Pedro de Valdivia (1497-1553), conquistador
español, fundador de la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura, la actual
Santiago (capital de Chile).
Se cree que nació en la
localidad pacense de Villanueva de la Serena. Alistado muy joven en las tropas
reales, participó en las campañas de Flandes en 1521 y en las de Italia desde
1522 hasta 1525, donde sirvió a las órdenes de Próspero Colonna y de Fernando
de Ávalos, marqués de Pescara. Se casó en España con Marina Ortiz de Gaete, de
linaje hidalgo como él, y en 1535 la abandonó para embarcarse hacia las Indias
con destino a Venezuela, a las órdenes de Jerónimo Alderete.
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SU ACTIVIDAD EN EL PERÚ
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En 1537, pasó al Perú
en apoyo de Francisco Pizarro, el cual le nombró maestre de campo. Allí luchó,
junto al ejército de Hernando Pizarro, contra Diego de Almagro, y participó en
el triunfo obtenido en la batalla de las Salinas, en 1538. Más tarde, se
dirigió con Hernando y Gonzalo Pizarro a conquistar las provincias del Collao y
de Charcas, en el Alto Perú. Sometidas estas tierras, Valdivia recibió en
recompensa una encomienda en el valle de la Canela y una mina de plata en el
cerro de Porco, en la rica región de Charcas.
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LA CONQUISTA DE CHILE
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En 1539, tras obtener
de Francisco Pizarro la autorización así como el título de teniente gobernador
de Chile, inició los preparativos de la expedición, que partió de Cuzco a
mediados de enero de 1540. Figuraban como socios Francisco Martínez, mercader
que suministró el material necesario para la expedición, y Pedro Sancho de Hoz,
facultado por provisión real para conquistar las tierras al sur del estrecho de
Magallanes. Pero este tuvo que renunciar a sus derechos en la empresa, tras
descubrirse la traición e intento de asesinar a Valdivia. Viajaba también en la
expedición una mujer, Inés de Suárez, compañera de Valdivia, cuya participación
fue decisiva en algunos momentos de la conquista. La partida avanzó desde Cuzco
a Arequipa, y, siguiendo la región próxima a la costa, llegó a la puna de
Atacama, en el actual Chile. Una vez atravesado el desierto de Atacama,
Valdivia tomó posesión de la tierra en el valle del río Copiapó, región que fue
bautizada como Nueva Extremadura; más al sur, en el valle del Mapocho, fundó
Santiago de la Nueva Extremadura el 12 de febrero de 1541, la primera de una
serie de fundaciones españolas dentro del ambicioso proyecto de Valdivia de
expansión hacia el cono sur. Atribuyéndose el título de gobernador de la nueva
ciudad, tuvo que hacer frente a una conjura de almagristas y a sucesivas
rebeliones indígenas que acabaron con la destrucción de Santiago y dificultaron
la supervivencia de los colonizadores, lo que le obligó a pedir refuerzos al
Perú, que llegaron a finales de 1543. Ese año, encomendó a Juan Bohón la
fundación de una nueva ciudad, denominada La Serena en recuerdo de su tierra
natal, que fue establecida en el valle del Coquimbo, al norte, restableciendo
así la necesaria comunicación con los territorios peruanos, de donde procedían
los recursos materiales y humanos.
Simultáneamente, confió
a Francisco de Villagra nuevas exploraciones hacia el río Maule, en dirección
al estrecho de Magallanes. Para consolidar sus objetivos y legalizar su
nombramiento tuvo que marchar al Perú, donde prestó sus servicios a Pedro de La
Gasca y luchó en la batalla de Xaquixahuana (1548), en el bando realista,
frente a Gonzalo Pizarro, quien resultó derrotado y muerto. En recompensa, le
fue reconocido en nombre del rey Carlos I (emperador Carlos V) el cargo de
gobernador y capitán general de Nueva Extremadura. A su regreso del Perú,
comenzó la exploración hacia tierras más meridionales, en un intento de
convertir Chile en una inmensa franja que llegase hasta el estrecho de
Magallanes. Tras la reconstrucción de las poblaciones destruidas, Valdivia se
lanzó a la fundación de nuevas ciudades, tales como Concepción (creada
inicialmente en el lugar donde se encuentra en la actualidad la ciudad de
Penco), en 1550, La Imperial, al año siguiente, o Villarrica y Valdivia, en
1552; y de fuertes como los de Arauco, Purén y Tucapel, en 1553. El avance de
Valdivia hacia los confines meridionales se vio frenado por los indígenas de la
región, los araucanos, quienes, encabezados por los caudillos Caupolicán y
Lautaro, hicieron frente y asesinaron a Valdivia en Tucapel, el 25 de diciembre
de 1553, hechos que recogió Alonso de Ercilla en La Araucana, una de las
obras más destacadas de la épica castellana, cuya primera parte fue publicada
en Madrid en 1569.
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