Quincuagésimo tercer virrey MIGUEL DE LA GRÚA TALAMANCA Y BRANCIFORTE




Quincuagésimo tercer virrey
MIGUEL DE LA GRÚA TALAMANCA Y BRANCIFORTE
(Marqués de Branciforte)
(1794-1798)


De origen italiano, fue capitán general del ejército español; tenía título de Grande de España.
Fue nombrado virrey por estar casado con doña María Antonia Godoy, hermana del primer ministro don Manuel Godoy, llamado el Príncipe de la Paz. El 15 de junio de 1794 llegó a Veracruz y el 12 de julio tomó posesión del gobierno. Este virrey, protegido por un primer ministro inmoral, se ocupó principalmente de obtener dinero para él, y por eso, bajo el pretexto del estado de guerra que existía entre España y Francia revolucionaria, hizo secuestrar todos los bienes de los franceses residentes en Nueva España y en Luisiana, que no eran pocos, de cuya venta se quedó con gran parte.
          Para mediados de julio de 1795 el ministro Godoy, representando a España, hizo la paz con los franceses, pero en Nueva España no dejaba de vigilárseles. En ese entonces y desde la época del despotismo ilustrado de Carlos III, la Inquisición había dejado de perseguir herejes y luteranos para ocuparse de la gente con las ideas políticas propagadas por filósofos y economistas, que habían movido a los revolucionarios franceses. Al gobierno del virrey Branciforte le tocó entrar en negociaciones con los Estados Unidos de América para marcar límites entre los dos países. Entre las personas comisionadas por el gobierno virreinal estaba un religioso peruano residente en México, especializado en cosmografía y matemáticas, fray Melchor de Talamantes, quien fue de los encargados de trazar la colindancia con la joven república del norte.
          Sin hacer caso a los consejos del conde de Aranda, brillante político y economista español, la Corona hizo que se redoblaran las medidas de vigilancia contra los norteamericanos, sólo por considerárseles revolucionarios como a los franceses y no por sus ambiciones expansionistas. Branciforte de todo sacaba partido para hacerse de dinero porque francamente se trataba de un sujeto indigno y ladrón, uno de los más malos gobernantes que tuvo la Nueva España.
          Hizo vender los empleos y los grados militares. Cuando España, en paz con Francia, declaró la guerra a Albión, el virrey Branciforte se aprovechó incautando en su beneficio las propiedades e intereses de ciudadanos ingleses; por halagar la vanidad del monarca contrató los servicios del arquitecto don Manuel Tolsá para que hiciera una gran estatua ecuestre de Carlos IV, para halagar también al ministro Godoy. Se notó mucho contraste entre la honradez y virtudes del conde de Revillagigedo y la rapacidad e ineptitud de Branciforte, quien empezó por favorecer a los enemigos de aquel gobernante emérito hasta lograr que el Ayuntamiento de México acusara al conde declarando que había empleado grandes sumas en obras de ninguna importancia. Las acusaciones, como se ha visto, no prosperaron y el Ayuntamiento tuvo que pagar los costos del juicio.
          Habiéndose declarado nuevo estado de guerra entre España y Francia, Branciforte dispuso poner sobre las armas a nuevos regimientos provinciales, que le dieron a ganar mucho dinero por la escandalosa venta que hizo de los empleos militares. Por fin el desorden y la deshonestidad de este virrey, de los que estaba informada la Corona, hicieron que fuera removido nombrándose en su lugar a don Miguel José de Azanza.

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