Ruhollah Jomeini, un erudito de la religión islámica iraní, llegó al poder en 1979 después de que sus seguidores hubieran derrocado al sha Muhammad Reza Pahlavi. Jomeini, líder del sector chiita del islam, deseaba poner fin a la influencia de Occidente en su país y convirtió a Irán en una república islámica. Consideraba que las potencias occidentales, sobre todo Estados Unidos, eran enemigos de Irán por
Ruhollah Jomeini (c. 1900-1989), ayatolá iraní, dirigió la Revolución Islámica que derrocó al sha Muhammad Reza Pahlavi en 1979, y fundó la República Islámica de Irán, de la cual se convirtió en guía de la Revolución (1979-1989).
Nacido en la ciudad desértica de Jomein, su nombre real era Ruhollah Hendi. Se convirtió en discípulo de un respetado profesor del islam y se trasladó con él a Qom en 1922. Jomeini llegó a ser un destacado teólogo islámico, escribió más de 20 libros sobre estos temas y en 1962 accedió a la jefatura de la comunidad chiita iraní. Crítico destacado de la dinastía Pahlavi desde la década de 1930, fue arrestado en 1963 por oponerse a medidas liberalizadoras (como la reforma agraria y la emancipación de la mujer) y se exilió, primero en Turquía y después en Irak, donde vivió (1964) en la ciudad santa chiita de Najaf. Cuando fue expulsado de Irak (1978), encontró refugio en un barrio de París. Desde allí continuó su campaña contra el régimen del sha Reza Pahlavi y contra su principal valedor, Estados Unidos. Jomeini realizó grabaciones magnetofónicas que incitaban a la desobediencia multitudinaria. Éstas fueron introducidas ilegalmente en Irán y emitidas al pueblo por radios de onda corta. De regreso a Irán en febrero de 1979, después de que el Sha huyera, Jomeini presidió la Revolución Islámica que de hecho eliminó de Irán toda influencia occidental, así como toda la posible oposición al régimen teocrático chiita.
En noviembre de 1979, las diferencias de Jomeini contra Estados Unidos condujeron al asalto de la embajada estadounidense en Teherán y a la toma de 53 funcionarios estadounidenses como rehenes, acción que después aprobó. La nueva Constitución de la República Islámica de Irán, aprobada en diciembre de 1979, le convirtió en el supremo líder político y religioso de forma vitalicia. Su régimen apoyó activamente la actuación de grupos terroristas y la propagación del islamismo radical. También prolongó la Guerra Irano-iraquí (1980-1988) esperando derrocar a Saddam Husayn, acordando contra su voluntad el alto el fuego final. A pesar del coste económico y humano de su gobierno, Jomeini disfrutó de un considerable apoyo popular dentro de Irán, aunque aparecieron signos de que su política más extrema no sobreviviría a su muerte, que se convirtió en un auténtico duelo nacional. En la actualidad, su tumba es centro de peregrinaciones y de culto multitudinario.
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