María I Tudor






María I Tudor (1516-1558), reina de Inglaterra (1553-1558). Nació en Londres el 18 de febrero de 1516, hija de Enrique VIII y su primera esposa, Catalina de Aragón. A la muerte de su hermanastro, Eduardo VI, el 6 de julio de 1553, se convirtió en la heredera legítima al trono. Sin embargo, el lord chambelán, John Dudley, duque de Northumberland, apoyaba la sucesión de su nuera, Juana Grey. El 10 de julio la proclamó reina, pero el pueblo respaldó a María.
María inició su reinado suprimiendo las innovaciones religiosas de su padre. La misa, así como la autoridad del Papa, fueron restablecidas sin ningún tipo de oposición, pero el Parlamento se negó a devolver los terrenos confiscados por Enrique VIII a la Iglesia. No obstante, María le restituyó las propiedades que aún poseía la Corona. Aún más cuestionable fue su matrimonio en 1554 con Felipe II, rey de España y católico a ultranza, muy poco apreciado en Inglaterra. El compromiso fue recibido en Inglaterra con una tremenda rebelión, encabezada por sir Thomas Wyatt, con el fin de deponer a María y llevar a su hermanastra, Isabel, más tarde Isabel I, al trono. Por orden de Felipe II, María participó en una guerra contra Francia, que le hizo perder Calais, la última reliquia de las conquistas inglesas conseguida durante la guerra de los Cien Años con Francia, en 1558. Su pérdida afectó profundamente a María.
La ferocidad que algunos escritores han atribuido al carácter de María debe imputarse a su fervor religioso. La llamaban María la Terrible por el gran número de persecuciones religiosas que tuvieron lugar durante su reinado: casi 300 personas fueron condenadas a muerte acusadas de herejía. María murió en Londres el 17 de noviembre de 1558, y le sucedió Isabel I.


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