Pedro I el Justiciero





Pedro I el Justiciero (1320-1367), rey de Portugal (1357-1367). Hijo de Alfonso IV y de Beatriz de Castilla, imprimió a su política una tendencia hacia el contacto con el pueblo, procurando hacer justicia a todos, a veces de manera inclemente, pero juzgando por igual a hidalgos y villanos. Restableció privilegios a los municipios y, poseedor de algunos poderes de jurisdicción antes de subir al trono, instituyó el beneplácito regio, medida que pretendía revalorizar el poder real frente al papado y al clero. Debió de gozar de una gran popularidad, ya que, según narró el historiador portugués del siglo XV Fernão Lopes en la Crónica de don Pedro, era, además de justiciero, generoso, holgazán, y le gustaba comer, bailar y cantar por las calles de Lisboa.
Aún infante, y casado con la noble castellana Constanza, Pedro se enamoró de Inés de Castro, dama de la corte y miembro de una familia regia de Castilla. La previsión de futuras querellas entre el único hijo legítimo de don Pedro y sus hijos bastardos, así como la influencia en el futuro rey de la familia de los Castro, se consideraron perniciosas para los intereses políticos portugueses. Quedó registrado en la historia el carácter trágico del asesinato de Inés de Castro y del episodio de reconocimiento público de la reina, después de muerta. Tras estos acontecimientos, don Pedro se rebeló contra su padre, atacando diversas tierras al norte del Duero e intentando conquistar la ciudad de Oporto. Después de subir al trono, y habiendo intervenido en un tratado entre Castilla y Aragón, se aprovechó de ello para exigir la extradición de los ejecutores de la muerte de su amada, que fueron blanco de un castigo implacable. Don Pedro y doña Inés de Castro, cuyos amores cantaron poetas y trovadores, yacen uno frente al otro en espléndidos túmulos que él mismo mandó construir en el monasterio de Alcobaça.



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