Obdulio Varela





Obdulio Varela

Obdulio Varela
En la imagen, dos mitos de la historia del fútbol uruguayo, Enzo Francescoli (a la izquierda) y Obdulio Varela (a la derecha). Esta fotografía fue tomada muchos años después de que El Negro Jefe (apelativo por el que era conocido Varela) participara en el partido más famoso de todos los tiempos, la final de la Copa del Mundo celebrada en Brasil en 1950. Su liderazgo en el césped del estadio de Maracaná fue determinante para que la selección uruguaya derrotara a la brasileña, anfitriona y favorita, y provocara una auténtica tragedia nacional en Brasil.

Obdulio Varela (1917-1996), jugador uruguayo de fútbol, el más célebre de su país junto a José Nasazzi y, sin duda, el héroe del partido más apasionante de la historia del fútbol, la final de la Copa del Mundo de 1950.

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TRAYECTORIA CON CLUBES
Obdulio Jacinto Muiño Varela, su nombre completo, nació el 20 de septiembre de 1917 en Montevideo. Se formó como jugador en el Deportivo Juventud (en el que ingresó en 1936) y en 1937 pasó al Wanderers de su ciudad natal. Actuaba como eje defensivo en el centro del campo, estaba dotado de un físico portentoso y su presencia resultó siempre intimidatoria, por lo que recibió el sobrenombre de El Negro Jefe. En 1943 firmó contrato por el Peñarol de Montevideo, club en el que permaneció hasta 1955, año de su retirada. En el equipo aurinegro coincidió con jugadores de la talla de Roque Máspoli, Alcides Edgardo Ghiggia y Juan Alberto Schiaffino (que también le acompañarían en la gesta mundialista de 1950), entre otros. Con el Peñarol, conquistó seis títulos del Campeonato Uruguayo (1944, 1945, 1949, 1951, 1953 y 1954).

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TRAYECTORIA CON SU SELECCIÓN
Disputó 51 partidos internacionales con la selección nacional de Uruguay. Sus mayores éxitos vistiendo la camiseta celeste fueron los triunfos alcanzados en el Campeonato Sudamericano (actual Copa América) de 1942 y en la Copa del Mundo celebrada en 1950 en Brasil. También participó en el Mundial de 1954, con 37 años de edad.
Su actuación en la final de 1950 ha sido comentada en infinidad de artículos y ensayos. Radamés Mancuso escribió un libro titulado Obdulio, el último capitán; Paulo Perdigao lo recogió en Anatomía de una derrota y, más recientemente, en junio de 1990, Jorge Alberto Valdano publicó un relato titulado La derrota más grande del Mundo.
Aquel encuentro se disputó en el estadio de Maracaná (construido expresamente para la ocasión) ante más de 200.000 espectadores. Sigue siendo, hasta la fecha, la más alta cifra de aficionados congregados para presenciar un partido de fútbol. Al combinado brasileño le bastaba el empate para alzarse con el título, y en la segunda mitad se adelantó por medio de Friaça. Varela reaccionó de una manera extraña: con el balón bajo el brazo se dirigió hacia el juez de línea y el árbitro y pasó casi dos minutos hablando con ellos. Según él mismo explicó, trataba de enfurecer a los rivales y enfriar el partido: “Los brasileños estaban furiosos, la tribuna gritaba, un jugador me vino a escupir, pero yo, nada, serio no más. Cuando volvimos a jugar de nuevo, ellos estaban ciegos, no veían ni su arco de furiosos que estaban”. Uruguay remontó el partido con goles de Ghiggia y Schiaffino, y Varela, como capitán, tuvo que recoger la Copa casi a escondidas. Brasil vivió la mayor frustración de su historia contemporánea, no sólo a nivel futbolístico, sino también social. El propio Varela reconoció, ya en la década de 1980: “si jugásemos cien veces aquel partido, lo perderíamos las cien”. Paradójicamente, después de su retirada, dejó de asistir a los campos de fútbol, apenas recibía a la prensa y no quería saber nada de este deporte. A principios de la década de 1990, se le vio en la cancha del Peñarol y fue noticia de ámbito nacional. Falleció el 2 de agosto de 1996 en Montevideo.

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