En el siglo VI a. de C. Esparta dejó de tener contacto con otras polis y se cerró sobre sí misma. Mientra Atenas y otras polis evolucionaban hacia la democracia, en Esparta el sistema aristocrático se mantuvo vigente durante varios siglos.
Para resolver los problemas del aumento de población se fundaron colonias, en cambio Esparta decidió conquistar territorios, tales como el de sus vecinos: Mesenia. Esto convirtió a los espartanos en dueños de excelentes tierras para la ganadería y la agricultura.
Para mantener este dominio, Esparta debió crear ejércitos poderosos, basados en entrenamientos pesados, duros y obligatorios. Se era soldado hasta los 60 años.
Además dentro de Esparta, existían grupos numerosos de esclavos, que trabajaban la tierra y recibían una parte de su producción. Se los denominó iliotas. Estos cada tanto se revelaban, creando conflictos internos, que alteraban del orden de la polis.
En Esparta, hubo un legislador que la salvó de la anarquía, conocido como: Licurgo. Fue un hombre que había viajado mucho y que cuando llegó a su tierra fue nombrado legislador.
Este dividió el poder entre dos reyes, que no eran ni mas ni menos los jefes del ejército espartano y tenían demás la presidencia del Senado y el poder ejecutivo.
El Senado compuesto por 28 senadores elegidos por el pueblo, presentaba las leyes a la Asamblea para su discusión y aplicación. Había además un conjunto de personas que inspeccionaban la aplicación y conducta de estas leyes, llamado: éforos.
La educación pública tenía por objeto fundamental desarrollar el cuerpo t darle fuerza por medio de la gimnasia.
Los espartanos sólo debían ocuparse de la caza y de la guerra. Para mantener la unión entre ellos Licurgo, implantó las comidas públicas a las que debían asistir hasta los reyes y en las que sólo se comía pan, higos, queso, y se servía vino y un caldo negro de harina tostada. No había comercio. Las monedas de oro y plata fueron remplazadas por las de hierro, tan pesadas que hacia falta un carro para transportar una pequeña cantidad .Estaba prohibido el lujo. Los niños enfermizos eran tirados al acantilado. Los sanos se acostumbraban a sufrir cualquier cosa sin quejarse, iban descalzos y con el mismo vestido tanto en invierno como en verano. Se le azotabas para acostumbrar el dolor. El robo le estaba permitido pero si se los encontraba eran castigados, por falta de astucia. La ley le prohibía el retroceso ante el enemigo superior en número y gracias a esta ley los espartanos fueron los saldados más valientes de Grecia.
En base a estas leyes, Esparta fue siempre un pueblo guerrero, belicoso, y presto a la guerra ante cualquier problema.
Esparta fue la vencedora ante Atenas después de 30 años de guerra, conocida como la guerra de Peloponeso. Esta guerra los desmoralizó a tal punto que Filipo II, rey de Macedonia aprovechó la oportunidad para conquistar ambas ciudades.
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