Jorge Icaza Coronel (1906-1978), escritor ecuatoriano que comenzó a escribir novelas muy críticas con respecto a la situación de su país y representante de la novela indigenista.
Nacido en Quito (Ecuador), estudió en la Universidad Central de esa ciudad y en el Conservatorio Nacional. Tras licenciarse, fue actor teatral y dramaturgo, y sobrevivió trabajando para el departamento de Hacienda de su país. En 1933, su obra teatral El dictador recibió duras críticas de las autoridades, por lo que comenzó a escribir novelas y, aunque abrió una librería, nunca abandonó su cargo gubernamental.
La publicación de su primera novela, Huasipungo (1934), hizo que las autoridades ecuatorianas se arrepintieran de haber censurado su anterior obra teatral, pues el libro constituyó no sólo una salvaje crítica a la actitud de los terratenientes respecto de los indígenas, sino que, además, tuvo un enorme éxito de público y fue traducida a varios idiomas. Está considerada como la obra ecuatoriana más famosa y es la novela indigenista por excelencia. En ella se describe cómo las pequeñas propiedades que los terratenientes entregaban a los indígenas como compensación por su trabajo, les eran robadas más tarde por los mismos terratenientes y, cuando aquéllos protestaban por el atropello, eran asesinados. Crítica despiadada de los abusos del capitalismo y de la explotación de los indígenas, el libro fue recibido con desagrado por las clases más pudientes de la sociedad ecuatoriana y por la Iglesia, y muchos lo criticaron afirmando que era un libro pobremente construido y escasamente interesante, mientras que otros alabaron la fuerza y la belleza del lenguaje, y su maestría a la hora de describir los ultrajes a los que eran sometidos los pueblos indígenas. De estructura tradicional, utiliza abundante léxico indígena, lo que obliga a leer la obra con ayuda de un vocabulario.
Tras esta novela, Icaza continuó escribiendo relatos breves y otras novelas, y retomó el teatro. Entre sus novelas destacan En las calles (1935) y El chulla Romero y Flores (1958). Toda su obra se caracteriza por un estilo sobrecargado: los personajes quedan esbozados, más que retratados, y los acontecimientos se desarrollan a gran velocidad. Numerosas instituciones académicas han reconocido su eminencia, como lo demuestra el hecho de que fue invitado a impartir numerosos seminarios y conferencias por todo el mundo. Ocupó numerosos cargos diplomáticos y entre 1973 y 1977 fue embajador en la Unión Soviética, Polonia y la República Democrática Alemana.
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