Cuarto virrey MARTÍN ENRÍQUEZ DE ALMANZA




Cuarto virrey MARTÍN ENRÍQUEZ DE ALMANZA
(1568-1580)


Empezó a gobernar la Nueva España desde el 5 de noviembre de 1568 y al llegar a Veracruz se ocupó de desalojar un puesto de piratería que habían establecido los ingleses en la isla de Sacrificios, perjudicando gravemente al comercio y manteniendo en zozobra a las poblaciones ribereñas. Al llegar a México se encontró con el grave conflicto causado por la desavenencia entre el clero secular y los frailes franciscanos, por celos y rencillas de los dos gruos religiosos. Como el virrey quizo conciliar, los franciscanos amenazaron con abandonar la ciudad y se pusieron en camino a Veracruz apoyados por los indios que querían sublevarse. El virrey Almanza tuvo que pedirles que regresaran, haciéndoles algunas concesiones y sólo así cesó el conflicto.
Las incursiones de indios bárbaros llamados huachichiles llegaban hasta Querétero, amenazaban los centros mineros y el virrey personalmente dirigió una campaña para alejarlos y fundó los presidios de Ojuelos y Portezuelos en el camino a Zacatecas y el de San Felipe en Guanajuato en 1570.
En 1571 llegó a Nueva España don Pedro Moya de Contreras con el cargo de inquisidor, para perseguir idolatrías y a los judíos que no practicasen el catolicismo. En esa época arribaron nuevas órdenes religiosas como la de los Hospitalarios de San Hipólito, la Compañía de Jesús y otras menores. Los primeros se hicieron cargo de algunos hospitales y los segundos iban a ocuparse de la enseñanza. En 1573 se empezó a construir la Catedral de México y en 1574 el convento de la Merced, la parroquia de San Pablo y el Santuario de los Remedios, donde había una pequeña ermita fundada desde la escapatoria de la Noche Triste. En ese mismo año se llevó a cabo el primer auto de fe, en la plaza del Marquéz del Valle, donde se le dio castigo público a 63 penitentes.
En 1576 se produjo una terrible epidemia de viruela que mató a millares de indígenas. El virrey se ocupó actívamente en establecer hospitales para atender a los enfermos, procurándoles alimentos y atenciones. Este gobernante fue caritativo particularmente con los indios, a quienes dio trabajo pagado en la construcción de algunas obras para evitar las inundaciones, frecuentes en la capital al desbordarse los ríos del valle de México en la estación de lluvias.
Como en el Perú todavía había serios problemas y desórdenes, la Corona dispuso que don Martín Enríquez de Almanza, un buen gobernante en todos los sentidos, marchase a Sudamérica. Dejó un buen recuerdo, principalmente entre los indios a los que relevó del pago de tributos.
Periodos en el gobierno

1568 - 1580
La primera preocupación de Martín Enríquez de Almanza como virrey de la Nueva España, fue la de combatir a los piratas ingleses que amagaban las costas del golfo de México y el puerto de Veracruz.

También intervino en las agrias disputas que existían entre los obispos y las órdenes religiosas, en virtud de que, acatando las disposiciones reales, se obligó a los frailes a dejar en manos de sacerdotes seculares la adminstración de las parroquias, ordenándose el repliegue de los hermanos a sus conventos, a lo cual se negaron a obedecer pretextando el trabajo desarrollado entre los indios y la protección que se brindaba a los pobres. Con gran tacto, el virrey Enríquez consiguió que los religiosos se sujetaran a la obediencia.

Durante la época de su gobierno, se estableció en México el tribunal de la Inquisición que inauguró sus actividades persiguiendo a judaizantes y protestantes, y celebrando los primeros “autos de fe” en 1574, donde fueron quemados vivos varios herejes. El virrey tenía la obligación de asistir a estas celebraciones.

Enríquez cuidó especialmente de los indios, primero al atenderlos y tratar de aliviar sus males cuando fueron víctimas de una terrible epidemia y luego, al organizar su trabajo remunerado, obligando a los españoles a pagarles un jornal justo.

Los muchos méritos que Martín Enríquez de Almanza alcanzó como virrey en la Nueva España, le hicieron ser merecedor de que el rey Felipe II lo trasladara como recompensa, al Perú.
1575. El virrey Martín Enríquez de Almanza ordena que en el Valle de Nuestra Señora se funde una villa o ciudad —según el número de habitantes— con el nombre de León —en recuerdo de su ciudad natal en España—, que sirva de defensa ante los ataques de los chichimecas y como lugar de paso entre los minerales de Zacatecas y Guanajuato.
1576. En cumplimiento al mandato del virrey, Juan Bautista de Orozco funda la Villa de León el 20 de enero y realiza su trazo e instala el primer ayuntamiento.
1580. La villa es elevada a la categoría de alcaldía mayor, separándola de Guanajuato y con jurisdicción en el actual municipio de León.
1810. El 4 de octubre, enviado por Hidalgo a insurreccionar el centro del país, entra a León el capitán José Rafael de Iriarte. En diciembre, Félix Calleja arriba con sus tropas y toma represalias contra los simpatizantes del movimiento de Independencia.
1817. Francisco Javier Mina ataca sin éxito a las fuerzas realistas acuarteladas en el lugar.
1821. Agustín de Iturbide ocupa la ciudad y expide una proclama para infundir confianza a los españoles.
1830. Se le otorga al lugar el rango de ciudad con el nombre oficial de León de los Aldama.
1888. El 18 y19 de junio la ciudad experimenta una gran inundación.
1915. El 29 de enero, el general villista Abel Serratos traslada la capital del estado de Guanajuato a León. El 10 de mayo, Álvaro Obregón determina que los poderes de la entidad deben residir en la ciudad de Guanajuato.
1923. La Exposición Industrial, Agrícola y Ganadera realizada en la ciudad pone de manifiesto su desarrollo económico en el periodo posrevolucionario.
1926. Ocurre la segunda gran inundación.
1946. El 2 de enero, una multitud reunida ante el Palacio
Municipal para protestar por las elecciones que considera ilegítimas es balaceada y muere gran número de personas en la que luego se llamó Plaza de los Mártires.

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