JUAN DE LEYVA DE LA CERDA
(Conde de Baños y marqués de Leyva y de Ladrada)
(1660-1664)
Pertenecía a la vieja nobleza española; desde muy joven empezó a servir a la Corona en la marina, combatiendo a los piratas argelinos que infestaban el Mediterráneo y posteriormente, en 1626, a los sublevados catalanes de Tarragona. Fue nombrado virrey de Nueva España cuando tenía 56 años de edad y entró en la capital mexicana el 16 de septiembre de 1660, acompañado de su familia. El conde de Baños era de carácter altanero, brusco en sus modales y de codicia sin límite. Todas esas características las tenían también sus familiares.
Recién llegado su hijo Pedro tuvo un altercado con un servidor del conde de Santiago al que mató de una estocada y como el conde le reprochase su conducta, don Pedro de Leyva consiguió unos asesinos bien pagados con los que intentó matar al conde. Las presiones y abusos provocaron rebeliones de algnos grupos de indígenas, principalmente en Tehuantepec. Hizo embargar tierras y propiedades para darlas a sus familiares y a algunos amigos y para cubrir un préstamo que el tesoro de Nueva España había adelantado a la Corona, embargó las mercaderías que llegaron de Europa a Veracruz, para obligar al comercio de la Ciudad de México a aportar de inmediato el dinero que se le había remitido al rey.
Como las quejas contra el virrey eran muchas, la Corona dispuso que entregara interinamente el Virreinato al obispo don Diego Osorio de Escobar; pero Leyva interceptaba la correspondencia y así se apoderó de las órdenes de la Corona y siguió gobernando hasta que el obispo supo, dio a valer su autoridad y el virrey, en forma humillante, tuvo que salir de México casi a escondidas, con gran alegría de la gente que lo aborrecía. Embarcó para España y cuando se presentó en la Corte fue reprendido severamente por el rey, quien lo separó para siempre de todo servicio. El conde de Baños enviudó, tomó las órdenes de los carmelitas y estuvo en un convento hasta que murió en 1667
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