Baco, en la mitología romana, dios del
vino, identificado con Dioniso, el dios griego del vino, y con Liber, el dios
romano del vino. Hijo de Zeus (Júpiter), se le suele caracterizar de dos
maneras: una como dios de la vegetación, específicamente de los frutos de los
árboles, que aparece representado a menudo en los vasos áticos con un cuerno
con bebida y racimos de uvas. Como llegó a ser el dios popular griego del vino
y el regocijo, se dice que en algunos de sus festivales se producían milagros
en los que el vino era el ingrediente predominante. La segunda caracterización
del dios apunta a los misterios de una divinidad que inspiraba cultos
orgiásticos, de los que son ejemplo las ménades o bacantes. Este grupo de
mujeres abandonaba el hogar y vagaba por el desierto entrando en un estado de
éxtasis en su devoción al dios. Vestían pieles de cervatillo y se creía que
poseían poderes ocultos.
El nombre Baco llegó a usarse en la
antigua Grecia durante el siglo V a.C. Se refiere a los fuertes gritos con los
que se adoraba al dios en las bacanales, frenéticas celebraciones en su honor.
Estos hechos, supuestamente originados en las fiestas de la naturaleza
primaveral, llegaron a ser ocasión de embriaguez y de actos licenciosos y
disolutos, en los que los celebrantes danzaban y bebían. Las bacanales se
hicieron cada vez más desenfrenadas. Por esa razón, el Senado romano las
prohibió en el año 186 a.C. En el siglo I d.C., sin embargo, los misterios
dionisíacos eran aún populares, como lo demuestran las representaciones
alusivas encontradas en sarcófagos griegos.
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