Biografía breve:
Eugenio María de
Hostos (1839-1903), escritor puertorriqueño. Estudió derecho en Madrid, en cuya
universidad vivió en un ambiente progresista y reformista, alentado por
profesores y alumnos liberales y krausistas (véase Krausismo). Se
convirtió pronto en un republicano revolucionario, convencido de que la
renovación de España pasaba por el derrocamiento de la monarquía. En Madrid,
tras pronunciar una célebre conferencia en el Ateneo, a finales de 1868, se
decidió a iniciar la lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico. Poco
antes había tomado parte en la revolución Gloriosa que derrocó a Isabel II y,
algo más tarde, apoyó a sus amigos Pi i Margall y Castelar, a implantar la
primera república en España.
Decepcionado, al no
encontrar eco sus planteamientos en favor de la independencia de las Antillas
españolas, abandonó España y se instaló en Nueva York, donde se unió a los
revolucionarios de Cuba y Puerto Rico. La actitud de España hacia sus últimas
colonias le llevó a idear una Federación Antillana independiente, proyecto que
dio a conocer y difundió durante sus frecuentes viajes por los países
sudamericanos. Trataba de conseguir su apoyo y reconocimiento. En ellos
desarrolló su labor de político, sociólogo, pedagogo y moralista, que se
tradujo en multitud de obras, como Mi viaje al Sur (1872), Hamlet,
ensayo crítico (1874), De la educación de los niños (1875) y poco más
tarde, ya en Santo Domingo, Lecciones de Derecho Constitucional (1887), Moral
social (1888) y el póstumo Tratado de Sociología (1904). Fue un
educador para la libertad, preocupado por la reforma espiritual y social que
permitiera el desarrollo de instituciones republicanas democráticas. Fundó la
Escuela Normal, en la República Dominicana y participó en la reforma de los
estudios de Derecho, en la Universidad de Santiago de Chile.
En su pensamiento se
conjugaban el espiritualismo krausista y la confianza del positivismo en la
evolución inevitable desde la barbarie hacia la civilización. En sus trabajos
buscó un enfoque nuevo y científico para el análisis de la realidad social, y
en su pensamiento es constante la preocupación por conciliar el progreso material
con el progreso moral de los pueblos. Consumada la invasión estadounidense de
Puerto Rico, pensó inicialmente en sus buenas intenciones y fundó la Liga de
los Patriotas, pero tras entrevistarse con el presidente McKinley y convencido
de que los invasores no pretendían la libertad de Puerto Rico rechazó
enérgicamente sus pretensiones de anexión.
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