El estilo para la dirección de orquesta de Arturo
Toscanini marcó el comienzo de un movimiento de rechazo a los excesos de los
directores de finales del siglo XIX y comienzos del XX, y una mayor atención a
las instrucciones de los compositores en la partitura.
Arturo Toscanini
(1867-1957), director de orquesta italiano que llevó la música clásica a miles
de nuevos aficionados durante su prolongada carrera de casi 70 años.
Nació el 25 de marzo
de 1867 en Parma estudió en los conservatorios de Parma y Milán. Comenzó a
trabajar como violonchelista y asistente del director del coro en una compañía
itinerante de ópera italiana. En 1886 en Brasil en la representación de la
ópera Aida de Giuseppe Verdi tuvo que sustituir al director contratado y
obtuvo un gran éxito por su especial y enérgica forma de dirigir. En 1898 fue
nombrado primer director de La Scala de Milán. Entre 1908 y 1915 ocupó el cargo
de primer director de la Metropolitan Opera House de Nueva York y entre 1921 y
1929 el de director artístico de La Scala. A continuación se dedicó al
repertorio sinfónico. Su valor al rechazar ofertas de trabajo en Italia y
Alemania durante los regímenes fascistas de la década de 1930 causó gran
admiración. Entre 1929 y 1936 trabajó como director de la Filarmónica de Nueva
York y en 1937 fue nombrado director de la National Broadcasting Company
Symphony Orchestra (Orquesta de la N.B.C.), creada especialmente para él, con
la que dirigió una famosa serie de actuaciones en la radio. La última aparición
pública de Toscanini fue en 1954. Falleció el 16 de enero de 1957 en la ciudad
de Nueva York.
Toscanini siempre
dirigía de memoria. Ha sido considerado como el director que recuperó el estilo
y la disciplina de las representaciones de ópera italiana, especialmente las de
Giuseppe Verdi, su compatriota y amigo. Muchos críticos consideran que era el
que mejor dirigía la música de Beethoven y Brahms. Toscanini, siempre atento al
detalle y fiel a las intenciones del compositor, introdujo en el arte de la
dirección de orquesta una claridad, precisión y tensión que, sin ser
inexpresivas, eliminaban cualquier sentimentalismo y afectación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario