego dolerá mucho al escudero y que posteriormente recordará a menudo con pena e indignación.
La siguiente aventura es la de los rebaños (1, 18) que don Quijote confunde con dos poderosos ejércitos dispuestos a entablar una feroz batalla. La descripción de los combatientes que la trastoca- da mente de don Quijote cree ver es uno de los pasajes más cómicos del libro. Don Quijote se pone del lado de las imaginadas huestes del emperador Pentapolín del Arremangado Brazo y se lanza contra las ovejas, que piensa son sus enemigos.













Siguen caminando hidalgo y escudero hasta encontrarse con un grupo de hombres encamisados que llevaban antorchas encendí- das y acompañaban una litera vestida de luto (1, 19). Don Quijote contempla a la luz de las antorchas la litera creyendo que dentro había algún caballero muerto o herido a quien vengar y su aspecto hace que Sancho le dé el nombre del "Caballero de la Triste Figura», denominación que agradó de manera entusiasta a don Quijote y que decidió adoptar como apelativo al estilo de los caballeros andantes. La aventura de los batanes (1, 20), en la que la oscuridad de la noche y el ruido que producían estos mazos les llena de miedo porque se imaginan que es algo misterioso y sobrenatural, da pie a un extenso diálogo en donde  don Quijote de la Mancha y Sancho Panza. La personalidad de Sancho ya se ha fijado de un modo inconfundible, con sus reflexiones, sus agudezas y sus refranes, fruto de una tradición popular muy viva y muy rica






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Al día siguiente, don Quijote de la Mancha se apodera de lo que él imagina que es el legendario yelmo de Mambrino (1, 21) Y que no era sino una brillante bacía de barbero que llevaba su dueño en la cabeza a fin de resguardarse de la lluvia y que, ante la visión esperpéntica de don Quijote, lanza en ristre hacia él, la dejó caer al suelo. Continúan su andadura y encuentran a doce presos condenados a galeras, custodiados por guardianes (1, 22). Las informaciones de uno de los maleantes, Ginés de Pasamonte, acerca de sus delitos, hacen que don Quijote interprete elementalmente uno de los fines de la caballería medieval, dar libertad al esclaviza- do o forzado, y arremeta contra los guardianes, que por defender- se de él descuidan a los presos, los cuales se liberan de sus cadenas y colaboran con don Quijote de la Mancha y Sancho Panza en atacar a la justicia. Pero cuando se ven libres de ella, apedrean sin piedad y roban al hidalgo y al escudero. Este episodio es uno de los más acertados y famosos del Quijote.
Esta hazaña acarrea a don Quijote e incluso a Sancho la persecución de la Santa Hermandad. Para evitarla se internan en Sierra Morena, donde uno de los ladrones antes liberados, el famoso Ginés de Pasamonte, roba a Sancho el asno. Allí se encuentran con Gardenia, un loco en estado semi salvaje porque su amada Luscin- da lo ha abandonado por don Fernando, al paso que éste ha abandonado a su amada Dorotea (1, 23). Se trata de una historia sentimental inserta en el argumento del Quijote formando novela independiente, aunque luego los personajes, en especial Dorotea, intervengan en el resto del asunto.
El hidalgo manchego decide suspender transitoriamente la búsqueda de aventuras y quedarse en Sierra Morena de penitencia, como ha leído en Amadís de Gaula y en Orlando furioso, combinando los rezos y suspiros del uno con los excesos y extravagancias del otro. Sancho, mientras dura esta mortificación, debe llevar una carta a Dulcinea del Toboso (que, por supuesto, nunca llegará a sus manos, pues al descuidado escudero se le pierde). El cura, el barbero y Sancho Panza se internan en Sierra Morena a buscar a don Quijote y encuentran a Gardenia (el enamorado de Luscinda) y a Dorotea, que se ha ocultado en los montes. Relatan ambos muy prolijamente la historia de sus amores (1, 27 Y 28) Y Dorotea se ofrece a desempeñar el papel de princesa Micomicona ante don Quijote para suplicarle que salga de Sierra Morena y vaya a matar a un terrible gigante que le había usurpado el reino. Ésta es la primera oportunidad en que don Quijote de la Mancha es engañado con una ficción caballeresca, aspecto que será bastante frecuente en la segunda parte de la novela.
Don Quijote, en cuanto tiene ocasión de estar a solas con Sancho, le pregunta por su mensaje a Dulcinea. El escudero, que no ha ido a El Toboso, se inventa un viaje al pueblo y una entrevista con la moza. Llegan entonces a una venta y mientras don Quijote descansa, el cura lee ante el barbero, Dorotea, Gardenio y Sancho, una novela que un pasajero había dejado manuscrita en el mesón. La lectura del Curioso impertinente ocupa los capítulos 33 a 35 de la primera parte del Quijote, y no tiene indudablemente nada que ver COA la trama y acción del libro.
El final de la narración queda interrumpido por el gran alboroto que arma don Quijote, al destrozar con su espada unos grandes cueros de vino que había en la habitación donde dormía, con- vencido de que luchaba contra el gigante enemigo de la princesa Micomicona. Acabada la lectura de la novela llegan a la venta don Fernando y Luscinda y el conflicto sentimental se arregla a gusto de todos; pero a pesar de ello Dorotea se aviene a seguir representando el papel de la princesa Micomicona con el firme propósito de lograr que, tras tanto ajetreo, don Quijote de la Mancha se llame a sosiego y se recluya pacíficamente en su aldea. Poco después entra en la venta un ex cautivo de Argel acompaña- do de la mora Zoraida. y por la noche, ante todos, don Quijote pronuncia el famoso discurso de las armas y las letras (1, 37 y 38). Re- presenta una especie de introducción a los capítulos que van a seguir (1,39 a 41), en los que el ex cautivo relata su participación en la batalla de Lepanto, su duro cautiverio en Argel ysus amores con la hermosa Zoraida, que desea ser cristiana y llamarse María, y su libertad en una arriesgada huida.
Todos los huéspedes de la venta se ponen de acuerdo para seguir fingiendo la historia de la princesa Micomicona, y para poder .llevar a don Quijote a su casa le atan de manos y pies y le encierran en una jaula de palos enrejados en un carro de bueyes que  acertó a pasar por allí. Así, enjaulado en una carreta, llegará don Quijote por segunda vez a su aldea (1, 46). Después de una pelea con unos disciplinantes (1, 52), que es apaciguada por el cura, llega, por fin, don Quijote a su casa y es recibido por la sobrina y el ama, y Sancho Panza en la suya por su mujer. Aquí acaba la primera parte de la novela de Cervantes, adelantándonos la noticia de la tercera salida de don Quijote de la Mancha.






Tercera salida de don Quijote
Segunda parte, capítulos 1 a 74. La segunda parte del Quijote rea- nuda la trama de la narración un mes después del final de la primera. Don Quijote, sereno de juicio, en un clima de tranquilidad y sosiego, recibe la visita del cura y el barbero que en su conversación sacan a relucir el tema caballeresco, lo cual provoca el desatino del hidalgo, quien así pone de manifiesto que su enfermedad mental permanece viva bajo la aparente calma «
Sancho comunica a su amo que el Bachiller Sansón Carrasco le ha dicho que ha aparecido un libro titulado El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Así lo ratifica el propio Bachiller cuando acude a ver al caballero y le da las opiniones de diferentes lecto- res sobre la primera parte del Quijote e incluso la primera bibliografía. Miguel de Cervantes ha llegado a dominar de tal suerte la técnica novelesca que, de manera genial, es capaz de hacer de la primera parte de su propio libro (publicada en 1605) un elemento de la segunda (aparecida en el año 1615).
Ante el éxito, don Quijote decide lanzarse de nuevo por los caminos acompañado de su escudero Sancho, pero antes quiere el hidalgo obtener la licencia y bendición de Dulcinea.
Se instalan en un encinar y el escudero deberá ir a buscar a Dulcinea para que vaya a ver al caballero. No sabe Sancho cómo salir del enredo en que se ha metido, hasta que se le ocurre transformar a tres labradoras que se acercan montadas en tres borricos en Dulcinea y sus dos doncellas. Cuando las ve don Quijote manifiesta a Sancho que sólo ve tres labradoras sobre tres borricos y Sancho sigue fantaseando, presentando de forma genial la mentira como verdad, pues de haber existido Dulcinea, su forma real seria la labradora que describe la novela. Cree comprender don Quijote que el maligno encantador que le persigue ha puesto -nubes y cataratas. en sus ojos y ha transformado la hermosura de Dulcinea en la vulgaridad de la labradora (11, 10). Este episodio señala una nueva evolución en la locura de don Quijote, pues la situación es exactamente contraria a las de la primera parte, donde don Quijo- te, ante la realidad vulgar y corriente, se imaginaba un mundo .ideal caballeresco. Cuando Sancho intentaba desengañarle de su error para hacerle ver que aquellos que tomaba por gigantes, por ejércitos, por castillos o por un rico yelmo no eran sino molinos, rebaños, ventas y una vulgar bacía de barbero, don Quijote respondía que los malvados encantadores envidiosos de su gloria le transformaban lo noble y elevado en vulgar y bajo.
Sin embargo, al iniciarse la tercera salida de don Quijote observamos que este aspecto se ha invertido y es Sancho el que le transforma la realidad y ahora, precisamente, los sentidos no en- gañan a don Quijote, que ve la realidad tal cual es. Y, naturalmente, la culpa la tendrán los encantadores, que sólo para don Quijote han mudado la verdadera realidad.
Siguiendo su camino, la inmortal pareja topa con un carro en el que van extraños e insólitos personajes: las mulas son conducidas por un diablo y en su interior van la muerte, un ángel, un emperador, Cupido, un caballero y otras personas. Asombrado, don Quijote pregunta quiénes son; el diablo explica que se trata de una compañía de cómicos que, de pueblo en pueblo, representan el auto sacramental Las Cortes de la Muerte (11, 11).
La siguiente aventura llenará de sorpresa a don Quijote, a Sancho y al lector al encontrarse en un despoblado con un caballero andante de verdad. Va armado de todas sus armas y está enamorado de una dama llamada Casildea de Vandalia a la que canta un enternecedor soneto; va además acompañado de un escudero. Se trata del Caballero de los Espejos, que se pone a conversar con don Quijote mientras Sancho departe amigablemente con el escudero en uno de los capítulos más graciosos de la novela (11, 13). Ambos caballeros entablan un combate singular para esclarecer quién es más hermosa si Dulcinea o Casildea, y al derribar don Quijote a su adversario y quitarle el yelmo para ver si estaba muer- to se encuentra con el rostro del Bachiller Sansón Carrasco. Sancho descubre, estupefacto, que el escudero es compadre y vecino suyo que se había colocado unas narices de máscara para no ser reconocido. Don Quijote de la Mancha llega a la conclusión de que se trata de una nueva jugarreta de los encantadores que le persiguen, que para quitarle la gloria de la batalla ganada han convertido al Caballero de los Espejos en el Bachiller y a su escu- dero en Tomé Cecial. A pesar de ello impone a su adversario que confiese que su bien amada Dulcinea del T oboso es más hermosa que Casi Idea de Vandalia y que se encamine hacia El Toboso para ponerse a voluntad de aquélla (11, 14).
En el siguiente capítulo nos aclara Cervantes la aventura pasada. Sansón Carrasco, de acuerdo con el cura y el barbero, se había disfrazado de caballero andante con la intención de buscar a don Quijote, obligarle a combatir, vencerle y exigirle que se volviese a su pueblo y no saliera de él en dos años, con lo que se contaba que el hidalgo podría sanar de su locura. Pero sucedió al revés de como se había proyectado, y el Bachiller fue finalmente vencido (11, 15). Continúan caminando caballero y escudero hasta que son alcanza- dos por don Diego de Miranda, rico y discreto labrador de la Mancha, quien por su indumentaria recibirá el nombre de Caballero del Verde Gabán. Encuentran una carreta que transporta a la corte unos leones de Orán, y don Quijote exige al leonero que abra la jaula del león macho, y espera valientemente que salga para luchar con él. Don Quijote recordaba episodios de los libros de caballerías en los que sus héroes habían vencido a fuertes y temibles leones. Pero el feroz animal no se digna salir, de manera que el hidalgo queda inevitablemente vencedor pero desairado (11, 17) adoptando el calificativo de Caballero de los Leones en lugar del de Caballero de la Triste Figura. A continuación se intercala la historia de las bodas del rico Camacho que, gracias a su fortuna, ha logrado la mano de la hermosa Quiteria, de la que está enamorado Basilio, el pobre. Éste se presenta durante el opíparo banquete campesino que Cervantes describe con los más suculentos pormenores y tras recriminar el proceder de su amada se clava un estoque. Bañado en sangre y con voz de moribundo pide a Quiteria que sea su esposa. Accede la dama y cuando el cura da la bendición Basilio se levanta descubriendo que todo ha sido «industria-, o sea ingenio y traza engaño- sa, para conseguirla. Don Quijote interviene a favor del mozo cuando Camacho y sus parientes quieren atacarlo, sentenciando que en la guerra y en el amor todos los ardides son válidos (11, 19 a 21). Desde allí caminan a las lagunas de Ruidera, donde nace el Gua- diana y don Quijote quiere visitar la cueva de Montesinos. Consigue como guía al primo de un licenciado, hombre pintoresco al que Cervantes llamará simplemente el Primo. Es un estrafalario personaje, chiflado y de gran erudición que hace muy buenas migas con don Quijote, a quien toma en serio incluso cuando dice los mayores disparates. Llegan a la cueva de Montesinos y don Quijote se introduce en ella mediante una soga y cuando lo sacan media hora después sale completamente dormido (11, 22). Cuando despierta les cuenta el sueño que ha tenido, lleno de fantasías caballerescas. Se alejan de allí y llegan a una venta que ya no es vista por el hidalgo como castillo. En ella se cuenta la graciosa historia del rebuzno y se encuentran con maese Pedro, que lleva un mono adivino y un teatrillo portátil de títeres con el que representa la historia de Gaiferos y Melisendra interrumpida por don Quijote al atacar con la espada a los moros que perseguían a los protagonistas. Al final se nos dice que maese Pedro es Ginés de Pasamonte, uno de los galeotes a quienes liberó y por eso conocía su vida (11, 27).



El año antes de la segunda par1e del Quijote, Cervantes publica un poema un tanto convencional, para captar la buena voluntad de muchos escritores de entonces, y un volumen de piezas teatrales, de las que preferimos los breves Entremeses, ejemplos de buena comicidad.
Cervantes dice siempre que el burro de Sancho era "rucio», esto es, de color pardo, casi rubio, pero los ilustradores se obstinan en pintarle gris. Para Sancho, era tan querido como un ser de la familia, y sentía sus caídas y desdichas como si fueran propias.














Continúan el viaje y llegan al río Ebro, donde sucede la aventura del barco encantado que acaba con un chapuzón de amo y servidor en el agua (11, 29). Desde el capítulo 30 al 57 de esta segunda parte de la novela, don Quijote y Sancho son acogidos por unos Duques que tenían su residencia en aquellas tierras aragonesas. Éstos han leído la primera parte del Quijote y conocen por lo tanto las costumbres y gustos de caballero y escudero. Aprovecharán el paso de don Quijote y Sancho para divertirse a costa de ellos, como si fuesen dos bufones, y todos los servidores del palacio colaborarán en la ficción caballeresca, excepto el capellán del pala- cio y cierta dama de honor llamada doña Rodríguez, mujer tonta y estúpida, que cree a pies juntillas que don Quijote es un caballero andante y acude a él para que defienda el honor de su hija. Con gran delicadeza, pero con crueldad en algunas ocasiones, tratarán los Duques a don Quijote y a Sancho y gracias a su fortuna harán una complicada imitación del mundo caballeresco y de las aventuras de los antiguos caballeros andantes. Don Quijote y Sancho pa- sarán del mundo de venteros, cabreros y labradores en el que hasta ahora estaban inmersos, al ambiente aristocrático, lujoso y refinado del palacio de los Duques, que por su magnificencia y apego a vie- jas tradiciones conserva elementos y actitudes que en cierto modo se asemejan al ambiente medieval descrito en los libros de caballerías. El mundo que circundará ahora a don Quijote no necesitará imaginario puesto que se acomoda a sus ensueños literarios. Desta- can durante la estancia con los Duques varios sucesos. Pero lo más notable que les ocurre a ambos protagonistas es que Sancho consigue el gobierno de la ínsula de Barataria, una burla preparada por los Duques, que permite a Cervantes, en boca de don Quijote, ofre- cer una serie de consejos morales cuyo valor tiene alcance universal y carácter burlesco, pues sirve de introducción a la gran farsa del gobierno ficticio de una .ínsula» que será un pueblo aragonés. A su vez el escudero mostrará una prudencia y una idea de la justicia que es asombro de todos. Con ello Cervantes no ha deformado la fi- gura del rústico personaje, ya que los tres famosos juicios de Sancho (anécdotas del folclore universal) ponen de manifiesto una auténtica sabiduría popular, muy posible en un hombre sin letras ni formación, pero con buen sentido práctico y con ingenio innato. 'Continúan camino hacia Barcelona, pues para desmentir al falso Quijote de Avellaneda (aparecido un año antes de que Cervantes publicara la segunda parte de su novela) no pasan por Zaragoza, y les acontecen diversas aventuras (11, 59). Se encuentran con unos bandoleros cuyo capitán es Roque Guinart, personaje contemporáneo de Miguel de Cervantes en el momento en que se está escribiendo este episodio. La figura del bandolero catalán eclipsará en este capítulo a la de don Quijote de la Mancha, que vivirá ahora sus primeras no inventadas aventuras y en donde se derramará sangre real por dos veces (11, 60).
Dejan a los bandoleros, llegan a Barcelona y se encuentran con la bulliciosa vida de la gran ciudad y con el mar, que ni amo ni criado habían visto nunca. Se alojan en casa de don Antonio More no, en donde sucede el episodio del busto parlante (11, 62). Poco después, don Quijote visita una imprenta, lo que da pie a Cervantes para exponer sus opiniones sobre el arte de traducir y para atacar nuevamente al apócrifo Quijote de Avellaneda. Van al puerto a visitar una galera y estando en ella es avistado un bergantín turco y se hacen a la mar en su persecución.



Los Duques han hecho
creer a don Quijote y Sancho que Dulcinea está hechizada y sólo se salvará si Sancho se da tres mil azotes. Ilustración de
Segrelles.
















En la gran edición
de la Real Academia Española (impresa por Ybarra en 1780) se trazó este itinerario de don Quijote, un tanto hipotético, sobre todo en la parte aragonesa de la tercera salida. Y no valía la pena esbozar el itinerario de regreso, donde volvieron a caer en manos de los miserables Duques. Por otra parte, identificar con Argamasilla de Alba el lugar de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes no va de acuerdo con el humor de éste.
Dos días después llega a Barcelona un caballero en cuyo escudo estaba pintada la luna. Encuentra a don Quijote en la playa y lo reta en singular combate a no ser que confiese que su dama es más bella que Dulcinea. El duelo tiene lugar y don Quijote es derribado pero no vencido, pues cuando tiene la punta de la lanza en el cuello y con riesgo de morir declara que la belleza de Dulcinea sobrepasa a la de todas las mujeres del mundo con unas breves e impresionantes palabras, sin grandilocuencia ni arcaísmos porque en este doloroso trance, el más triste y lastimoso de su vida, don Quijote se ha quitado la máscara del lenguaje libresco y ha habla- do con verdad. El de la Blanca Luna, que es en realidad el Bachiller Sansón Carrasco, reconoce la belleza de Dulcinea del Toboso pero exige con firmeza a don Quijote que se retire un año a su aldea de la Mancha (11, 64 Y 65). Al llegar a su aldea, don Quijote, sumido en una profunda tristeza, cae enfermo. Al cabo de seis días de calentura despertó habiendo recuperado la razón y ante sus amigos dice que ya no es don Quijote de la Mancha sino Alonso Quijano, el Bueno. Acto seguido, como buen cristiano, pide .confesión, hace testamento y muere rodeado del escribano, el ama, la sobrina y su fiel compañero Sancho Panza (11,74).

Derrotado y debiendo renunciar a toda aventura, don Quijote tenía que morir: la inminencia de la muerte le libera des u locura, pero todos pretenden continuársela -en parte, por no quererle ver morir; en parte, quizá, porque se sienten algo responsables de haberle empeorado en sus fantasías-. Grabado de Doré.
Persiles y Sigismunda
Cuatro días antes de su muerte redactó Cervantes la dedicatoria de su última novela, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, que iba dirigida al conde de Lemas. Murió, pues, sin verla publicada ni corregida, aspecto que se aprecia en cierto desorden de su estructura y en los capítulos finales de esta novela, en la cual se ocupaba ininterrumpidamente desde 1613. Su viuda la hizo publicar en 1617. Sus contemporáneos apreciaron el Persiles mucho mejor que ninguna de las generaciones posteriores: seis ediciones tuvo en el mismo año de su aparición. Esta .historia septentrional» (así la subtitula su autor) está dividida en cuatro libros. El grupo que forman los libros I y II debió de ser escrito entre los años 1599 y 1601, porque en el famoso juicio del canónigo toledano acerca de los libros de caballerías (Quijote, 1,47) da un resumen de la ya escrita primera mitad de esta novela. Debió de meditar, pues, un dilatado espacio de tiempo hasta la redacción de los libros III y IV, puesto que se observan claras diferencias en la técnica novelística respecto a los del primer grupo. Muy en particular el distinto papel que juega el autor, que si en los dos primeros apenas tiene cabida en el relato, en los siguientes amenaza con desplazar a segundo plano a sus personajes, por lo que podemos observar que entre los dos grupos ya estaba escrito el Quijote, en el que la participación e intromisión del autor en su obra son fundamentales. En el Persiles, aprovecha Cervantes la técnica de la novela bizantina, de viajes y aventuras, para crear una epopeya con el tema de la peregrinación. Si en el Quijote y en otras de sus obras recoge Cervantes la experiencia de los recuerdos de su vida, en el Persiles refleja la religiosidad que le invadió en sus últimos años.
Nadie discute que el Quijote sea una de las mayo- res cumbres de la literatura universal: lo interesante es observar cómo ha llegado a reconocerse así y, en especial, cómo el Quijote ha representado el momento más importante y renovador en la historia de la novela, sobre todo por su influjo decisivo en la formación de la novelística inglesa. Alguien ha lle- gado a decir que el Quijote es la mejor novela inglesa: en todo caso, hay que reconocer que en ese ámbito fue donde se comprendió antes y con más fecundas consecuencias el gran libro de Cervantes, mientras que es preciso confesar que en la propia España se tardó más en valorar y no se le sacó tanto partido. Cervantes, como se recordará, hizo profetizar a su personaje el Bachiller Sansón Carrasco que no habría nación ni lengua donde no se tradujeran las aventuras de don Quijote, pero eso era parte de la broma del libro, y nunca imaginó que tal pre- dicción se cumpliera. En su momento, por más que 'todo el mundo se divirtiera con la obra, los escrito- res consagrados no la reconocieron como «gran literatura- -se ha dicho: Cervantes no habría recibido nunca el Premio Cervantes-. Cierto que Lope de Vega le tenía inquina personal con buenos motivos, pero, por ejemplo, Gracián y Quevedo despreciaron el Quijote como una patochada para el vulgo. En cambio, aunque Cervantes murió sin saberlo, en Inglaterra ya Ben Jonson en 1610 -esto es, cinco años después de la publicación de la obra en Madrid- hacía que un personaje teatral suyo nombrara a don Quijote, yen 1612 se publicaba la traducción, por Shelton, de lo que todavía no se sabía que sería sólo el primer volumen del Quijote (el segundo se tradujo en 1620). Mientras, en Francia, Oudin traducía ya en 1614 la primera parte, entonces única, del Quijote. Inglaterra tomó como suyo el gran libro cervantino -la palabra quixotic se introdujo en se- guida en el lenguaje-: de vez en cuando, se publicaría una nueva traducción del Quijote conforme al estilo y al gusto de cada época. Al mismo tiempo, se hizo alguna adaptación libre y también pasó al teatro, el gran medio de entonces. Pero lo que pudo abochornar a los españoles de la época es que en 1738 se publicara en Londres la primera edición monumental del Quijote, en cuatro volúmenes, en el original castellano, con la primera biografía de Cervantes, encargada al valenciano Mayans y Siscar, y en 1781 la primera edición anotada, también en castellano, por el «reverendo don Juan Bowle-. Para salvar tardíamente el honor hispano, la Real Academia Española publicaría en 1780 otra edición monumental, en tipos de Ybarra. Pero lo más importante para la historia literaria fue que, tras alguna adaptación teatral -Don Quixote in England, de Goldsmith, 1734-, en 1742 Fielding publicó su Jo- seph Andrews, con la indicación en la portada: «Es- crita en imitación de la manera de Mister Cervanteso. Imitación, en muchos sentidos: ante todo, así como el Quijote surgió como sátira contra los libros de caballerías, Joseph Andrews ponía en solfa la novela sentimental y lacrimosa popularizada por Ri- chardson, y -un detalle- tal como Cervantes había secuestrado a un personaje del falso Quijote pa- sándalo a su propia obra para que diera testimonio de esa falsedad, Fielding secuestró nada menos que a la protagonista de la primera novela de Richardson, Pamela Andrews, para ponerla aliado de su hermano Joseph en su propia novela. Pero aún más importante que eso, como influencia cervantina, era el estilo, ligero, bienhumorado, coloquial a la vez que culto -realmente cervantino-, y el desarrollo itinerante, marchando en largos viajes, alguna vez con escenas de enredo y confusión de camas en una venta que hacen pensar en la venta de Mari- tornes en el Quijote. El género novelístico daba un paso de gigante con esta utilización inglesa de la invención cervantina: cabía una narración abierta, de episodios aventureros, a veces grotescos, a ve- ces casi trágicos, todo ello basándose en la viveza de las voces de los personajes y del propio narrador, siempre dispuesto a hacer sus comentarios ha- blando directamente al lector. Cervantes se convirtió en el ídolo de los narradores ingleses: el caso más extremo de influencia suya fue el Tristram Shandy, de Laurence Sterne, una divertida divaga- ción, comienzo abandonado de una autobiografía imaginaria, donde se ve cómo el placer cervantino en la propia expresión llega a hacer superflua toda acción, siendo suficiente la broma en torno a lo poco que se cuenta. Otras novelas de la época siguieron la pauta cervantina también imitando el esquema de los que caminan en pareja de personajes contrastados, como don Quijote y Sancho -en Humphrey Clinker, de Tobias Smollett, hay un personaje que parece una copia del enjuto hidalgo manchego--. Luego, ya en el siglo XIX, es evidente que la pareja itinerante Mister Pickwick-Sam Weller, en la obra de Dickens, reflejaba el esquema del caballero y el escudero cervantinos, pero seguía importando más el influjo en el estilo, conversacional, abierto y humorístico -también otro novelista, Thackeray, llegó a retratarse a sí mismo como un nuevo don Quijote con pluma en vez de lanza-. Y ese quijotismo novelístico inglés perduraría en casi todo el siglo XIX -así, en la pequeña obra maestra de Anthony Trollope, El custodio, donde la figura de don Quijote se desdobla en un bondadoso clérigo y un joven impaciente por la justicia-. Esa admiración de los narradores iba rodeada de una valoración general en los ambientes literarios ingleses; el doctor Johnson fue el primero en poner el Quijote en el nivel de Homero, y los ensayistas románticos enriquecieron la sensibilidad para valor~ la lectura del Quijote no como cuestión de simple comicidad, sino con la mayor hondura de sentimientos -Byron, .curiosamente, echó la culpa a Cervantes de que se hubiera acabado el espíritu de valentía heroica en España, entrada en decadencia desde su época-. En el ámbito inglés se puede aplicar el dicho de que el Quijote fue recibido en el siglo XVII con una carcajada, en el XVIII con una sonrisa y en el XIX con una lágrima.
En general, el espíritu romántico europeo asumió el Quijote con profunda comprensión y simpatía, cada vez tomando más partido por el hidalgo buscador de la justicia, y valorando más la riqueza anímica del buen Sancho, no tan prosaico como pareció a primera vista. Heine, saliendo ya del romanticismo alemán, fue el primero en acusar a los Duques de vileza moral, comparados con la pareja de que se burlaron: un sentir, diríamos, que se había hecho posible tras la Revolución francesa, ahora ya en vísperas de 1848. Cabía, en efecto, una -lectura de izquierdas», encontrando en el Quijote aspectos de crítica social e inconformismo que para el propio Cervantes no hubieran podido ser conscientes, como no lo fueron para todo su siglo y el siguiente, pero que a nosotros tal vez nos parezcan de sobra evidentes. Caso curioso fue el de la devoción al Quijote por parte de un gran cristiano radical de entonces, Kierkegaard, quien dijo que su propia entrega religiosa podía parecer una quijotada y sugirió que se podría escribir una novela trasladando al empeño de la fe cristiana el empeño del hidalgo manchego por la justicia y la belleza.
El influjo del Quijote, en el siglo XIX, se universaliza, superando la base inglesa de partida: por lo que toca a la novela francesa, cabe señalar el caso de Madame Bovary, de Flaubert, devoto de Cervantes, que, en su raíz literaria, es una sátira contra el género narrativo dominante en su época, las novelas sentimentales -tal como el Quijote sa- ti rizó las novelas de caballerías-, Pero el más no- torio homenaje al Quijote en la Europa de ese siglo estuvo en El idiota, de Dostoievski -es casi una contraseña que en la novela se cante la balada de don Quijote de Karamzin, que llegó a ser popular-. El pobre príncipe Mishkin, en su bondad y su debilidad mental, viene a ser un paralelo, con gran originalidad creativa en el trasplante, del ánimo del hidalgo manchego, aunque sus tragedias tengan la diferencia propia de sus épocas y sus mundos.












En la noche, y ante un aterrador estrépito -que resultará ser de unos mazos de batán-, Sancho Panza sucumbe al terror, y ata las patas a Rocinante para que don Quijote no se mueva, mientras él descarga el vientre como se lo pide el miedo. Como tantas veces, el escudero engaña al señor. Ilustración de José Segrelles.
y en España, ¿qué ocurría con el Quijote? En el orden novelístico, el siglo XVIII español apenas logró nada, .y, por tanto, mal pudo aprovechar lo que ofrecía el gran libro de Cervantes; en el gran realismo narrativo del siglo XIX, el influjo fue ambivalente. En efecto, algunos de los máximos narradores -sobre todo, Galdós y Clarin- se sintieron muy estimulados en su imaginación creativa por esa obra que casi sabían de memoria. Pero, en el orden del estilo, dado que España no disponía con vigencia general de una buena prosa, elástica y común, como en Inglaterra, los novelistas tendieron demasiado a imitar el estilo cervantino como repertorio de fórmulas retóricas, lo que les dio cierto arcaísmo y cierta artificialidad -el estilo de Cervantes en el Quijote era una parodia, y no se pueden imitar. las parodias, sobre todo cuando no se tiene una distancia como la que tenían los ingleses-. Sería fácil, ciertamente, elegir algunas no- velas quijotescas de Galdós -por ejemplo, Nazarín, como un don Quijote «a lo divinos,  pero el impacto, en conjunto.; no siempre fue favorecedor. Por otra parte, era la época de exaltación patriotera en que el Quijote, con grave error pedagógico, se tomaba como libro de base en las escuelas, y se ensalzaba a Cervantes como «el Manco de Lepanto» para compensar la catástrofe colonial, entorpeciendo con todo ello el 'disfrute vivo de su obra. Luego, en el siglo XX, Cervantes tendría su lector más fino, Azorín, pero el Quijote, inevitable- mente, también se tomaría a menudo como punto de partida para cuestiones ideológicas y conceptuales -Ortega, Américo Castro.
En general, en la cultura mundial de nuestro siglo, el Quijote es una mina inagotable de sugerencias críticas, unas veces como expresión de un mundo histórico, otras veces como caso singular de juego formal y estructural, en creciente mezcla de planos de realidad mental, que sugirió a Dvorak la posible aplicación a lo literario, en este caso, del término pictórico «manierismo". Tal vez sólo el Ulises  de James Joyce ofrece tal riqueza de recursos y tal apertura de dimensiones narrativas, por su- puesto que con la notable diferencia de que Cervantes lo logró así de .modo inocente, en algunos aspectos incluso arrastrado por las circunstancias, mientras que Joyce actuó con plena deliberación maliciosa. En todo caso, se da cada vez más la razón al doctor Johnson cuando ponía el Quijote en el mismo nivel que la Ilíada de Homero.


















Miguel de Cervantes, litografía de Celestin Nanteuil (1811-1873). A partir del Romanticismo, la grandeza de la obra cervantina empieza a ser comprendida plenamente, no sólo en España, con motivaciones patrióticas, sino en todo el mundo. Ahora se entiende que Cervantes dijo mucho más de lo que el mismo tuvo conciencia de decir: por ejemplo, Heine fue el primero en ver lo que había en el
Quijote de protesta social, especialmente frente a los Duques.

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