Alfredo Silva Estrada (1933- ), poeta
venezolano. Su obra puede considerarse una aventura personal, es decir, no
dependiente de una influencia determinada, aunque podría pensarse en él como un
escritor de la estirpe de Stéphane Mallarmé. Silva Estrada no perteneció a
grupo alguno y, aunque representa una experiencia poética singular dentro de la
literatura venezolana, pueden reconocerse huellas de su poesía en poetas
posteriores. Su labor se funda en el lenguaje, fiel a la concepción de que la
escritura es un universo paralelo al cotidiano, que se construye, explica y
justifica mediante palabras. El apotegma que escribió en su libro Los
moradores (1975), “La poesía desde el amanecer”, parece constituir el signo
que ilumina toda su labor literaria. Ello se hizo evidente desde su primer
libro, De la casa arraigada (1953). Sus versos pueden explicarse según
una imagen del propio poeta: la del “enigma andariego”, que permite conciliar
la búsqueda de un lenguaje propio con la manifestación de la angustia frente a
la existencia, la incertidumbre, la sensación de destierro (como en “Algo I”) y
la confusión (como en “Imposibilia”).
Ha publicado, además, Cercos
(1954); Del traspaso (1962); Integraciones. De la unidad en fuga
(1962); Literales (1963); Lo nunca proyectado (1963); Transverbales
I (1967); Acercamientos (1969); Transverbales II y Transverbales
III (1972); Los quintetos del círculo (1978); Contra el espacio
hostil (1979, Premio Municipal de Poesía en 1981); Dedicación y ofrendas
(1986); y el ensayo La palabra transmutada (1989).
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