Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer




Gustavo Adolfo Bécquer
Del escritor romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) se recuerdan tanto sus Rimas, que marcaron el punto de partida de la poesía moderna española, como las Leyendas, unas composiciones en prosa etéreas y misteriosas. Las Rimas, una colección de setenta y seis poesías, publicadas con el título inicial de El libro de los gorriones, poseen una cualidad esencialmente musical y una aparente sencillez que contrasta con la sonoridad un tanto hueca del estilo de sus predecesores. Un fragmento de la Rima 39 es lo que recita un actor. El retrato de la ilustración fue pintado por su hermano Valeriano.

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), poeta español. Es una de las figuras más importantes del romanticismo y sus Rimas supusieron el punto de partida de la poesía moderna española.
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VIDA
Nació en Sevilla, hijo de un pintor y hermano de otro, Valeriano. También él mismo practicó la pintura, pero, después de quedarse huérfano y trasladarse a Madrid, en 1854, la abandonó para dedicarse exclusivamente a la literatura. No logró tener éxito y vivió en la pobreza, colaborando en periódicos de poca categoría. Posteriormente escribió en otros más importantes, donde publicó crónicas sociales, algunas de sus Leyendas y los ensayos costumbristas Cartas desde mi celda. Obtuvo un cargo muy bien pagado, en 1864, de censor oficial de novelas. Hacia 1867 escribió sus famosas Rimas y las preparaba para su publicación, pero con la revolución de 1868 se perdió el manuscrito y el poeta tuvo que preparar otro, en parte de memoria. Su matrimonio, con la hija de un médico, le dio tres hijos, pero se deshizo en 1868. Bécquer, que desde 1858 estaba aquejado de una grave enfermedad, probablemente tuberculosa o venérea, se trasladó a Toledo, a casa de su hermano Valeriano. Éste murió en septiembre de 1870 y el poeta el 22 de diciembre, a los treinta y cuatro años.
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RIMAS
Las Rimas, una colección de setenta y seis poesías, publicadas al año siguiente con el título inicial de El libro de los gorriones, poseen una cualidad esencialmente musical y una aparente sencillez que contrasta con la sonoridad un tanto hueca del estilo de sus predecesores. Formalmente son poemas breves en versos asonantes, donde el mundo aparece como un conjunto confuso de formas invisibles y átomos silenciosos cargados de posibilidades armónicas que se materializan en visión o sonido gracias a la acción del poeta que une las formas con las ideas. Se refieren a la emoción de lo vivido, al recuerdo, a experiencias convertidas en sentimientos. También aparece el amor, el desengaño, el deseo de evasión, la desesperanza y la muerte. Su pureza y humildad, junto con su engañosa sencillez, suponen la 'culminación de la poesía del sentimiento y de la fantasía', en palabras de Jorge Guillén, y como dijo Luis Cernuda: 'Desempeñan en nuestra poesía moderna, un papel equivalente al de Garcilaso en nuestra poesía clásica: el de crear una nueva tradición que llega a sus descendientes.'
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LAS LEYENDAS
Un acento poético semejante y una calidad artística nada inferior, tienen las Leyendas, título con el que se agrupan todas las narraciones en prosa de Bécquer. Se publicaron originalmente en periódicos, entre 1861 y 1863, por lo que se supone que su composición fue anterior a la mayor parte de las Rimas. Son veintidós y están escritas con un estilo vaporoso, delicado y rítmico, donde abundan las descripciones, las imágenes y las sensaciones. Revelan un aspecto importante del romanticismo literario de su autor al mostrar un interés artístico y arqueológico por la edad media, con sus templos y claustros románicos o góticos, campos sombríos y calles tenebrosas, palacios y castillos. Predomina en ellas un espíritu donde se impone lo misterioso, lo sobrenatural y mágico con historias de raíz popular en muchas ocasiones, en las que la búsqueda de lo inalcanzable suele ser su argumento central.
Bécquer también escribió teatro, adaptó obras dramáticas ligeras francesas e italianas. Colaboró en una gran obra editorial, Historias de los templos de España, de la que sólo apareció un volumen, en 1864. Y en sus Cartas literarias a una mujer, de 1860-61, expone sus puntos de vista con respecto a su poesía, que para él es 'estética del sentimiento.'
Las Rimas y las Leyendas de Bécquer continúan editándose con regularidad y, aún hoy en día, constituyen uno de los puntos de referencia capitales de la literatura moderna española.


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Biografía de Gonzalo de Berceo




Gonzalo de Berceo (1198?-1264?), primer poeta castellano de nombre conocido.
Nació en Berceo, La Rioja, en los últimos años del siglo XII. Se educó en el monasterio de San Millán de la Cogolla y se supone que tuvo alguna relación con la Universidad de Palencia, la más antigua de España. Con él se inicia el mester de clerecía, pero el cuidado de la métrica que este mester exige, la sujeción a la cuaderna vía, no excluye una preocupación por hacer inteligible a sus oyentes y lectores los temas religiosos dominantes en toda su obra, en la que no faltan rasgos de humor. Muy conocida es la segunda estrofa de la Vida de Santo Domingo de Silos:


Quiero fer una prosa en román paladino,
en cual suele el pueblo fablar con so vezino;
ca non so tan letrado por fer otro latino.
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Sobre la actitud de Berceo como escritor se ha especulado bastante, y la crítica ahora suele coincidir en que más que un autor con conciencia de tal y deseo crear una obra original, se trata de un hombre culto e instruido que quiere adaptar para el pueblo las historias sobre santos y milagros que están recogidas en los libros de su monasterio y que él conoce bien. Pero cuando se pone a la labor de adaptar no sigue el texto fielmente sino que intercala muchos elementos, sucesos, pasajes, anécdotas de su cosecha, bien por gusto personal —estilo de autor— bien porque considera que con estos añadidos se entenderá mejor la historia que quiere contar.
Su obra abarca vidas de santos, como la ya citada, además de la Vida de San Millán, Vida de Santa Oria y el Martirio de San Lorenzo; un poema sobre El sacrificio de la Misa; De los signos que acaescerán antes del juicio, dentro de la tradición de la literatura apocalíptica; poemas marianos como los Loores de Nuestra Señora, el Duelo que hizo la Virgen el día de la Pasión de su Hijo y los Milagros de Nuestra Señora, que abarca 25 milagros de la Virgen precedidos por una introducción alegórica, en la que recomienda no quedarse en la superficie y captar el significado más profundo de esta palabra que “es oscura” —“tolgamos la corteza, al meollo entremos”—, dilema que aprovechará humorísticamente Juan Ruiz ofreciendo su obra para solaz de todos: los que optan por lo anecdótico y los que captan la verdad más permanente. Varios autores modernos y contemporáneos han escrito en homenaje a Berceo: Ramón Pérez de Ayala (poema ‘La paz del sendero’), Rubén Darío (‘A Maestre Gonzalo de Berceo’), Manuel Machado (‘Retablo’) y Antonio Machado (‘Mis poetas’).


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Biografía de Garcilaso de la Vega




El poeta español Garcilaso de la Vega (c. 1501-1536) encarna el ideal cortesano de la época al unir en su persona al poeta y al militar. Escribió una corta producción de versos que no publicó en vida pero que ha bastado para convertirle en un maestro de la lírica amorosa y bucólica española. La trascendencia de la obra garcilasiana procede de haber introducido el verso endecasílabo en España, así como la poesía petrarquista, que no es otra cosa sino la gran poesía lírica del renacimiento.

Garcilaso de la Vega (c. 1501-1536), poeta renacentista español y uno de los mejores poetas líricos de la literatura española.
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VIDA
Nació en Toledo en el seno de una familia ilustre —su padre había sido embajador en Roma durante el reinado de los Reyes Católicos— y recibió una buena formación humanística. Muy joven entra al servicio de Carlos I y empieza a cosechar honores. Entre 1520 y 1523 es nombrado contino, es decir, miembro de la Corte, Caballero de Santiago y armado caballero. Lucha en la guerra de las Comunidades al lado del Emperador contra los comuneros, contra los turcos y contra los franceses. En 1525 se casa con Isabel de Zúñiga, dama de compañía de la hermana del Emperador por instancias de éste. En 1526 se traslada la corte a Granada y allí conoce al embajador italiano, Andrea Navagero, el cual le incita a que escriba sonetos, y también a una dama portuguesa, Isabel de Freyre, de la que se enamora sin ser correspondido.
Entre 1529 y 1530 viaja a Italia en compañía de Carlos I para que éste reciba la corona imperial de manos del papa Clemente VII. A su regreso a España, asiste a la boda de su sobrino, que no había autorizado el Emperador, por lo que sufre destierro en una isla del Danubio y de allí marcha a Nápoles, como lugarteniente del Virrey. Vive dos años interesándose por la cultura italiana y entabla amistad con el español Juan Valdés y los italianos Pietro Bembo, Bernardo Tasso, entre otros. En 1534 vuelve a España en misión diplomática y se entera de que Isabel ha muerto. Regresa afligido a Italia y es nombrado alcalde de Reggio di Calabria, cargo que abandona para incorporarse a las tropas imperiales que van a luchar contra los turcos de Barbarroja. Después Francia invade Saboya y el Emperador declara la guerra: en la campaña de Provenza, Garcilaso de la Vega es herido por una piedra al intentar escalar una fortaleza, unos días después, el 13 o 14 de septiembre de 1536, morirá en Niza.
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OBRA
Garcilaso encarna el ideal cortesano de la época al unir en su persona al poeta y al militar. Escribió una corta producción de versos pero que no publicó en vida. Fue su amigo Juan Boscán quien reunió los manuscritos, los revisó y publicó en Barcelona junto con sus propias obras bajo el título de Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega (1543). El libro fue un acontecimiento importante por los nuevos metros de origen italiano que contenía: el soneto, la canción, las octavas, la rima interior y el verso libre (véase Versificación); por los temas mitológicos, arcádicos y discursivos y por su lenguaje hecho de frases cortas, imágenes plásticas y una gran musicalidad; como las obras de Garcilaso gustaban más que las de Boscán, los editores decidieron publicarlas independientemente, y un tomito de Garcilaso solo apareció en Salamanca en 1569. Desde entonces ha seguido siendo así.
La obra completa de Garcilaso se compone de poco más de 4.000 versos que forman tres églogas, 38 sonetos, dos elegías, cinco canciones y una epístola.
La transcendencia de la obra garcilasiana procede de haber introducido el verso endecasílabo en España, así como la poesía petrarquista, que no es otra cosa sino la gran poesía lírica del renacimiento.
La mayor parte de sus composiciones tratan el tema amoroso pero no a la manera medievalista o tradicional castellana del romance, sino como un concepto lírico abstracto, de ideal de belleza, de creación artística. Su maestría reside en una aparente sencillez y naturalidad conseguida por las formas métricas, las rimas suaves, poco relevantes pero variadas, las metáforas delicadas, las paradojas, los juegos conceptistas con el fin de crear una atmósfera fútil, de nostalgia y evanescencia en la que el texto suene a confesión personal y sincera. Sin duda es el poeta de la elegancia, del que tantos otros, y grandes, se sentirán deudos, desde Luis de Góngora hasta Alberti, Juan Ramón Jiménez o Gustavo Adolfo Bécquer.


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Biografía de Francisco de Quevedo y Villegas




Francisco de Quevedo y Villegas
Uno de los autores más complejos y lleno de matices del barroco español es Francisco de Quevedo y Villegas. Su obra poética forma un conjunto monumental de poesía metafísica, amorosa, satírica, religiosa y moral. En los últimos tercetos de su soneto Amor constante más allá de la muerte, que aquí recita un actor, se expresa la paradoja del amor, que triunfa más allá de la muerte. El retrato de Quevedo es obra del pintor español Diego Velázquez.

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645), escritor español, cultivó tanto la prosa como la poesía y es una de las figuras más complejas e importantes del barroco español.
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VIDA
Nació en Madrid en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Era el tercero de los cinco hijos de Pedro Gómez de Quevedo, que ocupó cargos palaciegos, y de María de Santibáñez. Estudió en el colegio de la Compañía de Jesús en Madrid y en la Universidad de Alcalá (Madrid); después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), pues allí se había desplazado la Corte. En esta época ya destacaba por su gran cultura y por la acidez de sus críticas contra Luis de Góngora. En 1606 marchó a Madrid en busca de éxito y bienes materiales a través del duque de Osuna, quien se convirtió en su protector; también entabló un pleito por la posesión del señorío de La Torre de Juan Abad, pueblo de la provincia de Ciudad Real, en el que hasta 1631 gastó una gran fortuna y muchas energías.
En 1613 viajó a Italia llamado por el duque de Osuna, entonces virrey de Nápoles, el cual le encomendó importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjuración. El duque de Osuna cayó en desgracia en 1620 y Quevedo sufrió destierro en La Torre (1620), después presidio en Uclés (1621) y, por último, destierro de nuevo en La Torre. Esta etapa azarosa y desgraciada marcó todavía más su carácter agriado y lo llevó a una crisis religiosa y espiritual, pero desarrolló una gran actividad literaria. Con el advenimiento de Felipe IV algo cambió su suerte, al levantar el rey su destierro, pero el pesimismo ya se había hecho dueño de él.
Su matrimonio con la viuda Esperanza de Mendoza (1634) tampoco le proporcionó ninguna felicidad y la abandonó al poco tiempo; ella moriría en 1641. De nuevo se sintió tentado por la política, pues vio la decadencia que se estaba cerniendo sobre España y desconfió del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió algunas diatribas amargas. Un asunto oscuro, relacionado con una supuesta conspiración con Francia, hizo que fuese detenido en 1639 y encarcelado en San Marcos de León, donde las duras condiciones mermaron su salud.
Al quedar libre, en 1643, ya era un hombre acabado y se retiró a La Torre para después instalarse en Villanueva de los Infantes, donde el 8 de septiembre de 1645 murió.
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OBRAS EN PROSA
La obra de Quevedo es abundante y contradictoria. Hombre amargado, severo, culto, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran intensidad y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual. Esta fusión o doble visión del mundo es lo que le hace el gran representante del barroco español.
Sus primeras obras fueron satíricas y burlescas. La vida del Buscón llamado don Pablos (c. 1603, impresa sin autorización del autor en 1626) es una novela picaresca dentro de las características del género; pero su originalidad reside en la visión vitriólica que ofrece sobre su sociedad, en una actitud tan crítica que no puede entenderse como realista sino como una reflexión amarga sobre el mundo y como un desafío estilístico sobre las posibilidades del género y del idioma. Los Sueños (1605-1622) son cinco piezas cortas conceptistas, producto de los desengaños que padeció durante ese periodo, en las que viene a decir que no hay nobleza ni verdad en el mundo sino que todo es horror y fealdad. Estas obras circularon manuscritas hasta que un editor las reunió en 1626, aunque Quevedo las publicó en 1631 con el título de Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio con un prólogo en el que arremetía contra los editores piratas y declaraba la intención de estos escritos: denunciar los “abusos, vicios y engaños de todos los oficios y estados del mundo”. El desenfado de la prosa de Quevedo llega a su extremo burlón y desopilante en textos como La culta latiniparla, donde arremete contra la tendencia al eufemismo y a valerse de expresiones rebuscadas para aparentar riqueza de vocabulario (“calendas purpúreas” para referirse a la menstruación, por ejemplo), o Gracias y desgracias del ojo del culo.
Una faceta de Quevedo, muy valorada por la crítica actual, son sus obras morales y políticas de hondo contenido estoico y raíces del filósofo hispanorromano Séneca, como Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás (1626) en la que traza la imagen ideal del gobernante siguiendo los Evangelios, y Marco Bruto (1646) una glosa sentenciosa de obras de Plutarco, para mostrar “los premios y los castigos que la liviandad del pueblo dio a un buen tirano —Julio César— y a un mal leal —Bruto—”. En ella, aunque pretende ser un tratado general, hace un retrato de los problemas de la España de su tiempo.
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OBRA POÉTICA
Si la obra en prosa de Quevedo resulta variada y compleja, su poesía lo es aún más. Se conserva casi un millar de poemas pero, sabiendo que nunca se preocupó por editarlos y que los conservados proceden de personas próximas a él, es de suponer que escribió muchos más. Se publicaron después de su muerte en dos volúmenes Parnaso español (1648), compilado por su amigo José Antonio González de Salas, y Las tres musas (1670), llevado a cabo por su sobrino Pedro Aldrete Quevedo y Villegas, ambas ediciones en la actualidad han sido revisadas especialmente por José Manuel Blecua, pero aún las composiciones son difíciles de fechar. Forman un conjunto monumental de poesía metafísica, amorosa, satírica, religiosa y moral. Es una poesía tanto ligera y de corte popular como seria y profunda, generalmente de estilo conceptista, que exige esfuerzo y agilidad mental por parte del lector para captar todos los recursos que proporcionan las figuras retóricas. Resulta inevitable comparar su estilo conciso y severo con la luminosidad brillante de su antagonista, el culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español.
Sus primeros poemas —al igual que su prosa— fueron letrillas burlescas y satíricas como “Poderoso caballero /es don Dinero”, pero este género siguió cultivándolo con gran brillantez durante toda su vida, y es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios, locuras y debilidades de la humanidad y zahirió de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, paradigma conceptista, “Érase un hombre a una nariz pegado”. En su poesía amorosa, de corte petrarquista, destacable por la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo. Ejemplo de ello es el soneto “Cerrar podrá mis ojos la postrera”, en el cual se manifiesta que la muerte no destruirá el amor, que seguirá vivo en el amante, como resulta evidente en los versos del último terceto:

Su cuerpo dejara, no sin cuidado
Serán ceniza, mas tendrán sentido
Polvo serán, mas polvo enamorado
El tema de la muerte y de la brevedad de la vida son una constante en su poesía metafísica, en la que de nuevo asoma la actitud estoica para aceptar la angustia que provoca el Tiempo, que todo lo destruye, pues vida y muerte se confunden:

Ayer se fue, mañana no ha llegado
hoy se está yendo sin parar un punto.
Soy un fue y un será y un es cansado.
En Quevedo subyacen dos extremos, el moralista estoico y preocupado por la decadencia nacional y el satírico burlón vitalista que incluso recurre a la procacidad, al lenguaje jergal y grotesco. La coexistencia de estos dos extremos reafirma no sólo la riqueza literaria de Quevedo sino la de un periodo, el del barroco, que redescubre la posibilidad de los múltiples puntos de vista. Humor y escepticismo son, al fin y al cabo, dos formas complementarias del pesimismo y de la conciencia de la vanidad de las cosas del mundo, sometido a crisis periódicas y al demoledor paso del tiempo. Es ese humor, entendido como una clave del pensamiento moderno según Arnold Hauser, el que explica también la ridiculez trágica del caballero andante en Miguel de Cervantes Saavedra.


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Biografía de Federico García Lorca




Federico García Lorca
Sin ninguna duda, el poeta español del siglo XX más universal es Federico García Lorca (1898-1936). A ello han contribuido circunstancias extraliterarias, como el hecho de que fuera asesinado en los primeros días de la Guerra Civil española por elementos franquistas; y literarias, en especial, el Primer romancero gitano, ejemplo genial de poesía compuesta a partir de materiales populares, y que ofrece una visión de Andalucía de carácter mítico por medio de unas metáforas deslumbrantes y símbolos, como la luna, los colores, los caballos, el toro, el agua, destinados a transmitir sensaciones de amor y muerte, es decir, pasión española.

Federico García Lorca (1898-1936), poeta y dramaturgo español; es el escritor de esta nacionalidad más famoso del siglo XX y uno de sus artistas supremos. Su asesinato durante los primeros días de la Guerra Civil española hizo de él una víctima especialmente notable del franquismo, lo que contribuyó a que se conociera su obra. Sin embargo, sesenta años después del crimen, su valoración y su prestigio universal permanecen inalterados.
Nació en Fuente Vaqueros (Granada), en el seno de una familia de posición económica desahogada. Estudió bachillerato y música en su ciudad natal y, entre 1919 y 1928, vivió en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, un centro importante de intercambios culturales donde se hizo amigo del pintor Salvador Dalí, del cineasta Luis Buñuel y del también poeta Rafael Alberti, entre otros, a quienes cautivó con sus múltiples talentos. Viajó a Nueva York y Cuba en 1929-30. Volvió a España y escribió obras teatrales que le hicieron muy famoso. Fue director del teatro universitario La Barraca, conferenciante, compositor de canciones y tuvo mucho éxito en Argentina y Uruguay, países a los que viajó en 1933-34. Sus posiciones antifascistas y su fama le convirtieron en una víctima fatal de la Guerra Civil española, en Granada, donde le fusilaron.
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OBRA POÉTICA
Sus primeros poemas quedaron recogidos en Libro de poemas, de 1921, una antología que tiene grandes logros. En 1922 organizó con el compositor Manuel de Falla, el primer festival de cante jondo (véase Flamenco), y ese mismo año escribió precisamente el Poema del cante jondo, aunque no lo publicaría hasta 1931. El Primer romancero gitano, de 1928, es un ejemplo genial de poesía compuesta a partir de materiales populares, y ofrece una Andalucía de carácter mítico por medio de unas metáforas deslumbrantes y unos símbolos como la luna, los colores, los caballos, el agua, o los peces, destinados a transmitir sensaciones donde el amor y la muerte destacan con fuerza.
Tras los Poemas en prosa, escribió en Nueva York un gran ciclo profético y metafísico en el que el autor apuesta por los oprimidos, sin dejar de sacar a relucir sus obsesiones íntimas. El ciclo iba a constar de dos libros, Poeta en Nueva York, escrito entre 1929 y 1930, pero que no se publicó hasta 1940, y Tierra y Luna, del que algunos poemas fueron incluidos en Diván del Tamarit, concluido en 1934, aunque también se publicó póstumamente.
Calificados muchas veces de surrealistas, los poemas de esa obra clave de García Lorca que es Poeta en Nueva York, expresan el horror ante la falta de raíces naturales, la ausencia de una mitología unificadora o de un sueño colectivo que den sentido a una sociedad impersonal, violenta y desgarrada. Por su parte, los incompletos Sonetos del amor oscuro, escritos durante una temporada en Nueva Inglaterra (Estados Unidos), expresan una desesperación más personal y constituyen unas muestras admirables de erotismo, que sólo recientemente han sido dadas a conocer.
Otro importante poema de Lorca, dentro de la línea del neopopulismo, es el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de 1935, una elegía compuesta al morir ese torero intelectual, amigo de muchos de los poetas de la generación de Lorca. Mientras que los Seis poemas galegos, del mismo año, consiguen trascender las referencias populares evidentes.
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TEATRO
El teatro de Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano durante el siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida.
Entre sus farsas, escritas de 1921 a 1928, destacan Tragicomedia de don Cristóbal y Retablillo de don Cristóbal, piezas de guiñol, y sobre todo La zapatera prodigiosa, una obra de ambiente andaluz que enfrenta realidad e imaginación. También pertenece a la categoría de farsa Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. De 1930 y 1931 son los dramas calificados como “irrepresentables”, El público y Así que pasen cinco años, obras complejas con influencia del psicoanálisis, que ponen en escena el mismo hecho teatral, la revolución y la homosexualidad, a partir de un complejo sistema de correspondencias.
Dos tragedias rurales son Bodas de sangre, de 1933, y Yerma, de 1934, donde se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad. En Doña Rosita la soltera, de 1935, aborda el problema de la solterona española, algo que también aparece en La casa de Bernarda Alba, concluida en junio de 1936, y que la crítica suele considerar la obra fundamental de Lorca. Al comienzo de su carrera también había escrito dos dramas modernistas, El maleficio de la mariposa (1920) y Mariana Pineda (1927).
El mundo de García Lorca supone una capacidad creativa, poder de síntesis y facultad natural para captar, expresar y combinar la mayor suma de resonancias poéticas, sin esfuerzo aparente, y llegar a la perfección, no como resultado de una técnica conseguida con esfuerzo, sino casi de golpe. La variedad de formas y tonalidad resulta deslumbrante, con el amor, presentado en un sentido cósmico y pansexualista, la esterilidad, la infancia y la muerte como motivos fundamentales.


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Biografía de Emilia Pardo Bazán




Es curioso que fuera esta noble dama, Emilia Pardo Bazán, la que tuviera más claro, dentro de las letras españolas de final de siglo, que se estaba viviendo un momento naturalista. Hasta tal punto tuvo conciencia de este hecho, que escribió un libro, La cuestión palpitante, para negar que obras suyas, como La tribuna o Viaje de novios, tuvieran algo que ver con ese estilo. Esta descripción colorista de una romería gallega corresponde a su novela más valorada: Los pazos de Ulloa.

Emilia Pardo Bazán (1852-1921), novelista española que también escribió poemas y crítica, introductora del naturalismo en España.
Nació en La Coruña. Era hija de los condes de Pardo Bazán, título que heredaría en 1890. Recibió los estudios elementales propios de una mujer de su condición social, pero su avidez por saber y una autodisciplina autodidacta y sistemática hicieron que se convirtiera en una mujer culta y experta en diferentes disciplinas humanistas. En 1868 se casó con José Quiroga y el matrimonio se trasladó a vivir a Madrid desde donde hacían frecuentes viajes a Francia, Italia, Suiza, Austria e Inglaterra; sus impresiones las dejó reflejadas en libros como Al pie de la torre Eiffel (1889), Por Francia y por Alemania (1889) o Por la Europa católica (1905). En 1876 doña Emilia publicó su primer libro, Estudio crítico de Feijoo, y una colección de poemas, Jaime, con motivo del nacimiento de su primer hijo. Su primera novela, Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina, la publica el año del nacimiento de su hija Blanca, en 1879. La publicación de la novela Viaje de novios (1881), según la crítica, la primera novela naturalista española —aunque la autora lo negara— fue el año en que nació su tercera y última hija, Carmen.
Una hepatitis la lleva al balneario de Vichy, en 1880, donde coincide con el escritor francés Victor Hugo y mantienen largas conversaciones sobre literatura que le hicieron variar el rumbo de su escritura. Era una mujer muy culta y de vigoroso talento y de 1831 a 1893 publicó la revista Nuevo Teatro Crítico, redactada por ella en su totalidad. En 1896 viaja a París y allí conoce a Émile Zola, Alphonse Daudet y los hermanos Goncourt; fue también por esa época cuando leyó a los novelistas rusos que tanto influirían en su obra. Pero, además de escritora también tuvo una actividad social y política importante pues fue consejera de Instrucción Pública y activista feminista, actitud que en la actualidad se está revalorizando. Desde 1916 hasta su muerte fue profesora de Literaturas románicas en la Universidad de Madrid, cátedra que se creó para ella.
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OBRAS PRINCIPALES
Después de La tribuna (1883), novela proletaria que tiene como protagonista a una obrera de la Fábrica de Tabacos de La Coruña, encontró el medio más apropiado para su naturalismo en el campo gallego, donde sitúa la acción de su obra más típica y estimada, Los pazos de Ulloa (1886). Historia y naturaleza, religiosidad medieval y paganismo, violencia y sensualidad, feudalismo y barbarie, ciudad y campo son los elementos temáticos que la novelista combina en un panorama muy bien trabado de la vida rural gallega, en la que intervienen también factores económicos, políticos y eclesiásticos.
La madre naturaleza (1887) es el relato de una atracción incestuosa y prolonga algunos de los personajes de su novela anterior. Insolación y Morriña, ambas de 1899, suponen el final de su periodo naturalista. La influencia de la novelística rusa, planteada teóricamente en su ensayo La revolución y la novela en Rusia (1887), queda patente en sus novelas La quimera (1905) y La sirena negra (1908).
Su labor como crítica también fue importante. La cuestión palpitante (1882-1883) es una colección de artículos —algunos de los cuales ya había publicado en revistas— en los que trata de explicar su posición ante el naturalismo y provocó un gran escándalo. Era una mujer noble, católica y casada, y la sociedad puritana de la época no entendía ni aprobaba que defendiera los planteamientos de Zola pues aunque criticara las cuestiones antirreligiosas de este movimiento, sí admitía las bases ideológicas del determinismo social y darwinista. También fue autora de unos quinientos relatos breves.


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Leo Frobenius




Leo Frobenius    Bern, 1873-Biganzolo, 1938    Antropólogo alemán. Debido a su actividad como comerciante realiza diferentes viajes alrededor del Africa. El contacto con las numerosas culturas nativas hace despertar en Frobenius un interés por la etnología. Para Frobenius      tienen mucha importancia los desplazamientos geográficos de los grupos y comunidades como explicación de sus caracteres culturales.  Es  así como surge su  concepto de ciclo  cultural.  Disa  un método de observación y explicacn conocido como el método de los criterios, que parte del criterio formal y del de cantidad. El primero se refiere a la concordancia entre dos elementos distintos presentes en el grupo cultural observado. El segundo tiene que ver con la concordancia entre elementos de culturas distintas.       Su especial interés por los contactos interculturales, las relaciones entre grupos y los desplazamientos históricos, como base de la explicación antropológica, hace que se le considere el iniciador del difusionismo. Esta tendencia de la antropología se enfrenta a las tesis del particularismo histórico enunciadas por Franz Boas.    Trabaja como catedrático en la Universidad de Francfort. Es nombrado director del Museo de Etnografía y funda la revista Paideuma, órgano del Instituto Etnográfico de Francfort. Tras su muerte, el Instituto de Etnografía es rebautizado con su nombre.                
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