Nació en sonora en el año de 1881 en los primeros días del mes de octubre. La cámara de diputados nombró presidente interino a De la Huerta, el 24 de mayo de 1920. Este personaje político encabezó una revolución, llamada de la huertista, en Veracruz, desconociendo el gobierno del gral. Obregón el 6 de diciembre de 1923, pero fracasado en su movimiento, embarco rumbo a los Estados Unidos, fijándose su residencia en los Angeles California. Años después regreso a México y ocupo el distinguido cargo de Visitador General de Consulados. Murió el 9 de julio de 1955.
Felipe Adolfo de la Huerta Marcor (Guaymas, Sonora, México; 26 de mayo de 1881 - Ciudad de México; 9 de julio de 1955) fue el 47° Presidente de México en 1920.
Los De la Huerta
Su abuelo, Torcuato de la Huerta, fue un español procedente de Granada que vino a radicar a México, donde se casó con Josefa Armenta Castro. Ellos vivieron por un tiempo en territorio yaqui y se relacionaron con los miembros de esta tribu. De esta unión nació, en 1833, Torcuato de la Huerta Armenta.
Sus bisabuelos fueron los guaymenses Bonifacio Basozábal y Balvaneda Luján, quienes procrearon a una niña a la que llamaron Carmen. Ella contrajo matrimonio con Juan Marcor el 15 de septiembre de 1845. De esta unión nacieron trece hijos: Carmen, Elisa, Juan, Polina, Luisa, Abraham, Adrián, Alfredo, Alberto, Emilio, Liberato, Torcuato y Gertrudis.
Felipe Adolfo de la Huerta Marcor nació en el puerto de Guaymas, Sonora, el 26 de mayo de 1881. Fue hijo de Torcuato de la Huerta Armenta y Carmen Marcor Basozábal. Cursó sus estudios primarios en el Colegio Sonora de Hermosillo. En 1896 se trasladó a la ciudad de México para ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria, donde estudió contabilidad y canto hasta 1900. Ese año, su padre falleció y se tuvo que regresar a Guaymas. La tienda “El Cosmopolita”, que era atendida por su padre y José Lino Iberri, se fue a la bancarrota. Entonces, el joven Adolfo se vio en la necesidad de buscar empleo. Consiguió trabajo en una sucursal del Banco Nacional de México y luego como gerente de la Hacienda-Tenería de San Germán.
Asimismo, participó como músico y cantante de bien educada voz en las fiestas y tertulias de la época. Por esas fechas, participaba en grupos políticos antirreeleccionistas de Guaymas que eran encabezados por José María Maytorena. En 1906 se incorporó al Partido Liberal Mexicano y apoyó económicamente la publicación del periódico Regeneración. En 1909 se afilió al Club Antireeleccionista de su localidad, donde fungió como secretario. A la caída de Porfirio Díaz, fue elegido como diputado local y colaboró en la pacificación de los yaquis. Al suscitarse la Decena Trágica, formó parte del grupo que acompañó a Madero del castillo de Chapultepec al Palacio Nacional. Fue diputado por Guaymas al congreso local de Sonora, enlace entre las fuerzas armadas de su estado natal y Venustiano Carranza y mediador de la tribu yaqui. En septiembre de 1913, Carranza lo nombró oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, y en agosto de 1915, titular de la misma, cargo que desempeñó hasta abril de 1916.
Gobernador de Sonora
En mayo Carranza lo nombró gobernador provisional del estado de Sonora. Entregó el poder en junio de 1917. Durante su breve administración, Adolfo dio fin a diversos conflictos con las empresas mineras, ferroviarias y agrícolas de capital extranjero. En su primer informe de gobierno presentó su programa que incluía: mejoramiento de puertos y vías de comunicación, promulgación de leyes y decretos a favor de la agricultura, las relaciones laborales y la recaudación fiscal; creación de escuelas rurales; edificación de un instituto de educación superior; e instauración de una política para promover el empleo de la población local. Además, en 1916 organizó un contingente militar para detener el avance por territorio mexicano de la expedición punitiva bajo el mando del general John J. Pershing, enviada por el gobierno norteamericano en persecución de Francisco Villa después de que éste atacó Columbus, Nuevo México.
El mismo año de 1916, a solicitud del presidente Carranza, De la Huerta regresó a la Oficialía Mayor de Gobernación y fue electo senador por Sonora en el cuatrienio de 1918 a 1922. A los pocos meses se separó del Senado para ocupar el Consulado General de México en Nueva York. Desde este puesto colaboró con el embajador en Washington, el ingeniero Ignacio Bonillas, y atendió los problemas de carácter internacional creados con motivo de la Primera Guerra Mundial. Dejó el cargo para figurar como candidato a gobernador constitucional del estado de Sonora por el Partido Revolucionario Sonorense para el periodo de 1919 a 1923. Ocupó la gubernatura el 1º de septiembre del mismo año.
Plan de Agua Prieta
Tras haber apoyado Carranza la candidatura del ingeniero Ignacio Bonillas para que le sucediera en el cargo, De la Huerta se distanció de él y en 1920 se unió al plan de Agua Prieta, que era apoyado generales prominentes de Sonora (Álvaro Obregón, Joaquín Amaro y Plutarco Elías Calles y de otros estados. El Plan desconocía al gobierno central y nombraba a De la Huerta jefe supremo del Ejército Liberal Constitucionalista. El plan triunfó. Carranza renunció y se ocultó en la sierra de Tlaxcalantongo, Puebla, donde fue asesinado el 21 de mayo de 1920.
Adolfo de la Huerta fue presidente provisional desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre de 1920, y durante esos seis meses se propuso reorganizar el gobierno, lograr la paz interna y convocar a elecciones generales para renovar el ejecutivo y legislativo. De la Huerta adoptó una actitud conciliadora hacia los grupos disidentes y reconoció la fuerza militar de quienes lo apoyaron. La formación de su gabinete fue muestra de esa intención, ya que estuvo integrada por algunos representantes de grupos revolucionarios.
La pacificación del país significó la eliminación de los jefes militares partidarios de Carranza, sobre todo los más destacados como Pablo González, Cándido Aguilar y Manuel M. Diéguez (que fueron relevados de su mando y exiliados) y la incorporación de sus tropas al ejército federal controlado ahora por sonorenses. El siguiente paso fue buscar la reconciliación de zapatistas y villistas. En cuanto a los primeros, se les incorporó al ejército federal en calidad de División del Sur. En tanto a los segundos, se logró poner una solución negociada que consistía en que las unidades villistas fueran disueltas cambio de que el gobierno otorgara un reparto de tierras a los soldados veteranos. A Pancho Villa se le ofreció una hacienda en Durango donde tendría la oportunidad de incorporarse a la vida civil como terrateniente. Tras varias negociaciones, Villa aceptó, y el 28 de julio firmó el acta de rendición; un mes después se estableció en la hacienda de Canutillo.
Elección presidencial
Después de que entregó el mando de sus tropas y quedó licenciado del ejército, Álvaro Obregón reanudó su campaña electoral interrumpida por la lucha contra Carranza, y aunque el Partido Nacional Republicano postuló al ingeniero Alfredo Robles Domínguez como candidato a la presidencia, la victoria obregonista era inminente porque tenía a su favor una enorme red de apoyos compuesta por numerosas organizaciones estatales.
Adolfo de la Huerta le entregó tranquilamente el poder a su sucesor, Álvaro Obregón. De la Huerta figuró en el gabinete obregonista como secretario de Hacienda. Entabló negociaciones con el Comité Internacional de Banqueros en Nueva York y logró reanudar el servicio de la deuda pública exterior. Como consecuencia de sus esfuerzos, en 1922 se firmaron los tratados De la Huerta-Lamont que reducían las responsabilidades contraídas en materia de deuda externa. De la Huerta tuvo fricciones con el presidente Obregón a raíz de la firma de los Tratados de Bucareli en 1923, pues consideraba que los Tratados atentaban contra la soberanía de México. Renunció a su cargo en el gabinete y aceptó su candidatura presidencial por el Partido Nacional Cooperatista para contender contra el general Calles. Se trasladó a Veracruz desde donde lanzó un manifiesto que desató la rebelión delahuertista. El movimiento se debilitó y De la Huerta partió a Estados Unidos.
Allá en el exilio, Adolfo y su esposa Clara pasaron estrecheses económicas muy fuertes. Por esa razón, el matrimonio de la Huerta, abrió una escuela de canto cercana a Hollywood. A esa academia de canto acudieron famosos cantantes y quedaron maravillados de los resultados. Adquirió fama y renombre, y su situación económica mejoró mucho, lo cual permitió a De la Huerta darle a su familia una vida digna. Tras haber estado 11 años en el exilio, en 1935, Adolfo y su familia volvieron a pisar tierras mexicanas durante el sexenio de Lázaro Cárdenas. Posteriormente, ocupó la Dirección de Pensiones en los gobiernos del Manuel Ávila Camacho y de Miguel Alemán Valdés, y fue Visitador General de Consulados durante el mandato de Adolfo Ruiz Cortines. La vida de Don Adolfo se extinguió el 9 de julio de 1955, en la ciudad de México, a la edad de 74 años.
Allá en el exilio, Adolfo y su esposa Clara pasaron estrecheses económicas muy fuertes. Por esa razón, el matrimonio de la Huerta, abrió una escuela de canto cercana a Hollywood. A esa academia de canto acudieron famosos cantantes y quedaron maravillados de los resultados. Adquirió fama y renombre, y su situación económica mejoró mucho, lo cual permitió a De la Huerta darle a su familia una vida digna. Tras haber estado 11 años en el exilio, en 1935, Adolfo y su familia volvieron a pisar tierras mexicanas durante el sexenio de Lázaro Cárdenas. Posteriormente, ocupó la Dirección de Pensiones en los gobiernos del Manuel Ávila Camacho y de Miguel Alemán Valdés, y fue Visitador General de Consulados durante el mandato de Adolfo Ruiz Cortines. La vida de Don Adolfo se extinguió el 9 de julio de 1955, en la ciudad de México, a la edad de 74 años.
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