Alfonso IV el Monje (fallecido en el
932), rey de León (925-931). Su acceso al trono se produjo después del
conflicto sucesorio planteado a la muerte de su padre, Ordoño II (924). En
principio, se impuso como rey de León su tío, Fruela II, pero con la muerte de
éste (925) resurgieron los enfrentamientos por el control de la monarquía. Tras
ese conflicto latían las diferencias existentes entre los diversos territorios
que componían el reino y los deseos autonomistas de la nobleza. Alfonso IV
consiguió proclamarse rey en el 925, pero en la práctica la soberanía del reino
estaba fragmentada. Su hermano, Sancho Ordóñez, gobernaba Galicia con el título
de rey (925-929), y su otro hermano, Ramiro, Portugal. La muerte de Sancho, y
la retirada de Alfonso IV en el 931 a un monasterio, permitieron a Ramiro II
(931-951) reunificar el reino, no sin problemas, ya que Alfonso pretendió
recuperar el trono, por lo cual su hermano hubo de detenerle.
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