Otto Von Bismarck




La Unidad Alemana:
Otto von Bismarck fue el estadista que mejor representó la ideología autoritaria en la política europea entre 1860 y 1890.  En 1862, el rey Guillermo I de Prusia lo designó canciller (función equivalente a la de primer ministro).  Al asumir, Bismarck comunicó al Parlamento prusiano: "Las grandes cuestiones de la época no se resuelven con discursos y mayoría en las votaciones -eso fue el error de 1848 y 1849- sino con sangre y hierro".
El punto de partida de las políticas de Bismarck fue la reforma del ejército prusiano.  El ejército reformado le sirvió para alcanzar dos objetivos:
- crear un estado nacional alemán unificado, en el que la aristocracia prusiana -núcleo dirigente del nuevo estado- ocupara una posición dominante;
- imponer un sistema de equilibrio militar entre las potencias europeas, que inhibiera cualquier intento de guerra.

La Unificación y Modernización Del Estado Alemán:
Con ese poderoso ejército, entre 1863 y 1870, Bismarck sometió la resistencia interna de los estados alemanes y disputó territorios a Dinamarca, Austria y Francia.  En 1870, Prusia entró en guerra con Francia y, en un plazo muy breve, la derrotó y anexó los territorios franceses de Alsacia-Lorena.
Como resultado de esta política, Bismarck logró consolidar la unidad nacional.  En 1871 fue proclamado el Reich (Imperio) alemán, una confederación integrada por veinticinco estados, cuya cabeza era el Kaiser (emperador) y cuyo núcleo administrativo y económico era el reino de Prusia.  Para que el Relch funcionara como un estado unificado, Bismarck lo dotó de una administración central fuerte y burocratizado.  Su intención era terminar con todas las tendencias a la dispersión y a la autonomía de los antiguos estados alemanes.
La constitución del Imperio alemán tuvo características ambiguas.  Por un lado, reconocía el derecho de sufragio secreto y universal masculino (es decir, para todos los ciudadanos varones): era el sufragio más amplio de toda Europa.  Por otro lado, los ciudadanos sólo votaban para elegir representantes al Reichstao (Parlamento).  Y ese Reichstag tenía atribuciones restringidas: ni el Kaiser ni el canciller estaban sometidos a sus decisiones, aunque las leyes debían tener aprobación parlamentaria.  El ejército sólo debía lealtad al Kaiser, y dependía exclusivamente de él
La política de unificación alemana se completó con un conjunto de i-nedidas administrativas, económicas y sociales:
- para alcanzar un mercado interno nacional, creó un sistema de pesas y medidas único y una moneda nacional;
- para unifícar el Poder Judicial, reformo la organización de la justicia y reordenó la jurisprudencia de los diferentes estados;
para proteger la producción agrícola e industrial del Relch, promulgó leyes que arancelaban las importaciones.
Uil conjunto de leyes sociales -seguros de enfemedad (1883), de accidentes (1884), de vejez y de invalidez (1889)- fueron sancionadas para proteger a los trabajadores de un imperio que marchaba a convertirse en la mayor potencia industrial de Europa.

La "Paz Armada"
Durante casi veinte años el equilibrio europeo descansó en la amenza que significaba el poderoso ejército alemán.
Inglaterra -concentrada en el desarrollo de su prosperidad económica, en la expansión imperial y en una concertación política entre liberales y conservadores- optó por aislarse de los probleiiias europeos.  A la inversa, para Bismarck era prioritario el desarrollo industrial de Alemania antes que la disputa por territorios coloniales en Asia y África.  Por lo tanto, se mantuvo al margen de la disputa que mantenían las potencias europeas por aiiipliar sus colonias y su influencia en el mercado mundial.
Hacia fines de siglo, quedaron planteados tres problemas que llevarían al estallido de la Primera Guerra Mundial:
- Desde la guerra franco-prusiana (1870), el nacionalismo francés reivindicó sus derechos sobre los territorios de Alsacia y Lorena anexados por Alemania.
- El equilibrio basado en el ejército obligó a todas las potencias europeas a ingresar en una "carrera de los armamentos" que garantizara tanto su defensa interna como su expansión imperialista.
- La llegada al trono de un nuevo Kaiser, Guillermo II, modificó la política exterior de Alemania, que se lanzó a disputar su participación en el mercado mundial y su presencia en territorios coloniales.  Esta estrategia provocó la caída de Bismarck en 1890.

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