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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Huémac

Huémac (576)



Alrededor del año 596, los Toltecas tuvieron que abandonar su gran ciudad de Teotihuacán, dispersados por los pueblos que los rodeaban, celosos de su gran civilización y fina cultura, y a los que ellos llamaban bárbaros o Chichimecas, que quiere decir " perros del maguey ", por su afición a embriagarse con el pulque.



Unos grupos Toltecas, nombre que significa " artífices ", porque eran muy buenos constructores y artesanos, emigraron hacia Tlapallan, región de los mayas, que llamaran así en recuerdo de su antiguo lugar de origen: Huehuetlapallan o " Vieja Tierra Roja ".


Los otros marcharon hacia Tollan o Tula, " lugar de tules o esparto ", enclavada en el hoy estado de Hidalgo, y que los Toltecas erigieron por primera vez sobre las ruinas de otra ciudad que allí habían hecho los Otomíes, y que llamaran Ma-Men-Hi. Estos grupos salieron guiados por el último señor o jefe de Teotihuacán, caudillo y sacerdote de grandes dotes culturales y de mando, quien se llamaba Huemac o Hueman: " el de las manos grandes, sabias y capaces ". Este guió lentamente a su tribu, viviendo en los lugares que descubrían y creían ser buenos para habitarlos.


Y así fue cómo llegaron a Tollan, que les gustó por la abundancia de agua y tulares, y se establecieron definitivamente. Gobernó Huémac durante algún tiempo, adiestrando a su pueblo en las ciencias, las artes y los oficios, guardando celosamente las tradiciones Toltecas. Para ello junto las historias y cantos de su pueblo en un gran libro, que llamó Teomoxtli p Libro Divino, en el cual narró las persecuciones y trabajos, prosperidades y buenos sucesos, nombres de reyes y señores, leyes y buen gobierno, sentencias antiguas y buenos ejemplos. Recopilo además los ritos y ceremonias, descripciones de templos e ídolos, principios de arquitectura, de filosofía, de astrología y demás artes buenas y malas y mil cosas más que aprovechó después el historiador indígena Fernando de Alva Ixtlixóchitl, y cuya obra publicara en 1891 don Alfredo Chavero.


Por fin Huémac, sintiéndose viejo y cansado, próximo a morir, dejó en 666 su gobierno teocrático y sacerdotal, para dotar a su pueblo de una monarquía permanente, de la cual fue el primer rey Chalchiutlanetzin, miembro de una aguerrida tribu Chichimeca y vecina, con la cual hizo alianza Huémac, para asegurar la paz a su pueblo. Este empezó a gobernar en el año 667, y Huémac vivió solamente unos años más, dejando a su pueblo establecido y floreciente, en una monarquía que habría de durar 449 años.

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