Iván IV, el Terrible




Iván IV, el Terrible Primer zar de Rusia (Kolomenskoïe, 1530 - Moscú, 1584). Era hijo del gran príncipe de Moscú Basi-lio III, a quien sucedió con sólo tres años (1533). Durante su infancia sufrió las intrigas y violencias de los clanes nobiliarios que se disputaban el poder (y que provocaron la muerte de su madre, la regente Elena Glinski, en 1538). A los 13 años comenzó su lucha por afirmar la Monarquía, eliminando a los boyardos más influyentes. En 1547 fue el primer «zar de todas las Rusias» que se hizo coronar como tal con arreglo al rito bizantino (pasando de ser Iván IV de Moscú a ser Iván I de Rusia). En lo sucesivo prescindió de la asamblea de los nobles (Duma) y gobernó a través de su consejo privado, apoyándose en la pequeña nobleza, la Iglesia ortodoxa y la guardia real. Completó la unificación y centralización del Estado, iniciada por su predecesores, con la promulgación de una recopilación legislativa común para toda Rusia (Código Sudebnik, 1550), la reforma de la Iglesia rusa con un nuevo código de derecho canónico (Stoglav, 1551) y la modernización técnica del ejército (introducción de armas de fuego por expertos extranjeros). La persecución de la aristocracia tradicional de los boyardos fue sangrienta, asesinando a muchos de ellos y deportando a otros a colonizar las regiones recién conquistadas. Convirtió vastos territorios del centro de Rusia en dominios reservados, administrados por una milicia fiel al zar (la Oprichnina); para ello arrebató dominios a los boyardos, que luego repartió entre esta nueva casta de la pequeña nobleza de servicio. Los intentos de resistencia, como el que llevó a la rebelión de Novgorod en 1570, fueron aplastados por la fuerza. Al mismo tiempo, lanzó a sus ejércitos a continuas guerras de expansión: en el sur conquistó los kanatos tártaros de Kazán (1552) y Astrakán (1556), que extendieron Rusia hasta el mar Caspio, pero tuvo que sufrir la contraofensiva de los tártaros de Crimea, que llegaron a tomar e incendiar Moscú (1571); en el norte la larga Guerra de Livonia (1558-83) le proporcionó una salida al Báltico tras derrotar a la Orden Teutónica, aunque luego la perdió a manos de Suecia. Las guerras, excesos y atrocidades de Iván el Terrible provocaron grandes dificultades económicas, empobreciendo a la agricultura rusa. A pesar de que vinculó legalmente a los campesinos a la tierra que trabajaban, estableciendo la servidumbre de la gleba, muchos campesinos huyeron de Rusia y Ucrania; algunos de éstos (los cosacos) emigraron al este para fundar comunidades libres, facilitando así el inicio de la colonización de Siberia, que Iván IV había encomendado a la familia Stroganov (1558). El despotismo del zar le llevó al extremo de asesinar a su hijo y heredero en un acceso de cólera (1581); así pues, cuando murió hubo de sucederle un niño demente, Teodoro I, bajo la regencia de un noble de la Oprichnina (Boris Godunov), dando paso a una época de anarquía. Bajo la dictadura de Stalin, sin embargo, las atrocidades de Iván el Terrible fueron presentadas a los rusos (por ejemplo, en la película que le dedicó Eisenstein) como una necesidad histórica, en un claro intento de buscar precedentes que justificaran la brutalidad estalinista.

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