Antón Chéjov
El escritor ruso Antón Chéjov, uno de los más destacados de la literatura rusa de finales del siglo XIX y principios del XX, escribió relatos cortos y obras teatrales especialmente interesantes por su técnica narrativa. Su franqueza y su amor a la vida queda patente en sus relatos sobrios, eficaces y sin retórica alguna.
Antón Pavlovich Chéjov (1860-1904), dramaturgo y autor de relatos ruso, es una de las figuras más destacadas de la literatura de su época.
2 | VIDA Y OBRA |
Hijo de un comerciante que había nacido siervo de la gleba, Chéjov nació el 29 de enero de 1860 en Taganrog (Ucrania) y estudió Medicina en la Universidad Estatal de Moscú. Mientras estaba en la universidad publicó relatos y narraciones humorísticas en revistas. Casi no ejerció la medicina debido a su éxito como escritor. La primera colección de sus escritos humorísticos, Relatos de Motley, apareció en 1886, y su primera obra de teatro, Ivanov, se estrenó en Moscú al año siguiente. En 1890 visitó la colonia penitenciaria de la isla de Sajalín, en la costa de Siberia, preocupado por la situación de los condenados a trabajos forzados, posteriormente escribió La isla de Sajalín (1891-1893), un relato de su visita. Su frágil salud (padecía tuberculosis, en aquel tiempo una enfermedad incurable) le llevó a trasladarse en 1897 de su pequeña propiedad cercana a Moscú a Crimea, de clima más cálido. También hizo frecuentes viajes a los balnearios de Europa central.
Casi a finales de siglo conoció al actor y director Konstantín Stanislavski, cofundador del Teatro del Arte de Moscú, que en 1898 representó la obra de Chéjov La gaviota (1896). Esta asociación de dramaturgo y director de teatro, que continuó hasta la muerte del autor teatral, permitió la representación de varios de sus dramas en un acto y de sus obras más significativas como El tío Vania (1899), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). En 1901 se casó con la actriz Olga Knipper, que había actuado en sus obras. Chéjov murió en el balneario alemán de Badweiler la noche del 14 al 15 de julio de 1904.
3 | CRÍTICA |
La crítica moderna considera a Chéjov uno de los maestros del cuento. En gran medida, a él se debe el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento. Sus narraciones, más que tener un clímax y una resolución, son una disposición temática de impresiones e ideas. Por medio de temas de la vida cotidiana, retrató el pathos de la vida rusa anterior a la revolución de 1905: las vidas inútiles, tediosas y solitarias de personas incapaces de comunicarse entre si y sin posibilidad de cambiar una sociedad que sabían que era inherentemente errónea. Algunos de los mejores relatos de Chéjov se incluyen en el libro publicado póstumamente Los veraneantes y otros cuentos (1910).
Dentro del teatro ruso, a Chéjov se le considera como un representante fundamental del naturalismo moderno. Sus obras dramáticas, lo mismo que sus relatos, son estudios del fracaso espiritual de unos personajes en una sociedad feudal que se desintegra. Para presentar estos temas, desarrolló una nueva técnica dramática, que él llamó de “acción indirecta”. Para ello diseccionaba los detalles de la caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa.
En el teatro de Chéjov muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir es muchas veces más importante que las ideas y sentimientos expresados. Algunas de sus obras fueron inicialmente mal recibidas en Moscú, pero su técnica ha sido aceptada por los dramaturgos y los espectadores modernos, y sus obras aparecen con frecuencia en los repertorios dramáticos.
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