Pedro Luna
(1894-1956), artista chileno que pertenece a la llamada generación de 1913.
Este grupo engloba a una serie de pintores que, situados a medio camino entre
el academicismo decimonónico y las vanguardias históricas, vuelven sus ojos
hacia Chile para reproducir sus paisajes y sus costumbres.
Nació en Santiago en
el seno de una familia de la alta sociedad. A finales de la década de 1900
contrajo matrimonio y se trasladó a Roma (Italia), donde realizó un gran número
de obras en las que se aprecia la influencia del postimpresionismo, del
expresionismo y, en especial, de Paul Cézanne y Édouard Manet. De esa época son
Cúpula de San Pedro desde el puente Vaticano y La catedral de
Marsella.
De vuelta a Chile, en
1922, pintó La fábrica, un magnífico lienzo que se cuenta entre sus
obras más notables. En los siguientes años se dedicó a recorrer el país
buscando en su tierra y en sus gentes la fuente de inspiración para su trabajo.
Casado en segundas nupcias con una rica latifundista, en pocos años dilapidó la
fortuna familiar y, arruinado y desalentado, vio cómo su producción empezaba a
decaer. De esa época es Danza de enanas, magnífica obra que describe con
acritud una escena de cabaré y que recoge todo el sentir de su autor durante
ese periodo.
Los últimos años de
su vida transcurrieron en Viña del Mar, donde realizó sus obras postreras
imbuidas de una moderación ausente en sus obras de juventud.
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