Su nombre es Rodrigo Diaz del Vivar. Nació en Burgos o Vivar y murió en Valencia.Fue un caballero castellano, conocido com Cid Campeador.
Ante el considerable empuje de la Reconquista Española, los árabes viéronse en el duro trance de tener que invocar el auxilio de los almorávides del Norte de África, tribus fanáticas y bárbaras, recientemente convertidas al islamismo.
Los almorávides pasaron el estrecho y marcharon hacia Toledo, juntándose un número tan enorme de combatientes, que "cubrían la tierra como langostas". Alfonso VI consiguió que el rey de Aragón, Sancho Ramírez, y el conde de Barcelona, Ramón Berenguer II, se le uniesen con todas sus fuerzas para el combate. Además, formaban en las filas del Ejército cristiano multitud de caballeros de diversas regiones francesas.
Ambos ejércitos se avistaron en Sagrajas, cerca de
Albuquerque, el día jueves 22 de octubre de 806. Yusuf, jefe de los almorávides, pidió a Alfonso VI que fijara el día de la batalla, y acordaron tuviese lugar el lunes, porque el viernes era día festivo para los musulmanes, el sábado para los judíos y el domingo para los cristianos.
Al día siguiente, Alfonso VI, creyendo sorprender al Ejército enemigo, inició el ataque contraviniendo lo pactado. Tras una lucha terrible los cristianos fueron envueltos y acuchillados en todas sus líneas. Yusuf mandó amontonar en pirámides las cabezas de los guerreros cristianos y desde lo alto de estas pirámides los "muezines" llamaron a la oración.
Los almorávides derrotaron repetidas veces a los cristianos, pero a pesar de ello solamente pudieron conquistar los territorios ocupados por los reyes de Taifas.
Los cristianos no retrocedieron.
Durante el reinado de Alfonso VI, se hizo famoso un guerrero castellano llamado Ruy Díaz de Vivar, más comúnmente conocido con el nombre de "Cid Campeador". Desterrado por el rey inició, al frente de una pequeña hueste, una vida aventurera que culminó con la conquista de Valencia, ciudad en la que vivió hasta su muerte (1099). La personalidad y las hazañas del Cid proporcionaron tema para el poema Mio Cid y para gran número de "romances".
Se casó con Jimena Diaz prima del rey Alfonso VI. Al ser desterrado, el Cid sin patria, se puso al servicio del rey moro Zaragoza, y fue entonces cuadno tomó el nombre de Sidi, el Señor, que luego los cristianos convirtieron en Cid o Mio Cid. El rey Zaragoza lo envió para ayudar al de Valencia, pero debido a una sublevación en Valencia el rey fue muerto, de esta manera Rodrigo se apoderó de la ciudad y la cercó durante 9 meses, realizando así una alta empresa que evitó la expansión árabe hacia Aragón y Cataluña, pues los venció en dos veces consecutivas.
De ahí en más vivió en Valencia, reconociendo a Alfonso Vi como su señor. Varias veces acudió a la defensa de Alfonso VI, actitud que devolvió al rey su simpatía. Sus hijas se casaron con nobles de Cataluña y Navarra. Al morir El Cid, su señora deseó seguir viviendo en Valencia, pero la falta de asistencia por parte de Alfonso VI y rodeada de enemigo debió huir. Las aventuras del Cid campeador han sido restablecidas en la obra de Ramón Pidal, llamada La Espada del Cid. A través de diversas obras literarias las aventuras del Mío Cid se han mezclado entre la realidad y la leyenda, pasando este personaje a ser uno de los caballeros épicos de edad media.
Ante el considerable empuje de la Reconquista Española, los árabes viéronse en el duro trance de tener que invocar el auxilio de los almorávides del Norte de África, tribus fanáticas y bárbaras, recientemente convertidas al islamismo.
Los almorávides pasaron el estrecho y marcharon hacia Toledo, juntándose un número tan enorme de combatientes, que "cubrían la tierra como langostas". Alfonso VI consiguió que el rey de Aragón, Sancho Ramírez, y el conde de Barcelona, Ramón Berenguer II, se le uniesen con todas sus fuerzas para el combate. Además, formaban en las filas del Ejército cristiano multitud de caballeros de diversas regiones francesas.
Ambos ejércitos se avistaron en Sagrajas, cerca de
Albuquerque, el día jueves 22 de octubre de 806. Yusuf, jefe de los almorávides, pidió a Alfonso VI que fijara el día de la batalla, y acordaron tuviese lugar el lunes, porque el viernes era día festivo para los musulmanes, el sábado para los judíos y el domingo para los cristianos.
Al día siguiente, Alfonso VI, creyendo sorprender al Ejército enemigo, inició el ataque contraviniendo lo pactado. Tras una lucha terrible los cristianos fueron envueltos y acuchillados en todas sus líneas. Yusuf mandó amontonar en pirámides las cabezas de los guerreros cristianos y desde lo alto de estas pirámides los "muezines" llamaron a la oración.
Los almorávides derrotaron repetidas veces a los cristianos, pero a pesar de ello solamente pudieron conquistar los territorios ocupados por los reyes de Taifas.
Los cristianos no retrocedieron.
Durante el reinado de Alfonso VI, se hizo famoso un guerrero castellano llamado Ruy Díaz de Vivar, más comúnmente conocido con el nombre de "Cid Campeador". Desterrado por el rey inició, al frente de una pequeña hueste, una vida aventurera que culminó con la conquista de Valencia, ciudad en la que vivió hasta su muerte (1099). La personalidad y las hazañas del Cid proporcionaron tema para el poema Mio Cid y para gran número de "romances".
Se casó con Jimena Diaz prima del rey Alfonso VI. Al ser desterrado, el Cid sin patria, se puso al servicio del rey moro Zaragoza, y fue entonces cuadno tomó el nombre de Sidi, el Señor, que luego los cristianos convirtieron en Cid o Mio Cid. El rey Zaragoza lo envió para ayudar al de Valencia, pero debido a una sublevación en Valencia el rey fue muerto, de esta manera Rodrigo se apoderó de la ciudad y la cercó durante 9 meses, realizando así una alta empresa que evitó la expansión árabe hacia Aragón y Cataluña, pues los venció en dos veces consecutivas.
De ahí en más vivió en Valencia, reconociendo a Alfonso Vi como su señor. Varias veces acudió a la defensa de Alfonso VI, actitud que devolvió al rey su simpatía. Sus hijas se casaron con nobles de Cataluña y Navarra. Al morir El Cid, su señora deseó seguir viviendo en Valencia, pero la falta de asistencia por parte de Alfonso VI y rodeada de enemigo debió huir. Las aventuras del Cid campeador han sido restablecidas en la obra de Ramón Pidal, llamada La Espada del Cid. A través de diversas obras literarias las aventuras del Mío Cid se han mezclado entre la realidad y la leyenda, pasando este personaje a ser uno de los caballeros épicos de edad media.
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