Nació el 15 de Febrero de 1815 en San Juan. Sus padres fueron Paula Albarracin y Clemente Sarmiento.
Desde pequeño se destacó como alumno, por su afán de superación. Tenía sólo 14 años cuando instruía en San Francisco de Monte de Oro, en San Luis, a diversos jóvenes de este pueblo. Trabajó en el comercio en San Juan y años más tarde tuvo que exiliarse en Chile, ya que fue perseguido por sus ideales políticos. Allí fue maestro y minero. De regreso a su pueblo natal, fundó el periódico El Zonda y una escuela para mujeres. Siendo nuevamente perseguido debió marcharse nuevamente a Chile. En ese país continuo como maestro, y se dedicó al periodismo. Publicó varios libros entre ellos: Recuerdos de Provincia y Civilización y Barbarie.
Sarmiento regresó a su patria para integrarse al Ejército Grande de Urquiza, para enfrentar a Rosas. Luego fue legislador, ministro y fundador de escuelas primarias y periodista.
En 1862 fue elegido gobernador de San Juan, cargo que dejó para ser representante diplomático ante los EE. UU.
Desde 1868 hasta 1874 fue presidente de la república, donde trabajó intensamente para el progreso del país. Creó el Colegio Militar, la Escuela Naval, instaló bibliotecas e inauguró el Observatorio Astronómico de Córdoba.
Concluido su gobierno desempeñó diversos cargos públicos; fue Director General de Escuelas de Bs.As., publicó otros libros y se dedicó intensamente al periodismo.
En busca de mejoría viajó a Asunción del Paraguay, donde murió a los 77 años de edad, el 11 de Septiembre de 1888. En esa fecha se recuerda el Día del Maestro, en Argentina.
Sarmiento, el Mujeriego
Sarmiento cuenta en "Recuerdos de provincia" que durante su época juvenil lideraba una patota que se enfrentaba, con piedras y palos, a los pibes de otros barrios de San Juan. Esta es una estampa lejana de la que dice que nunca falto a clase y que era un alcahuete de escuela, que el mismo Sarmiento pinta también, en "Recuerdos de provincia". En su vida hizo de todo: política, educación, fue escritor, periodista, sociólogo, militar.
Pero la realidad es que Sarmiento era un revoltoso, y le gustaban mucho las mujeres. Por ellas sufrió mucho, ya que tubo mas de un desdén amoroso, si bien era un buen conversador su apariencia no ayudaba mucho ya que era feo, torpe y mal aliñado. El mismo Sarmiento dice "En París compré una copia de la Venus de Milo, en cuya base puse esta inscripción: «A la grata memoria de las mujeres que me amaron y me ayudaron en la lucha por la existencia»", y agrega "Hay las mujeres de la Biblia, hay las mujeres de Shakespeare, hay las de Goethe. ¿Por qué no he de tener mí las mujeres de Sarmiento?".
Su vida amorosa se abre, con una joven de 20 años llamada Jesús del Canto. Ella era una chilena de buena familia. Se conocen durante el exilio de Sarmiento en Chile, al cual parte en 1831. Sarmiento se establece como maestro en San Francisco del Monte, y era tan joven como ella. Ese amor fugaz le dejó una hija. No se casaron, pero Sarmiento reconoció a la niña y le puso de nombre Faustina, luego la envió a San Juan para que su madre, doña Paula Albarracín, y sus hermanas la hicieran vivir con ellas y la educaran. Aparentemente la madre de la niña desaparece de la vida de Sarmiento, pero su hija Faustina va a seguir con él durante toda su vida; junto con ella y sus nietos va a pasar sus últimos días de vida en el Paraguay.
A fines de 1845 parte de Chile en un viaje que lo llevara por Europa, Estados Unidos y Africa. Luego de casi tres años vuelve a Chile, a Valparaíso. Antes de su viaje, pasaba sus días en la casa de Benita Martínez de Pastoriza, una joven señora casada con un hombre mucho mayor que ella, llamado Castro Calvo. Benita tubo un hijo con este hombre, del que se penso a Sarmiento como verdadero padre. O sea que rumores de una relación con la señora, casada, no faltaban. Sarmiento volvió el 24 de febrero de 1848 y el 19 de mayo se casa con Benita, adoptando al chico y dándole su apellido. El cual ya tenia tres años y pasa a llamarse Domingo Fidel Sarmiento. Benita era inteligente y muy hermosa, pero demasiado celosa. Estos celos monstruosos (como vimos no sin fundamento) llevan el matrimonio al fracaso.
En 1855, Sarmiento vuelve a la patria que lo vio nacer, y a un nuevo amor. A su nueva enamorada ya la había conocido en 1840, en Montevideo, ella entonces tenia nueve años y se llamaba Aurelia Vélez Sársfield, hija de Dalmácio Vélez Sársfield. La volvió a ver, ya adolescente, después de la batalla de Caseros (1852). Pero en su vuelta a Buenos Aires la encontró hermosa, inteligente, escritora y también política. Era el tipo ideal de mujer para Sarmiento, lastima que este estuviera casado.
En Buenos Aires, Sarmiento se desempeña como concejal de la Municipalidad, Jefe del Departamento de Escuelas, senador y periodista de El Nacional en reemplazo de Mitre, todo simultáneamente. Luego, durante las noches, acude a las tertulias en casa de los Vélez Sársfield. Su mujer mientras tanto estaba en Chile con Dominguito, pero en 1857 se impacienta y parte a Buenos Aires en busca de su amado. A Sarmiento se le viene abajo el ambiente ideal. En esta época comienza a cobrar odio por sus esposa Benita.
Aurelia también era casada. En su juventud había huido de casa con su primo Pedro Ortíz Vélez y se casaron. Pero luego de ocho meses Pedro Ortíz se presenta en casa de su suegro, con su mujer, Aurelia. Desde esa noche Aurelia queda para siempre en la casa de su padre, suprime el apellido de casada, y nunca mas vuelve a hablan de su marido. De este último lo único que se supo fue que viajo a Chile.
Sarmiento parte a San Juan como gobernador. Durante su gobierno, escribió cartas a su esposa, a Dominguito y a su amada Aurelia. Pero quiso la mala fortuna que una de las cartas de amor destinadas a Aurelia cayera en manos de Dominguito, el cual se la mostró a su madre Benita. Dominguito partió a San Juan en misión pacificadora, quería reunir a sus padres. Pero Sarmiento decidió "cortar de raíz con los males". Se separan luego de 14 años de matrimonio. También se entera de que Benita lo engañaba con otro y que estaba embarazada.
Luego de dos años de gobierno en San Juan, parte a EE.UU. como embajador. Seguía enamorado de Aurelia, pero esto no le impidió tener un romance con su profesora de ingles, una señora jovencita y puritana a la que le llevaba 30 años (55 a 25 años). Como no podía ser de otra manera, ella estaba casada, con un médico que Sarmiento definió como "ser encantador". Su aventura con Ida Wickersham duró mucho tiempo, siguió por carta, luego que él retornara al país, en 1868, elegido presidente de la República. Divorciada de su marido, Ida le pide que la traiga con el grupo de maestras norteamericanas. Le escribe cartas de amor hasta 1881, estaba profundamente enamorada, pero Sarmiento amaba a otra, Aurelia Vélez Sársfield. Eso no fue mas que una cañita al aire.
Ya avanzado en años Sarmiento parte al Paraguay, en busca de climas mejores. A sus 77 años le escribe a Aurelia, "Venga al Paraguay y juntemos nuestros desencantos para ver sonriendo pasar la vida. Venga pues a la fiesta donde tendremos ríos espléndidos, el Chaco incendiado, música, bullicio y animación. Venga, que no sabe la bella durmiente lo que se pierde de su príncipe encantado." Aurelia parte al Paraguay, pero no alcanza a verlo con vida. En la madrugada del 11 de septiembre de 1888, le pide a su nieto (de Jesús del Canto) que lo siente en la cama para ver el amanecer, el último que vería.
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