Ferdinand Maximilian Joseph von Habsburg-Lothringen




(6 de julio de 1832 – 19 de junio de 1867) nació siendo archiduque de Austria y príncipe de Hungría y Bohemia pero renunció a sus títulos para convertirse en el emperador Maximiliano I de México, quien encabezó el Segundo Imperio Mexicano de 1864 a 1867.
Maximiliano nació en el Palacio de Schönbrunn de Viena (Austria), del matrimonio del archiduque Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera.
Sofía y Napoleón II se hicieron de una amistad íntima que provocó rumores en la corte que Sofía nunca se molestó en desmentir. Cuándo Sofía estaba embarazada de su segundo hijo, Napoleón II moría de tuberculosis, y se decía que en realidad el niño que esperaba era hijo del Duque de Reichstadt, a su vez hijo de Napoleón Bonaparte. Ese niño fue Maximiliano.
En Trieste (Italia) fue marino muchos años y vivió mucho tiempo en alta mar; colaboró en el triunfo de su país en la guerra con Italia. Conoció a la princesa portuguesa María Amalia de Braganza, ambos tenían planeado casarse pero ella enfermó de gravedad y murió antes de casarse en la isla de Madeira dónde pasó sus últimos años. Maximiliano quedó muy dolido por ésta pérdida y vivió enamorado de María Amalia llevando siempre consigo un anillo que contenía un rizo de la princesa fallecida que usó hasta el día de su muerte.
El 27 de julio de 1857 contrajo matrimonio con la princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija de Leopoldo I de Bélgica. Pero el matrimonio fue puramente por interés económico, pues Maximiliano necesitaba desesperadamente el dinero para pagar las deudas de la construcción de un castillo en Trieste en la costa del Adriático.
Su suegro presionó al emperador Francisco José para que diese al archiduque Maximiliano el nombramiento de virrey del Reino Lombardo-Véneto. Así cumpliría las ambiciones dinásticas para su hija; vivieron entonces en la ciudad de Milán hasta el año de 1859, fecha en que el emperador austríaco lo removió de su puesto, porque los planes de guerra no entraban en los ideales de Maximiliano, quien tenía ideas demasiado liberales para Francisco José. Al poco tiempo de la renuncia de Maximiliano, Austria perdió sus posesiones en Italia y el archiduque decidió retirarse de la vida pública en su castillo de Miramar, muy cerca de Trieste.
Ancestros

Ancestros de Ferdinand Maximilian Joseph von Habsburg
Maximiliano I, Emperador de México
Padre:
Francisco Carlos de Austria
Abuelo paterno:
Francisco I de Austria
Bisabuelo paterno:
Leopoldo II del Sacro Imperio Romano Germanico
Bisabuela paterna:
María Luisa de Borbón
Abuela paterna:
María Teresa de Las Dos Sicilias
Bisabuelo paterno:
Fernando I de las Dos Sicilias
Bisabuela paterna:
María Carolina de Austria
Madre:
Sofía de Baviera
Abuelo materno:
Maximiliano I de Baviera
Bisabuelo materno:
Conde Palatine Federico Miguel de Zweibrücken-Birkenfeld
Bisabuela materna:
Condesa Palatine María Francisca de Sulzbach.
Abuela materna:
Carolina de Baden
Bisabuelo materno:
Margrave Carlos Luis de Baden
Bisabuela materna:
Landgravine Amelia of Hesse-Darmstadt

En 1859 Maximiliano fue contactado por primera ocasión por los conservadores mexicanos, los cuales buscaban un príncipe europeo para ocupar la corona del Segundo Imperio Mexicano, con el apoyo militar de Francia y de la iglesia católica.[1] Maximiliano aceptó el ofrecimiento si la mayoría del pueblo mexicano estaba de acuerdo. Los conservadores recolectaron firmas y le mostraron los resultados de un plebiscito realizado en la Ciudad de México. Los resultados señalaban que una gran mayoría de los mexicanos solicitaba su presencia como emperador. Decidió aceptar la oferta, no sin antes renunciar a todos sus títulos en Europa.
El plebiscito mostrado a Maximiliano se había realizado en la Ciudad de México. Adicionalmente, hacía apenas cuarenta años que el primer emperador mexicano Agustín I había sido derrocado, desterrado y posteriormente fusilado. En todo ese tiempo los intentos españoles por reconquistar el país, la Guerra de Texas, los conflictos entre liberales y conservadores, la invasión estadounidense y la más reciente invasión francesa habían vaciado las arcas de la hacienda pública. Una minoría de los mexicanos había abandonado sus esperanzas en las alternativas políticas de la aristocracia y dio su apoyo a Benito Juárez, el primer presidente indígena de América, un firme partidario del sistema republicano.

Maximiliano llegó al puerto de Veracruz en el famoso barco Novara el 28 de mayo de 1864 entre el júbilo y algarabía de los conservadores, que se expresó especialmente en Puebla y en la ciudad de México. La travesía a la Ciudad de México le ofreció un panorama distinto: un país herido por la guerra y profundamente dividido en sus convicciones. Al llegar a la ciudad escogió el Castillo de Chapultepec como residencia y mandó trazar un camino que le conectase a la ciudad (el actual Paseo de la Reforma), que se llamó originalmente "Paseo de la Emperatriz". Como el emperador y la emperatriz no podían tener hijos decidieron adoptar a dos nietos (Agustin y Salvador) de Agustín de Iturbide, el primer emperador mexicano.
El Imperio Mexicano contaba con el apoyo del partido conservador, y de buena parte de la población de tradición católica, aunque tuvo una oposición férrea de los liberales y de la masonería en México. Durante su gobierno Maximiliano I de México trató de desarrollar económica y socialmente a los territorios mexicanos bajo su custodia, aplicando los conocimientos aprendidos de sus estudios en Europa y de su familia, los Habsburgo, una de las casas monárquicas más antiguas de Europa, de tradición abiertamente cristiana y católica.
Pero la política de Maximiliano resultó ser más liberal que lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar. Ello es así en parte por la propia estrategia de Napoleón III, que el 3 de julio de 1862 había dirigido al mariscal Forey instrucciones secretas que requerían evitar el dominio conservador del régimen, instaurando en cambio un gobierno moderado en el que estuvieran representadas todas las tendencias. Y también por el talante liberal de Maximiliano, que ya había manifestado al gobernar Lombardía en los años 1858 y 1859.[2] Un hecho que puso de manifiesto esa tendencia incompatible con los conservadores locales fue la negativa de Maximiliano a suprimir la tolerancia de cultos y a devolver los bienes nacionalizados de la iglesia, cuando el nuncio papal le requirió ambas decisiones. Gran parte de los conservadores mexicanos, decepcionados, retiraron su apoyo a Maximiliano, e inversamente, hubo liberales moderados que se aproximaron al nuevo régimen,[3] mientras que los liberales republicanos no por ello dejaron de persistir en la lucha por recuperar al país de un gobierno monárquico.
Los liberales buscaron por todos los medios la derrota del imperio. Encabezados por Benito Juárez, permanecían firmes en la defensa de la República secular. Juárez gozaba del indiscutible apoyo de los Estados Unidos, quienes jamás vieron con buenos ojos la presencia en América de un régimen apoyado por las monarquías europeas, e hicieron cuanto pudieron por evitar que los conservadores mexicanos tuvieran éxito.[cita requerida]
Al final, los cambios políticos a nivel internacional repercutieron en el Imperio Mexicano. Estados Unidos, que durante la mayor parte de esta época estaba enfrascado en su propia guerra civil entre los estados del norte y los del sur, había conseguido finalmente la paz, y estaba listo para apoyar al gobierno republicano de Juárez.
Napoleón III, por su parte, se enfrentaba a serias amenazas en Europa y requería que sus tropas regresaran al país galo. Con el apoyo económico de los estadounidenses a la facción republicana, y sin el apoyo francés ni conservador en el país, poco le quedaba por hacer a Maximiliano. Decidió enfrentarse a las consecuencias, desoyendo los consejos que le sugerían abdicar y regresar a Austria. Fue sitiado con los restos de su ejército y finalmente capturado en Querétaro por soldados del general Mariano Escobedo, como consecuencia de la traición del Coronel Miguel López.
Tras un juicio en ausencia, celebrado en el teatro municipal por un coronel y seis capitanes, sin derecho a apelaciones y con base en un interrogatorio que en su mayor parte el Emperador se negó a contestar, se le condenó a muerte. Murió fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía.
El Emperador de México, segundos antes de recibir las descargas del pelotón de fusilamiento (disparadas a un metro de distancia de su cuerpo), proclamó: "¡Mexicanos! Muero por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. Ojalá que mi sangre ponga fin para siempre a las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!". Asimismo se dice que pagó a cada uno de los verdugos con una moneda de oro para que no se le disparase a la cara, así podria ser reconocido por su madre.

Sus restos fueron depositados al año siguiente en la Cripta Imperial de la Iglesia de los Capuchinos, en Viena.

Siguiendo la renuncia del emperador Augustín, México se convirtió en una república y como era de esperarse las cosas se fueron yendo peor. En 1833 Santa Anna fue elegido presidente y 3 anos después perdió el vasto de Texas encontra de Sam Houston en la batalla de San Jacinto.
Sin haber aprendido nada acerca de su derrota, Santa Anna llevó a las fuerzas mexicanas an una desastroza guerra con los Estados Unidos en 1846 y en ella perdió la mitad del territorio mexicano, en 1853 bajo lo que es conocido como 'la venta de la Mesilla'. Él vendió 77,000 kilómetros cuadrados de México (todo el sur de Nuevo México y Arizona) a los estados unidos de Norteamerica por diez millones de dólares. Guardandose la mayor parte para si mismo, finalmente en 1855 Santa Anna fue destituido.
Las cosas continuaron de mal en peor y llegaron a un punto en el que aún sus oponentes pedían por Agustín y el imperio, que en comparasión con eso había sido un mar en calma. Entre 1822 y 1860 hubo más de 50 cambios de presidente y su sistema de gobierno cambió no menos de 10 veces. Estas fluctuaron entre la total anarquía y dictadura de extrema derecha. En el mismo periódo hubo más de 140 grupos militares, un record que no ha sobrepasado hasta ahora.
En 1860 después de otra guerra civil, con el apoyo de los Estados Unidos, un abogado, rudo, radical y sin principios de nombre Benito Juárez toma el poder. Juárez inmediatamente inició una sangrieta política anti-clerical y confiscó mucho de lo que quedaba en los bienes de la iglesia. Él también suspendió los pagos a las deudas extranjeras, con excepción a aquellas que pertenecían a los Estados Unidos de America, a los que al final debía su poder.
La suspensión llevó a los principales prestamistas, Gran Bretaña, Francia y España, mandando fuerzas conjuntas de expedición, que ocuparon el Puerto de Veracruz en diciembre de 1861. Juárez temiendo lo peor dió y repagó la mayor parte de los intereses y accedió a pagar las deudas. Gran Bretaña y España se retiraron saciadas sus demandas. Pero Francia continuó la guerra marchando y ocupando la Ciudad de México.
La Francia de Napóleon III. tuvo metas más ambiciosas que simplemente recuperar sus deudas. Napóleon III. influenciado fuertemente por su romántica esposa la emperatriz Eugenia, fue tentado a revivir la monarquía mexicana. Él quería restablecer un monarca en el trono que pudiera promover los intereses de Francia. Esta idea no era nueva pero tenía nuevos impetus. Antes de 1861 cualquier interferencia en México por parte de cualquier poder europeo, hubiera sido visto como un reto a los grandes Estados Unidos de America y nadie quería provocar un conflicto con ellos. De todas formas en 1861 EE.UU. estaba envuelto en un propio y sangriento conflicto: la guerra civil. La guerra en casa hizo al gobierno en Washington incapaz de intervenir. Y entonces fortalecido por la emperatriz Eugenia, quién se vió a sí misma como la campeona de la inmaculada iglesia católica en México, Napóleon III. tomó ventaja de la situación.
Napóleon III. vió la oportunidad de hacer de Francia una gran influencia civilizadora. En el hemisferio Oeste así también ser capaz de capturar los mercados sudamericanos. Para fortalecerlo aún más estaba su medio hermano, el Duc de Morny, que era el más grande dueño de las (Bonds) mexicanas y cuyo valor era cero mientras Juarez estuviera en el poder.
El candidato para el trono escogido por la emperatriz Eugenia era el archiduque Fernando Maximiliano hermano del emperador austriaco. Teniendo 30 anos en ese entonces, Maximiliano era alto, romántico muy elegante y liberal. En otras palabras algo contrario a su conservador y práctico hermano Franz Josef. Él era tan diferente que corren los rumores de que él era el hijo del Duque de Reichstadt „el Aguílucho” e hijo y pariente de Napóleon I. La jóven Águila vivió en la corte de Austria hasta su día de muerte a la edad de 21 en el ano en que Maximiliano nació. Él había sido particularmente el favorito de su madre que le era totalmente devota a pesar de que esto fuera cierto o no esto pudo influenciar a Napóleon III. en su decisión como candidato. Después de todo, si esto era verdad ellos serían primos.
La figura del emperador Maximiliano en México es normalmente retratada como una trágica. Su destino apuntaba hacía la tragedia pero más que eso su vida fue también heróica. Él fue un hombre que vivió en la sombra por ser hijo menor. Él quería un papel serio, uno al que pudiera dedicar su vida y también sus energías. Él lo encontró en México.
Traído como figura cabeza de los intereses de Francia el probó ser todo menos eso. Sus intereses se volvieron hacía México y hacía su gente. Cuando los franceses se dieron cuenta que habían mordido más de lo que podían masticar y habían en muchas formas habian subestimado que tan lejos le correspondia llegar a Maximiliano, se retiraron. Maximiliano no lo hizo.
Mientras él llegaba al poder por el auspicio de un poder extranjero, llamado Francia, fue algo que muchos no pudieron ni pueden olvidar, Maximiliano realmente pertenece al reino de los héroes mexicanos no sólo por lo que hizó sino también por lo que dejó hacer. Él se vió a si mismo en todos los sentidos como un emperador mexicano y no como una francés. Habiendo aceptado su papel era su trabajo el aceptar su destino, para bien o para mal.
El segundo hijo el archiduque Franz Karl y la archiduqueza Sofía de Austria, Ferdinando Maximiliano nació en el palacio de Schönbrunn el 6 de julio de 1832 como un niño lleno de vida y curiosidad, con una romántica e imaginativa naturaleza, así también el favorito de su madre, el siempre mantuvo estrecha y afectuosa relación con hermano mayor, el futuro emperador Francis Joseph. Su elección de carrera lo llevo de archiduque a la armada imperial donde fue muy exitoso reorganizado y modernizado gran parte de la flota imperial.
Ferdinando Maximiliano amaba el mar y las costas adriáticas y decidió construir su legendario y romántico castillo de Miramar a las afueras del Puerto de Trieste. En 1857 Francis Joseph le dió a su hermano le puesto de gobernador general en las provincias ocupadas por Austria en el Norte Italia, el reino de Lombarda Venecia.
El 27 de julio de 1856 Fernando Maximiliano que había perdido su afiancé y gran amor de su vida a la bella princesa María Amalia de Brasil, hija del emperador Pedro I., cuando ella murió subitamente a la edad de 21 anos en febrero de 1853, se casó con la princesa Charlotte de Bélgica, hija de Leopoldo de Saxe-Coburg-Gotha, rey de Bélgica y princesa Louise de Francia.
El archiduque Fernando Maximiliano estableció su residencia en Monza fuera de Milán con su nueva esposa y a pesar de que los austriacos estaban lejos del pueblo en el Norte de Italia y fuera de las autoridades militares, la pareja vice-real poco a poco empezó a ganarse a muchos italianos. El liberalismo de Fernando Maximiliano levantó menos entusiasmo en Viena, de cualquier forma donde él se veía estando en oposición del gobierno imperialista de su hermano.
Con el pretexto de la guerra en 1859 sostenida entre Francia y el reino italiano del norte. De Piedmont – Sardinia, Francis Joseph releva a su hermano de su puesto, culpandolo por agregar problemas con su actitud de liberal y cedió todo el poder a la milicia. Ambos, el archiduque y su esposa resintieron profundamente esta acción.
Fernando Maximiliano regresó a su castillo de Miramar y bien pudo terminar su vida tranquilamente escribiendo poesía y mejorando sus magníficos jardines pero los eventos al otro lado del Atlántico pondrían próximamente un fin a su inactividad política.
En Francia, el sobrino de Napóleon, Louis Bonaparte había ascendido al trono como emperador de los franceses, tomando el nombre de Napóleon III. Él había intentado revivir la grandeza de su tío y expandir el poder Francés. Cuando México se rehusó a pagar sus deudas a Francia, Napóleon III. uso esto como pretexto para la invasión.
México alguna vez tuvo una monarquía, y Napóleon III. decidió reestablecerca. En primera instancia los mexicanos conservadores en Europa hablaron a favor del regreso de la monarquía a la nación y como su último emperador había sido martirizado. En octubre de 1863, Napóleon III. arregla una delegación mexicana para ofrecer la corona imperial de México a Fernando Maximiliano. El archiduque no estaba interesado del todo, pero se hizo obvio que su altamente ambiciosa esposa, Charlotte, lo estaba. Al final Maximiliano accedió a aceptar pero el insistió en que sólo lo haría con la condición de que fuera el propio pueblo mexicano el que lo quisiera como emperador.
Por otra parte su hermano el emperador Franz Joseph estaba en contra de la idea pero sugirió a su hermano que insistía en consideraria, él debería obtener la promesa y el apoyo de Napóleon III. asegurada y por escrito. El gobierno de los Estados Unidos de America protestó en lo que parecía ser una violación a la doctrina Monroe pero la guerra civil entre sus estados le impidieron tomar acciónes serias en el asunto.
Después de un plebicito en México „organizado” por los franceses, el archiduque Fernando Maximiliano aceptó la corona imperial de Miramar en abril de 1864. Cuatro días después él y su esposa partieron abordo del barco S.M.S. „NOVARA” con rumbo a su nuevo hogar como emperador y emperatriz de México.
Cuando Maximiliano y Carlota dejaron Europa, se fueron en una fantástica nave ondeando el estandarte del Imperio Mexicano. Ellos recibieron la bendición del Papá y la reina Victoria ordenó disparar desde el fuerte de Gibraltar saludando la nave de Maximiliano.
Cuando el nuevo emperador y la emperatriz llegaron al Puerto de Veracruz en México, la población lo recibió con mucho entusiasmo y comenzó una larga fiesta. Maximiliano estaba encantado pero terminó la fiesta, la pareja imperial registró una fuerte impresión al observar las condiciónes de vida de los pobres en contraste con las magníficas haciendas de la clase alta. La pareja imperial se horrorizó más al descubrir que su nuevo reino aún se encontraba envuelto en una guerra cívil.
Más allá las finanzas de México estaban en un estado caótico. Empeorado por el hecho de que Maximiliano había incurrido en nuevas grandes deudas con Francia las que incluían el mantenimiento de tropas francesas en México, Maximiliano el siempre romántico no estaba obviamente muy preocupado por su estado financiero sino hasta llegar a la ciudad de México, encontrando el palacio de la ciudad muy tosco después de Miramar, él gastó grandes cantidades de dinero en alargar y en embellecer el Castillo de Chapultepec en lo alto de una colina. Él también adquirió una casa de campo en Cuernavaca.
En un corto periódo de tiempo, Maximiliano se había enamorado de los hermosos paisajes de su nuevo país y de su gente. Mientras las tropas francesas continuaban peleando con las otras fuerzas rebeldes. Maximiliano comenzó a construir múseos y trató de conservar la cultúra mexicana, lo cual queda como una de sus grandes contribuciónes como emperador. La emperatriz Carlota comenzó a tener fiestas para la Beneficencia Mexicana para obtener fondos para las casas pobres.
La pareja para este entonces había aceptado el hecho de que no podrían tener hijos propios. Por lo tanto para asegurar la sucesión, ellos adoptaron al heredero original de una casa imperial mexicana y a su primo, de esta forma no sólo aseguraban la sucesión, también legitimisaba su posición ante los ojos de los monarquístas que los apoyaban de Iturbide. Estos principes mexicanos adoptados sucederían a Maximiliano bajo el nombre de Habsburgo - Iturbide. A pesar de estas medidas el trono de Maximiliano no estaba seguro. Las tropas francésas le avisaron que no era seguro salir de la ciudad de México.
Los francéses habían obtenido la mayoría pero los liberales y los repúblicanos siguieron ofreciendo gran resistencia con su presidente, Benito Juárez. Juárez se había retirado al Norte y estaba tomando su tiempo. Él estaba seguro de que la confederación sería vencida y el gobierno de Washington se reusaría a reconocer a Maximiliano continuando con su apoyo hacía „su hombre” el presidente Juárez.
Si Maximiliano estaba desilusionado y desepcionado, sus apoyos francéses pronto estuvieron igualmente desepcionados de su nuevo emperador. Lejos de gobernar con los intereses de Francia, Maximiliano se veía a sí mismo como una figura de integración nacional. La justícia y el bienestar de todos sus objetivos fue el más importante. Uno de sus primeros actos, como emperador fue el restringir las horas de trabajo y abolir el trabajo de los menores. El cancelo todas las deudas de los campesinos que excendían los 10 pesos, restauró la propiedad común y prohibió todas las formas de castigo corporal. Él también rompió con el monopólio de las tiendas de hacienda y decretó que la fuerza obrera no podía ser comprada o vendida por el precio de su decreto
El guardo la esperanza de que liberalismo pudiera llevar a una reconciliación con la oposición republicana. Ellos no lo entendieron y lo vieron únicamente como una marioneta de los franceses.
Al cabo de un ano de su llegada, la guerra cívil en los Estados Unidos finalizo y varios regimientos del ejercito estadounidense se aglomeraban en la frontera entre ambos países. La amenaza de una invasión estadounidense para reinstaurar a Juárez y las inevitables represalias sedientas de sangre por las que Juárez había adquirido fama, fueron la causa para que un largo número de simpatizantes de Maximiliano abandoñaron la causa y dejarán la capital. El popular entusiasmo que había generado la pareja imperial fue erosionandose rápidamente bajo la creciente realidad del regreso del régimen de Juárez.
Napóleon III. se dió cuenta de que su juego había terminado y esto a su vez le daba nuevas esperanzas a los juaristas. El emperador Napóleon III. vino bajo masiva presión doméstica que le obliga a retirar sus tropas de México. En contra de todas sus garantías escritas incluyendo una de sus promesas de apoyo „en toda eventualidad que pudiera sucitarse” a finales de 1865 Napóleon retiró sus tropas y abandonó a Maximiliano a su suerte.
La emperatriz, Carlota por su parte a principios de 1866 regresa a Europa para intentar a hacer cumplir a Napóleon con honor las promesas escritas a Maximiliano, pero él no hizo caso a sus peticiónes, y suplicas. Ella buscó el apoyo del Papá Pio Nono quién escuchó con simpátia pero explicó que no había nada que él pudiera hacer. La desesperación del fracaso llevó a la jóven emperatriz a una manía de complejo de persecución y ella se quebraba de audiencia con el Santo Padre y tenía que ser sacada. El Papa remarcaba „nada es fácil para mí en esta vida, ahora una mujer tiene que volverse loca en el Vaticano.”
Una vez que las tropas francesas retrocedieron le dijeron a Maximiliano que debería hacer lo mismo. De cualquier forma, el emperador se aferró a su corona y firmemente se pensó de mismo como un mexicano. A pesar de conocer el peligro que corría se rehusó a dejar su país y a su gente. Aún creyendo que él era requerido, él no tuvo deseos de dejar sus leales propósitos y hacer frente al peligro.
Maximiliano peleó valientemente en su propio ejercito de 8 mil leales mexicanos. Dejando la ciudad del México el 13 de febrero de 1867, después de la negación de Juárez de una nueva oferta de paz, Maximiliano marchó a Queretaro, donde el imperio mexicano haría su frente. Aquí el ejercito imperial peleó con gran heroismo, soportando la fúria de los juaristas por varias semanas. Desafortunadamente, los celos y rivalidades entre sus generales redujeron fuertemente la efectividad de las fuerzas de Maximiliano, y él y sus tropas pronto fueron atrapados en Querétaro por las fuerzas republicanas.
El 15 de mayo uno de sus más cercanos aliados, el coronel López, lo traiciona a él y al pueblo entregandolo a los republicanos. Maximiliano y sus leales generales Miramón y Mejía fueron llevados ante un tribunal militar y condenados a muerte. Todas las córtes de Europea pidieron a Juárez que perdoñará la vida del emperador pero su sed de sangre no haría nada de eso.
El emperador enfrentó su muerte con valor. Él sólo habló en español, y dió a sus ejecutores una porción de su oro para no disparar a su cabeza así su madre pudiera ver su rostro. Él fue fusilado en la mañana del 19 de junio de 1867 en el cerro de las campanas. Sus últimas palabras fueron „yo perdono a todos, y pido a todos que me perdonen. Que mi sangre la cual esta a punto de ser vertida, sea para bien de este pais !Viva México! !Viva la independencia!” A pesar de haber tomado el dinero, los ejecutores juaristas le dispararon a la cabeza.
Los dos generales mexicanos fueron muertos después de él gritando „Viva el emperador”. Después de su muerte su esposa con el corazón roto se volvió completamente loca y tuvo que ser encerrada hasta su día de muerte. Ella creía que seguía en México y tenía una muneca a la que llamaba Max. La emperatriz murió en 1927.
Después de difíciles negociaciónes con un incomplaciente, Juárez, quién tuvo que soportar la crítica del siempre amistoso Washington, el cuerpo de Maximiliano fue devuelto a Austria en el mismo barco, S.M.S. „NOVARA” el cual lo había traido a México, era ahora el que se llevaba su cuerpo a Trieste y a su final lugar de descanso en la cripta imperial de Viena.
La tragedia de Maximiliano fue el asumir la corona de México de buena fe y lleno de las mejores intenciónes. Él era noble, recto y honesto, y genuinamente quería llevar a México a una éra de paz y prosperidad. Era su destino el haber sido traicionado por los franceses, las realidades políticas y las maquinaciones del dictador Benito Juárez, su esencialmente noble caracter nunca le permitó considerar cortar sus perdidas para salvar su propia vida. Él era un mexicano.
Uno sólo puede especular que tipo de Mexico él hubiese dejado si hubiera tenido éxito. Si Maximiliano hubiese gobernado en lugar de Juárez. En opinión de los autores de este ensayo, uno mucho más fuerte al que se pudiera enfrentar el poderoso vecino del Norte. Una cosa parece segura, la real tragedia de la vida de Maximiliano es sólo al final, su traicion e injusta muerte fue más que nada una perdida para el Pueblo Mexicano.
Cronología
1832: El archiduque Fernando Maximiliano nace el 6 de julio. El segundo hijo del archiduque Franz Karl de Habsburgo y su esposa Sofía en el Palacio de Schönbrunn Viena.
1851 Sienta su carrera en la armada real con el rango de lugarteniente.
1856 Comienza a construcción de su castillo de Miramar cerca del Puerto Adriático de Trieste.
1857 Ferdinando Maximiliano es nombrado gobernador general de la provincia del Norte de Italia de Combarolvenetia.
1859 El 19 de abril es reelevado de su puesto de gobernador general. Estalla la guerra entre Francia y Piedmont-Sardinia.
1861 Napóleon III. sugiere a Maximiliano como candidato para el trono mexicano.
1863 En octubre una delegación mexicana llega a Miramar para ofrecer a Maximiliano y Carlota la corona-Maximiliano hace su aceptación condicionada al plebicito nacional a su favor.
1864 El 14 de abril Maximiliano y Carlota dejan Miramar abordo de la nave Austriaca „Novara” para sarpar a México.
1865 Maximiliano adopta Don Agustin y Don Salvador.
1865 Termina la guerra civil en los Estados Unidos de América. Se ejerce presión sobre Francia con respecto a la doctrina Monroe.-Maximiliano adopta a Don Augustín y a Don Salvador.
1866 Napóleon III. ordena la retirada de las tropas francesas en México. El emperador Maximiliano se rehusa a dejar a sus apoyos mexicanos. Carlota sale rumbo a Europa en busca de ayuda, adquiriendo delirio de persecución-las tropas republicanas avanzan sobre México.
1867 Maximiliano y sus tropas imperiales se refugían en Querétaro. El pueblo cae traccionado después de 72 días. El 19 de junio el emperador y dos de sus leales generales fueron ejecutados por una escuadra republicana en el cerro de las campanas.
1868 El 18 de enero el cuerpo de Maximiliano de Habsburgo descansa al lado de sus ancestros en la cripta imperial de la Iglesia de los Capuchinos en Viena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares

Agrégame en tu blog

Seguidores