Pedro Dorado
(1861-1919), jurista español. Nació en la localidad salmantina de Navacarros y
cursó estudios superiores en la Universidad de Salamanca, centro por el cual se
licenció en Filosofía y Letras y Derecho en 1883. Marchó a Madrid, para
doctorarse en esa última disciplina, y fue entonces cuando entró en contacto
con la Institución Libre de Enseñanza, consolidó una gran amistad con uno de
sus más insignes representantes, Francisco Giner de los Ríos, y quedó
profundamente influido por el krausismo que en ella se respiraba. Tras su
experiencia madrileña, prosiguió sus estudios en la prestigiosa Universidad de
Bolonia, en la que permaneció desde 1885 hasta 1887 y de la que regresó a
España tras haber profundizado en la concepción positivista del Derecho penal
italiano. Con posterioridad fue catedrático de Derecho político y
administrativo en la Universidad de Granada, y de Derecho penal en la de
Salamanca.
Su pensamiento,
compartido en lo esencial por la también penalista española Concepción Arenal,
se caracterizó por la idea no sancionadora, y mucho menos represora, del
Derecho penal, especialmente en lo referente a la función y finalidad del
sistema penitenciario. Consideraba que la prevención del delito y la corrección
del delincuente debían ser las máximas aspiraciones de todo ordenamiento
jurídico. Asimismo, fue uno de los precursores de los proyectos para la
reinserción del penado en la sociedad, en tanto que sólo la enfermedad le había
hecho infringir las normas de la misma.
Entre sus principales
obras destacan: Problemas de derecho penal (1895), Estudios de
derecho penal preventivo (1901), La psicología criminal en nuestro
derecho legislado (1911), El derecho protector de los criminales
(1916). Falleció en 1919 en Salamanca.
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