Robespierre, Maximilien de (1758-1794), abogado y político francés que llegó a ser una de las figuras más destacadas de la Revolución Francesa y uno de los principales responsables del periodo de la misma denominado Reinado del Terror.
Nació en Arras el 6 de mayo de 1758 y estudió en el colegio Luis el Grande de París y en la Escuela de Leyes. Se convirtió en un acérrimo defensor de las teorías sociales del filósofo francés Jean-Jacques Rousseau. Fue elegido diputado de los Estados Generales que se convocaron en mayo de 1789, poco antes de que estallara la Revolución Francesa, y más tarde sirvió en la Asamblea Nacional Constituyente, donde destacó pronto por su ferviente y brillante oratoria. En abril de 1790 pasó a ser presidente del club jacobino y adquirió popularidad como enemigo de la monarquía y defensor de las reformas democráticas. Se enfrentó a los girondinos, grupo más moderado que se había convertido en la facción dominante en la Asamblea Legislativa constituida en 1791.
Tras abolirse la monarquía en agosto de 1792, Robespierre fue elegido diputado de la Convención Nacional por París. Miembro del grupo de La Montaña, reclamó insistentemente la ejecución del rey Luis XVI. En mayo de 1793, apoyado por el pueblo de París, obligó a la Convención Nacional a expulsar a los girondinos. En el mes de julio, ingresó en el Comité de Salvación Pública y no tardó en hacerse con el control del gobierno ante la falta de oposición. Francia se hallaba sumida en el caos, por lo que Robespierre, secundado por el Comité, procedió a eliminar a todos aquéllos a los que consideraba enemigos de la revolución, tanto extremistas como moderados, con el propósito de restablecer el orden y reducir el peligro de una invasión exterior. Esta política originó el llamado Reinado del Terror y provocó que en marzo y abril de 1794 fueran ejecutados los líderes revolucionarios Jacques Hébert y Georges Jacques Danton. En mayo, la Convención Nacional, presionada por Robespierre, proclamó el culto al Ser Supremo -basado en el deísmo de Rousseau- como religión oficial. Los católicos y ateos rechazaron este decreto, pero el dirigente francés aún contaba con el poderoso apoyo de los sans culottes (clases bajas) de París y fue elegido presidente de la Convención Nacional en junio.
Mientras tanto, el Terror se había intensificado y muchos miembros influyentes de la Convención y del club jacobino comenzaron a temer por su vida ante la creciente agresividad de los discursos de Robespierre. Las medidas extremas de seguridad parecieron innecesarias tras una serie de victorias militares de Francia y se organizó una conspiración para poner fin al dominio político del líder jacobino. El 27 de julio de 1794 se le prohibió dirigirse a la Convención Nacional y quedó bajo arresto. Numerosos seguidores se rebelaron en su apoyo, pero fueron reprimidos. Robespierre murió guillotinado el 28 de julio junto con sus más próximos colaboradores, Louis Saint-Just y Georges Couthon, y diecinueve de sus seguidores. Al día siguiente fueron ejecutados otros ochenta partidarios suyos.
OTRA BIOGRAFIA
(Arras, Francia, 1758-París, 1794)
Político y revolucionario francés. Primogénito de un abogado, Maximilien de Robespierre quedó huérfano de madre a los nueve años. Poco después, su padre emigró a América, dejándolo al cuidado de unos parientes, junto a sus otros tres hermanos.
Protegido por el obispo de su ciudad, Maximilien de Robespierre estudió con una beca en el colegio Luis el Grande, donde tuvo como condiscípulos a Desmoulins y Fréron. Tras graduarse en derecho en París, en 1781 regresó a Arras, donde ejerció la abogacía.
Afín a las ideas liberales y al pensamiento de Rousseau, Robespierre criticó el sistema judicial y el absolutismo monárquico y abogó por los principios de libertad, igualdad y fraternidad. En abril de 1789 fue elegido diputado por el tercer estado de Artois en los Estados Generales y, venciendo su timidez, se reveló en la Asamblea como un elocuente y fogoso orador.
Robespierre defendió la concesión de los derechos políticos a todos los ciudadanos, el sufragio universal y directo, las libertades de prensa y reunión, la educación gratuita y obligatoria y la abolición de la esclavitud y de la pena de muerte. Su fama de hombre íntegro y de costumbres austeras le ganó el favor de las gentes, que comenzaron a llamarlo el Incorruptible.
Durante el período legislativo Robespierre afirmó su ascendencia en el Club de los Jacobinos, si bien su oposición a la guerra, por considerar que favorecía a la causa contrarrevolucionaria, lo enfrentó a los girondinos.
Tras la insurrección de la Comuna en 1792, Robespierre fue elegido miembro de la misma y desde ella promovió la sustitución de la Legislativa por la Convención, constituida finalmente el 20 de septiembre. Elegido diputado por París y convertido en uno de los principales dirigentes del partido de la Montaña, utilizó su tribuna para atacar a los girondinos y buscar su exclusión de la Convención, sobre todo después de la traición del general Dumouriez.
Conforme se aceleraba el curso de la Revolución, Robespierre defendió al Comité de Salvación Pública, del cual entró a formar parte en julio de 1793, y la institución de una dictadura para lograr la unidad de la República ante sus enemigos tanto extranjeros como interiores, así como también para afrontar la falta de recursos.
Convencido de que el orden constitucional, al que aspiraba la Revolución, era distinto del orden revolucionario que debía llevar a él, Robespierre instituyó el terror como mecanismo para construir una sociedad transparente y sana. Con este propósito eliminó a los «radicales» (hebertistas) y girondinos en marzo de 1794, con el apoyo de Marat y Danton, y en abril, a los «indulgentes», entre ellos el propio Danton, aunque no sin vacilaciones.
Acumuló entonces Robespierre todo el poder en sus manos, junto con Couthon y Saint-Just; en marzo, intentó una redistribución de las riquezas (decretos de Ventose) y trató de restaurar la religión como pilar del Estado y de la moral, para lo que estableció el culto al Ser Supremo, cuyo apogeo fue la fiesta del Ser Supremo, celebrada el 8 de junio. Ese mismo mes Robespierre llevó todavía más lejos la represión, suprimió las últimas garantías procesales que les quedaban a los acusados e incluso amenazó la inmunidad de los diputados, lo cual le sustrajo sus principales apoyos, incluido el popular, muy afectado por las medidas económicas.
Su posición y la del grupo que lo alentaba se convirtió en insostenible a partir del momento en que la situación militar de la República se consolidó, gracias a la victoria de Fleurus (26 de junio). Una alianza de opositores, entre ellos Carnot, Fouché, Tallien, Fréron y Billaud-Varenne, logró el control de la Convención, que ordenó su detención y la de sus más próximos partidarios. La sublevación de la Comuna en su favor no impidió su arresto –tras un fallido intento de suicidio de un pistoletazo– y su posterior ejecución en la guillotina el 28 de julio, 10 de Termidor, junto a Couthon y Saint-Just.
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