Alfonso V el Magnánimo (1394-1458), rey
de Aragón (1416-1458) que realizó una brillante política de expansión
mediterránea, culminada con la conquista de Nápoles. Era hijo de Fernando I y
de Leonor de Alburquerque y casó con María de Castilla, una hija del monarca
Enrique III. Inicialmente tuvo tensas relaciones con los estamentos
privilegiados de Cataluña. Incorporó Sicilia y pretendió asegurar la posesión
de Córcega y Cerdeña. Intervino en Nápoles ante la petición de ayuda que le
dirigió la reina Juana (1421), la cual le designó heredero del reino italiano.
Pero una rebelión de los napolitanos, en 1423, truncó sus planes.
Por unos años el Magnánimo se centró en
los asuntos peninsulares, prestando su apoyo a los infantes de Aragón, hermanos
suyos establecidos sólidamente en Castilla. En 1435 Alfonso V reanudó su marcha
sobre Nápoles, si bien con escaso éxito, pues la flota catalana fue derrotada
en Ponza y el rey aragonés hecho prisionero. Pudo recuperarse, no obstante,
unos años después, logrando entrar triunfalmente en Nápoles en 1443. Desde esa
fecha Alfonso V desarrolló su actividad básicamente en Nápoles —donde murió en
1458—, convertido en foco de gran fecundidad cultural. Pero Nápoles no se
incorporó a la Corona de Aragón, pues pasó a un hijo bastardo de Alfonso V,
Ferrante (Fernando I de Nápoles o Ferrante I). Mientras tanto en los
territorios hispánicos aumentaban los problemas, particularmente en Barcelona
(conflicto entre los partidos de la Busca y la Biga) y en Mallorca (sublevación
de los forans).
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