Trigésimo quinto virrey FERNANDO DE ALENCASTRE NOROÑA Y SILVA




Trigésimo quinto virrey
FERNANDO DE ALENCASTRE NOROÑA Y SILVA
(Duque de Linares, marqués de Valdefuentes, comendador de la Orden de Santiago, virrey de Nápoles y de Cerdeña y virrey del Perú)
(1711-1716)

Fue caritativo y humano. Cuando recibió el gobierno se produjo una nevada como nunca se había visto en México y el 16 de agosto de 1711 hubo un fuerte temblor de tierra que dañó a muchos edificios y causó pérdidas de vidas, El virrey acudió con su propio dinero para ayudar a los pobres y en la reconstrucción de edificios.
Para congraciarse con Inglaterra, con la que se había ya entrado en paz, le concedió la Corona la trata de negros por diez años en la América española, lo que aumentó la riqueza de los traficantes ingleses porque con el pretexto de traer negros introducían enormes cantidades de contrabando de mercaderías, lo que estaba muy penado por las leyes.
          El virrey madó construir en la dársena de Coatzacoalcos cuatro barcos ligeros, bien armados, para reforzar la armada de Barlovento, compró seiscientos fusiles nuevos en Cantabria para distribuirlos a las milicias de vecinos, envió sitiados a Cumaná para arreglar las fortificaciones, pidió inútilmente a la Corte se ordenara el establecimiento de un comercio regular entre la Nueva España y el Perú y como respuesta la Corona fijó al virrey duque de Linares una contribución de un millón de pesos de la Nueva España, anualmente.
          El duque de Linares fundó la primera biblioteca pública, así como el primer museo de animales y plantas de Nueva España. Ayudó a las misiones en California y Nuevo México, fundando nuevas poblaciones. Aunque había abundancia de granos, maíz y frijol, las epidemias mataban a mucha gente que tenía que ser enterrada en fosas comunes. Muchos enfermos estaban abandonados en plena calle.
          El duque de Linares puso mucho cuidado en la vigilancia de la Laguna de Términos, porque los ingleses seguían robando madera fina, especialmente palo de tinte. Se llevaron a cabo dos expediciones a Texas, donde fueron establecidas misiones y se fundó una colonia en Nuevo León que se llamó San Felipe de Linares. Explotó los minerales de Real de Asientos y Mapimí, prohibió la fabricación de aguardiente de caña y obligó al clero a comportarse en debida forma, sin dejar lugar a críticas o malos entendidos. Entregó el mando del virreinato en 1716 y murió en la Ciudad de México en junio del siguiente año.

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