FÉLIX BERENGUER DE MARQUINA
(Oficial de marina, gobernador de las islas Marianas en el Pacífico)
(1800-1803)
Era de orígen humilde. Desde muy joven estuvo embarcado en los navíos de guerra y el 30 de abril de 1754 presentó examen como guardiamarina y sirvió en barcos de guerra, en el Mediterráneo y en el Atlántico.
Hombre estudioso, llegó a ser maestro de matemáticas y de astronomía en la Academia Naval de Cartagena y después director del Cuerpo de Pilotos de la Armada. En 1789 se le encargó la gobernación de las islas Marianas, que desempeñó hasta 1795 en que regresó a España a ocupar cargos en la administración de la Marina; ascendió a teniente general de la Armada española y el 8 de noviembre de 1799, Carlos IV lo nombró virrey de la Nueva España.
Era tenaz, honrado y valiente, con buena preparación en su profesión, pero de poca capacidad para los cargos de gobierno. En 1800, al hacer la travesía de Cuba a Veracruz fue hecho prisionero por los ingleses que lo remitieron a Jamaica, en donde lo trataron con muchas consideraciones al grado de que le permitieron embarcar hacia Veracruz. El 29 de marzo del mismo año recibió el mando del Virreinato en la villa de Guadalupe y entró a la ciudad de México al día siguiente. Como sabía que los ingleses podían desembarcar en Veracruz, hizo reforzar las guarniciones de Ulúa y del propio puerto; también reforzó los presidios del norte para rechazar a los angloamericanos, que frecuentemente trataban de establecerse en aquellas lejanas comarcas. A Marquina le tocó entregar a Francia el gran territorio de la Luisiana, que al poco tiempo fue vendido por Napoleón a los norteamericanos.
En enero de 1801 fue denunciada una conspiración encabezaa por el oficial de Marina don Francisco Antonio Vázquez, pero se la consideró sólo supuesta por no haberse podido comprobar absolutamente nada. En el mismo enero un cacique indígena llamado Mariano, de la sierra de Tepic, promovió una sedición tratando de restablecer la monarquía de Moctezuma y mezclándola con la religión puesto que los sublevados, que eran muchos, tenían como bandera una imagen de la Vírgen. Cuando el señor Fernando Abascal, presidente de la Audiencia de Guadalajara, tuvo conocimiento de la sedición, dio órdenes para que el capitán de marina Salvador Hidalgo y el jefe de milicias Leonardo Pintado, marchasen contra los rebeldes, que fueron derrotados. Pacificada la comarca los indios prisioneros fueron enviados a Guadalajara, aunque Mariano logró escapar.
El 9 de septiembre de 1802 se hizo pública la paz con Inglaterra, por lo que el comercio de ultramar se benefició; pero Marquina, disgustado porque habían desaprobado algunas de sus dispocisiones, renunció al cargo y habiéndosele aceptado entregó el gobierno el día 4 de enero de 1803. Marquina regresó a España, tomó parte en la guerra contra los franceses y murió en Alicante, su ciudad natal, el 30 de octubre de 1826.
Era tenaz, honrado y valiente, con buena preparación en su profesión, pero de poca capacidad para los cargos de gobierno. En 1800, al hacer la travesía de Cuba a Veracruz fue hecho prisionero por los ingleses que lo remitieron a Jamaica, en donde lo trataron con muchas consideraciones al grado de que le permitieron embarcar hacia Veracruz. El 29 de marzo del mismo año recibió el mando del Virreinato en la villa de Guadalupe y entró a la ciudad de México al día siguiente. Como sabía que los ingleses podían desembarcar en Veracruz, hizo reforzar las guarniciones de Ulúa y del propio puerto; también reforzó los presidios del norte para rechazar a los angloamericanos, que frecuentemente trataban de establecerse en aquellas lejanas comarcas. A Marquina le tocó entregar a Francia el gran territorio de la Luisiana, que al poco tiempo fue vendido por Napoleón a los norteamericanos.
En enero de 1801 fue denunciada una conspiración encabezaa por el oficial de Marina don Francisco Antonio Vázquez, pero se la consideró sólo supuesta por no haberse podido comprobar absolutamente nada. En el mismo enero un cacique indígena llamado Mariano, de la sierra de Tepic, promovió una sedición tratando de restablecer la monarquía de Moctezuma y mezclándola con la religión puesto que los sublevados, que eran muchos, tenían como bandera una imagen de la Vírgen. Cuando el señor Fernando Abascal, presidente de la Audiencia de Guadalajara, tuvo conocimiento de la sedición, dio órdenes para que el capitán de marina Salvador Hidalgo y el jefe de milicias Leonardo Pintado, marchasen contra los rebeldes, que fueron derrotados. Pacificada la comarca los indios prisioneros fueron enviados a Guadalajara, aunque Mariano logró escapar.
El 9 de septiembre de 1802 se hizo pública la paz con Inglaterra, por lo que el comercio de ultramar se benefició; pero Marquina, disgustado porque habían desaprobado algunas de sus dispocisiones, renunció al cargo y habiéndosele aceptado entregó el gobierno el día 4 de enero de 1803. Marquina regresó a España, tomó parte en la guerra contra los franceses y murió en Alicante, su ciudad natal, el 30 de octubre de 1826.
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