Rosalía de Castro
Rosalía de Castro (1837-1885) renovó la lírica tanto en lengua gallega como castellana y fue una de las artífices, junto con Gustavo Adolfo Bécquer de la moderna poesía española. Sus poemas, desprovistos de cualquier esperanza, suponen un punto de partida de la lírica moderna. Rompen con las formas métricas de su tiempo y presentan unas imágenes religiosas inquietantes y muy poco tradicionales. Una actriz recita en gallego los primeros versos de Cantares galegos.
Rosalía de Castro (1837-1885), poeta española cuya obra, escrita en lengua gallega, a la que revitalizó, y en castellano, supuso junto con la de Bécquer, el inicio de la poesía española moderna. Todavía es ampliamente leída y sigue mereciendo constante atención crítica.
Nació en Santiago de Compostela, hija de una mujer soltera de buena familia y de un seminarista. Su nodriza le enseñó la lengua gallega y le hizo conocer la poesía popular en esa lengua. En Madrid, ciudad donde se trasladó por razones familiares en 1856, conoce a Manuel Murguía, con el que se casó dos años más tarde y quien la puso en contacto con Bécquer y su círculo. En 1857 publicó su primer libro poético, La Flor, al que siguieron Cantares gallegos, de 1863, y Follas Novas, de 1880, ambos en gallego. Su obra principal, En las orillas del Sar, se publicó en castellano en 1884. Tuvo seis hijos, pero su matrimonio no parece que fuera feliz. Su salud fue delicada y su temperamento claramente depresivo. Desde 1874 vivió en Galicia, y murió en 1885 en Padrón, La Coruña.
Con Cantares gallegos se situó como precursora, junto a Curros Enríquez y Pondal, del Rexurdimento cultural de Galicia. El libro tiene reminiscencias de la antigua lírica galaico-portuguesa, de origen provenzal, especialmente de la popular, con notables innovaciones métricas, y protesta contra el centralismo castellano y la vida miserable del campesino gallego que le obliga a emigrar. Por su parte, en Follas Novas, ve el mundo como adversidad, y la existencia humana como dolor, con toques intimistas. Algunos críticos lo consideran el mejor de toda la poesía gallega.
En las orillas del Sar cambió de idioma, quizá porque Rosalía creyó agotadas las posibilidades literarias del gallego. Sus poemas, desprovistos de cualquier esperanza, suponen un punto de partida de la lírica moderna. Rompen con las formas métricas de su tiempo y presentan unas imágenes religiosas inquietantes y muy poco tradicionales. Galicia sólo aparece episódicamente, aunque ciertas metáforas evocan realidades de su país que es preciso defender. La emoción personal ante la felicidad que nunca se consigue resume la tremenda inutilidad que implica la aspiración a la belleza sobrenatural. Algunos de sus símbolos inspirarán a Antonio Machado. Por su parte, Juan Ramón Jiménez la sitúa entre los predecesores de la revolución poética iniciada por Rubén Darío. La crítica actual subraya su feminismo pionero.
Rosalía de Castro también fue autora de las novelas La hija del mar (1859), de carácter folletinesco; Flavio (1861), una novela sobre la imposibilidad del amor, y la costumbrista Ruinas (1866). Además publicó las tituladas El caballero de las botas azules, en 1867, y El primer loco, en 1881. La crítica las sitúa muy por debajo de su poesía, aunque destaca los elementos fantasiosos y poco usuales en la narrativa de su época.
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