Juan Carlos Zabala
Esta imagen recoge uno de los momentos más épicos de la historia del deporte argentino. Era el día 9 de agosto de 1932 y el atleta Juan Carlos Zabala había ganado la prueba de maratón de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Exhausto después de cruzar en primer lugar la línea de meta tras una carrera legendaria, Zabala, que sostenía en su mano izquierda la bandera de Argentina, tuvo que ser ayudado por un entrenador y un árbitro.
Juan Carlos Zabala (1911-1983), atleta argentino, especialista en pruebas de fondo, campeón olímpico de maratón en 1932.
Comenzó a practicar el atletismo debido a una curiosa circunstancia: tras haber pasado su infancia en un orfanato, fue adoptado por un profesor de educación física que le inculcó el amor por el deporte y resultó determinante en su formación como atleta de elite. Saltó a la fama en 1931, cuando, en el transcurso del Campeonato Sudamericano, conquistó dos medallas (de oro en 10.000 m y de plata en 5.000 m), que le consagraron como uno de los mejores fondistas sudamericanos de la época. Ese mismo año decidió subir de distancia y prepararse como maratoniano. Corrió sus primeros 42,195 km en Košice y se estrenó con victoria, lo que le hizo plantearse repetir dicha experiencia en los Juegos Olímpicos que habrían de celebrarse en Los Ángeles al año siguiente.
Juan Carlos Zabala no sólo corrió dicho maratón sino que, además, ganó la medalla de oro y pasó a las respectivas historias del deporte de su país y del propio atletismo, en tanto que las circunstancias de la carrera la convirtieron en legendaria. Zabala era primero cuando se había disputado la mitad del recorrido, pero posteriormente se vio superado por dos rivales, el finlandés Lauri Virtanen y el escocés Duncan Wright. Pese a ello, Zabala remontó y recuperó la primera posición. Virtanen se retiró, pero otro corredor, el británico Sam Ferris, se lanzó de forma implacable en busca del argentino. Finalmente, éste llegó primero con una marca de 2h 31m 36s (que suponía un nuevo récord de los Juegos Olímpicos), aventajando a Ferris en tan sólo 19 segundos. Zabala llegó exhausto a la línea de meta y se derrumbó nada más cruzarla. En las fotografías que recogieron tal instante se puede observar la cara de sufrimiento del atleta argentino, el cual, tras consumar su victoria, tuvo que ser atendido y mantenido en pie por un entrenador y un árbitro. Era el primer atleta de habla hispana que ganaba el maratón olímpico y, curiosamente, el primer maratoniano que subía a lo más alto del podio olímpico, ya que el cajón para destacar a los atletas vencedores de cada prueba se inauguró precisamente aquel año. También compitió en el maratón de los Juegos Olímpicos de Berlín (1936), pero, pese a prepararse a fondo para el mismo (batió los récords sudamericanos de 10.000 m y 20.000 m), en su segunda experiencia olímpica tuvo que retirarse cuando sólo faltaban 10 kilómetros.
Gracias a su gesta, Zabala impulsó la práctica del maratón en Argentina y pronto tuvo sucesores, entre ellos Reynaldo Gorno y Delfo Cabrera.
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